Por: Adolfo Flores Fragoso / [email protected]
Aduanas y Protección de Fronteras de los Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) es la responsable de la intercepción de narcóticos ilícitos antes de que ingresen a los EU. Su papel es combatir el aumento de la epidemia de opiáceos (particularmente heroína, en su versión “pura”) y el uso creciente de fentanilo que ha llegado a niveles “abrumadores”, según el reporte del Senado de los Estados Unidos, ya comentado la semana pasada en este espacio.
Una investigación solicitada por el Comité de Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales reportó que la CBP enfrenta una escasez significativa de personal aduanal, que pueda comprometer sus esfuerzos para incautar opioides adicionales antes de que ingresen a la Unión Americana. Por cierto, un ingreso que se da mínimamente por la frontera con México, por lo que han determinado lo innecesario del “muro”.
Actualmente, la CBP recopila datos y estadísticas sobre las incautaciones de opioides, a través de su Oficina de Operaciones de Campo que controla las acciones en las aduanas, con el apoyo complementario de la Patrulla Fronteriza.
La preocupación del Senado de los Estados Unidos está basada en problemas de tráfico de drogas que no han sido atendidos de origen. Pero, ¿qué información han recabado en los últimos cinco años para sustentar la existencia de esta otra incontrolada epidemia de drogas? Aquí las cifras:
Entre 2013 y 2017 fueron incautados 11 mil 523 kilogramos de opiáceos, 88% interceptados por la CBP, de las cuales 75% fueron en las aduanas de la franja fronteriza con México. Sin embargo, a 2019, el ingreso por esta frontera se redujo a 60%.
De 2016 a 2019, el decomiso en general de fentanilo en Estados Unidos aumentó 143%. En el mismo periodo 2016-2019 (y es el dato más duro) calculan que la introducción ilegal de fentanilo fue a través del transporte express (UPS, DHL y FedEx) y se quintuplicó por estos medios. Los puertos de entrada en el área de San Diego contribuyeron a la mayor parte de este aumento en la proporción de opioides interceptados.
Pese a esta situación, la administración Trump propuso para el año fiscal 2019 que fueran aumentados los recursos financieros y la rotación de personal sólo en la Patrulla Fronteriza y de Inmigración, no así el presupuesto y el número de nuevos oficiales aduanales que fortalecerían los puertos de entrada a cargo de la CBP.
Esta decisión encendió los focos rojos en el Senado y, en febrero de 2019, Claire MacCaskill presentó un proyecto de Ley de Seguridad Fronteriza y Portuaria donde autorizan a la CBP la contratación de 500 nuevos agentes cada año hasta cumplir con un modelo eficiente de rotación de personal y de seguridad aduanal. La propuesta de ley y las contrataciones, hasta el actual año, siguen en el limbo.
Y en tiempo de pandemia las adicciones crecieron y las consecuencias están a la vista. En su reporte anual, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de la Unión Americana hace un comparativo: en 2016, el promedio de daños irreversibles a la salud y muertes provocado por sobredosis de opioides fue aproximadamente de 116 personas diariamente en los Estados Unidos, lo que representó más de 42 mil casos en un solo año. Detalla que mientras muchos adictos todavía usan heroína y opiáceos de venta libre, la aparición de fentanilo rápidamente aumentó la letalidad de la epidemia de opioides.
La cifra actualizada a 2020 es alarmante: un promedio de casi 300 hospitalizados de gravedad y muertos diariamente, consecuencia del confinamiento por la pandemia del COVID-19 en los Estados Unidos.
Según cifras de los Centros (estatales) para el Control y la Prevención de Enfermedades por Adicciones correspondientes al año 2019, la mayoría de los casos de muerte o sobredosis atendidas por el consumo de fentanilo están relacionados con sustancias producidas ilícitamente, 90% de los cuales provenían de China.
El fentanilo es extremadamente poderoso. Una dosis letal para el hombre adulto promedio asciende a sólo dos miligramos. La mayoría del fentanilo chino es producido en laboratorios no autorizados y no supervisados antes de que se envíe a México o directamente, la mayoría, a los Estados Unidos.
Una vez que cruza las fronteras terrestres y marítimas de los Estados Unidos, el fentanilo a menudo se combina con otras sustancias y se enmascara como heroína, oxicodona y otros opioides. Según la DEA, es cada vez más común mezclarla con adulterantes y diluyentes, y vendida como heroína, sin heroína presente en el producto.
Según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de los Estados Unidos, 80% de los estadounidenses que usan heroína (incluidos los que están en tratamiento) informaron haber comenzado su adicción malutilizando opioides recetados.
Los puertos de entrada de estos productos incluyen los cruces fronterizos terrestres, puertos marítimos de carga, instalaciones de correo internacional (oficial y exprés), así como aeropuertos. Lo cierto es que la mayoría de las drogas ingresan a través del correo exprés. Evadiendo el “muro” de Trump.