Fernando Thompson de la Rosa/ @cyberthompson
Uno de los mejores inventos que ha dado como fruto la inteligencia de múltiples científicos e ingenieros comenzó poco antes de 1970 con el proyecto Arpanet, financiado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos.
La Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) y la de Stanford jugaron un papel fundamental en el desarrollo de esta red de computadoras experimental.
La colaboración entre mentes brillantes de Estados Unidos en un inicio y la de aliados contra la otrora Unión Soviética, como Francia y el Reino Unido, allanó el camino para lo que vendría a ser lo que hoy conocemos como internet.
La red originalmente permitiría que las agencias de gobierno, científicas y fabricantes de armamento estuvieran en comunicación constante a pesar de un ataque en su territorio.
Son cientos de personas las precursoras de internet pero le adjudicamos a Vinton Cerf el ser conocido como El Padre de Internet, porque fue una figura clave en la creación del protocolo TCP/IP, que permitió la comunicación entre diferentes tipos de computadoras en la red.
Más adelante, el otro padre fue Tim Berners-Lee: desarrolló la World Wide Web (WWW), que hizo que internet fuera accesible para el público en general, es decir, creó lo que conocemos hoy como HTML o lenguaje utilizado en portales de internet, el acceso a portales de internet a partir del protocolo http y más.
A finales de los 80 del siglo pasado, el internet llegó a México, cortesía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Tecnológico de Monterrey.
Ambas casas de estudio desempeñaron con certeza un papel importante en la adopción temprana de internet.
No mucha gente sabe que un ingeniero mexicano salido del Tec para continuar estudios en la prestigiada universidad de Standford y posteriormente ser docente de esta última, Héctor García Molina, contribuyó al surgimiento y desarrollo de lo que hoy conocemos como Google.
El concepto central de internet es la transferencia de datos en forma de paquetes de información por tubos alrededor del mundo que nos conectan vía cables aéreos, subterráneos, marinos y también satélites.
Esto permitió la comunicación eficiente y robusta a través de la red, allanando el camino para futuras innovaciones con la consecuencia de que aumentó el consumo de ancho de banda.
Antes, con una línea telefónica y un aparato que se conocía como módem – hablo de 1991– empezó el uso masivo de correo electrónico que a la larga se convirtió en una de las aplicaciones más populares en internet.
Programas como Eudora permitieron a las personas comunicarse de manera efectiva a través de la red.
Además, la aparición de los gophers y los tablones de anuncios electrónicos (BBS) proporcionó una plataforma para compartir información y recursos.
Ya para mediados de 1990, apareció un elemento que revolucionaría aún más la comunicación: los navegadores web como Netscape, pionero en este campo al permitir una forma más sencilla y visual para gente que no era ingeniero en sistemas o científico.
Netscape permitió el auge de la World Wide Web.
Durante los años 80 y 90, internet se expandió rápidamente en Estados Unidos. Al mismo tiempo, la popularización de las computadoras personales (PCs) contribuyó significativamente a la accesibilidad de internet para el público en general.
La burbuja punto com y el auge del comercio electrónico fue una verdadera locura: una compañía que vendía alimento para mascotas en internet llegó a valer más que bancos o compañías aéreas.
Silicon Valley se volvió La Meca de la tecnología y originó una enorme canti dad de nuevos millonarios que se montaron en lo que se conoció como la burbuja de las punto com.
Para finales de 1999 empezó la debacle: empresas de internet experimentaron un auge y una caída dramática en sus valores de mercado.
Pero esto también marcó el inicio del auge del comercio electrónico, que sigue siendo una parte integral de internet hoy en día.
Compañías como Lycos, Hotbot y Yahoo existieron antes que Google y se pensaba que dominarían el mundo, lo mismo que MySpace o Hi5 antes que fuera inventado Facebook, que también sucumbieron.
A mi juicio, el verdadero punto de inflexión llegó a principios de la década de 2000 con la proliferación de dispositivos móviles que podían conectarse a internet.
Esto permitió que las personas estuvieran conectadas en todo momento y en cualquier lugar, impulsando la adopción de internet en todo el mundo conforme los precios de los dispositivos bajaban y su calidad aumentaba, así como la velocidad de transmisión.
Hoy en día, aproximadamente el 66% de la población mundial está conectado a internet, aunque el acceso sigue siendo desigual en algunas regiones, como África y por temas políticos Corea del Norte, donde sólo 0.1% de la población tiene el servicio.
Además, la inteligencia artificial (IA) se integra en la web, impulsando personalización y automatización de servicios.
El futuro de internet es muy prometedor y, al mismo tiempo, incierto.
La tecnología avanza hacia el metaverso, espacio virtual compartido en que las personas pueden interactuar, trabajar y jugar de formas nuevas y emocionantes.
Sin embargo, también se plantean desafíos en privacidad y seguridad; la inteligencia artificial invadirá internet y nadie sabe a ciencia cierta qué ocurrirá, salvo que muchas cosas van a cambiar, y esperemos que seamos lo suficientemente inteligentes a fin de que sea para bien.