Hervey Rivera / @herveyrivera
Hasta ahora, los generales y el generalísimo de la autodenominada “cuarta transformación” han dado pasos para vislumbrar cuál será el modelo de universidad que pretenden respaldar. El pasado 9 de diciembre, el Senado votó mayoritariamente a favor una nueva Ley de Educación Superior que abordaré en la siguiente entrega.
El Sistema Nacional de Educación Superior contempla tres subsistemas: el universitario, el tecnológico-politécnico y el de normales e instituciones formadoras de docentes.
En el subsistema universitario se encuentran instituciones privadas; entre estas, aquellas que cuentan con Registro de Validez Oficial de Estudios (RVOE) que expiden las entidades o la Federación, algunas con autonomía, omo la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) o el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM); y las universidades públicas en prácticamente todos los estados, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En el segundo subsistema se encuentra el Instituto Politécnico Nacional (IPN), los institutos tecnológicos, las universidades tecnológicas y politécnicas.
El tercer subsistema está conformado por las escuelas normales públicas y privadas, las primeras han tenido en el pasado una relación conflictiva con el gobierno federal y de los estados.
Dentro de las acciones de gobierno en esta materia destaca la construcción y operación de 140 Universidades para el Bienestar Benito Juárez (UBBJ) ubicadas en todo el país en zonas rurales o de alta marginación con programas educativos que resolverían problemáticas regionales que, según estimaciones, requerirán mil millones. Raquel Sosa Elízaga, secretaria del Bienestar, funge como titular del Órgano de Gobierno del Organismo Coordinador de las Universidades. En estas instituciones no habrá examen de admisión y todos los estudiantes contarán con una beca mensual de 2 mil 400 pesos. Sin duda, llevar educación superior a localidades alejadas y marginadas siempre será loable. Solo una evaluación sobre la calidad de programas, docentes, infraestructura y egresados comprobará si la medida impactó positivamente en la población.
Llama la atención en las UBBJ la operación de programas como derecho (2 sedes), medicina (9 sedes), enfermería y obstetricia (4 sedes) y medicina veterinaria y zootecnia (4 sedes), licenciaturas con una alta demanda en las universidades donde se ofrecen. En el caso del estado de Puebla y de la Ciudad de México, cuentan con la Facultad de Medicina de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y la Facultad de Medicina de la UNAM, respectivamente. Ambas escuelas tienen prestigio y calidad académica indudables. De igual manera, el programa es ofrecido en el IPN, la UAM.
¿Hay déficit de médicos generales?
Por supuesto. Las autoridades tomaron la decisión más complicada: partir desde cero en programas que requieren personal, equipo e instalaciones especializadas, en lugar de apoyar lo existente.
En este punto externaré una hipótesis de trabajo: la desconfianza de la 4T a las instituciones autónomas y la tendencia de un control sobre las mismas que abordaré en la siguiente entrega.