Palabra de mujer
Rocío García Olmedo / [email protected] @rgolmedo rociogarciaolmedo.blogspo.mx
Hace 75 años la ONU adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos y estableció el 10 de diciembre como su día. Treinta artículos, en cuyo centro está la dignidad humana, la conforman.
Hace algunos años en una mesa de café, comentando la última publicación del Lic. Guillermo Pacheco Pulido sobre los derechos humanos, a la pregunta de cuáles son estos, la respuesta fue: todos.
Son garantías inherentes a las personas, sus principios están por encima de ideologías y se arraigan en los valores.
De ahí que recién recordada esta fecha es importante visibilizar la constante violación a derechos humanos en México. La lista es larga y me referiré sólo a uno: el de la educación, visible por las evaluaciones que recién conocimos.
En 2019 fue aprobada una reforma educativa impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador; era un nuevo modelo educativo que establecía una formación integral con sentido humano para niñas, niños y adolescentes.
Fue instituida vía una Nueva Escuela Mexicana.
A cuatro años de distancia, en los resultados de la evaluación que cada tres años aplica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), llamada PISA, no nos fue bien.
Esta mide el rendimiento académico, conocimiento y habilidades de alumnos en Lectura, Matemáticas y Ciencias.
Otras pruebas nacionales recientes ya lo reflejaban.
¿Cómo enfrentar las desigualdades y las brechas si no podemos empezar por reconocer el retroceso que vive el país?
La vacilada en voz del presidente fue escucharle decir que esa prueba –PISA– es neoliberal. ¿Y las otras pruebas? seguro no sabe que se aplicaron.
Que si fue producto de la pandemia que enfrentamos, todos los países en el mundo la vivieron. Que tuvieron que cerrarse las escuelas en México por 70 semanas, muchos otros países lo hicieron.
La realidad es que algo no se está haciendo bien en materia educativa y hay que reconocerlo. Las evaluaciones sirven para ver dónde hay retrocesos, detectar necesidades y definir prioridades.
Permanecer en la mediocridad es la amenaza actual para nuestros alumnos.
¿Por qué no se han otorgado más recursos para una política emergente?
Si durante todo el tiempo en que estuvieron cerradas las escuelas se perdieron los hábitos de convivencia, de adquirir conocimiento y valores éticos ¿por qué no se previó? Se dejó sin atender la salud mental de niñas, niños y adolescentes.
El conocimiento y habilidades esenciales para participar de forma plena en la sociedad es a lo que debemos aspirar.
La educación es un derecho e invertir en él es una obligación del Estado.
Sólo así México podrá garantizar el acceso a la educación a 75 años de haberse adoptado la Declaratoria Universal de los Derechos Humanos.