Al pie de la letra
Rodolfo Rivera Pacheco
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En las últimas tres semanas no ha habido otro tema nacional que el enfrentamiento del presidente AMLO contra sus detractores de todos los ámbitos: periodistas críticos, oposición partidista, funcionarios del INE y de otros organismos autónomos y una buena cantidad de odiadores de su régimen en redes sociales, fundamentalmente en Twitter.
Los opositores de AMLO ven la oportunidad de restarle simpatías y que eso finalmente se vea reflejado en una disminución de su aprobación social, pero fundamentalmente para preparar un estado de opinión adverso a Morena para 2024. No pocos de sus críticos lo dicen abiertamente: Hay que derrotar a Morena y quien sea que fuere su candidato (a) y desde ahora tienen todas sus energías dirigidas a ese objetivo.
El problema para los opositores a AMLO es que el ambiente de polarización es justamente lo que llevó a él y su partido a ganar en forma contundente las elecciones de 2018. A López Obrador le hacen falta enemigos a los cuales combatir, denostar, enfrentar. Y todos caen puntualmente. Las redes sociales, específicamente, se han convertido en el enfrentamiento cotidiano entre enemigos irreconciliables a favor y en contra del Presidente.
Porque la ola de críticos y opositores en el ámbito periodístico provocó que resurgiera un movimiento de simpatizantes obradoristas justo cuando le hace falta al presidente, que es el tiempo previo a la consulta popular de revocación de mandato, que será la primera gran prueba para ver si sus huestes efectivamente lo siguen respaldando en forma multitudinaria. Yo desde luego pienso que no acudirán millones a esa consulta (jamás los 40 millones que hacen falta para que el resultado sea “vinculante”) y no porque AMLO no tenga millones de simpatizantes, sino porque es una votación que a la gente la verdad no le interesa demasiado y los mexicanos de por sí no somos afectos a salir a votar en masa (el abstencionismo en votaciones normales casi siempre supera el 50% y a veces mucho más).
Pero bueno, a ver si el despertar de los “amlovers” de estas últimas semanas hace que vaya más gente a la mentada consulta popular.
La segunda gran prueba para medir el ánimo pro-Morena serán las seis elecciones constitucionales en seis estados en junio próximo. Ahí sí se verá el ánimo partidista a favor o en contra del partido del presidente. Porque como he repetido muchas veces: Morena siempre va atado a lo que hace o deja de hacer AMLO. Ya se verá.
Repito, es el punto exacto para ver si hay una “ola anti AMLO en el país” o bien todo se reduce a pleitos twitteros y periodistas indignados unidos.
Y por supuesto. La madre de todas las elecciones ocurrirá en 2024 (en 2023 habrá una buena prueba también en Estado de México y Coahuila).
Ahí comprobaremos si la gente apoya o no al presidente y a quien lance como su candidato. Todo hasta ahora serán experimentos.
¿Crecerá el antilopezobradorismo y Morena perderá la Presidencia de la República? No, si hoy fueran las elecciones. Desde luego ya no ganaría Morena por más de 10 puntos porcentuales, pero ganaría. El detalle es que hoy no son las elecciones. En dos años y medio van a seguir pasando cosas. Pero si los enemigos del presidente siguen uniendo a sus fieles seguidores, creo que en 2024 aún tendrán malas noticias y habrá gobierno federal de Morena al menos un sexenio más (no creo que más, la verdad).
Finalmente, también habrá que ver si hay un Frente unido de todos los partidos de oposición contra Morena y quién sería su carismático candidato que pudiera ganar a la ola pro-AMLO. Hoy no lo veo, es la realidad.
Hoy, lo que sí veo y por lo pronto, es que el ambiente político que existe en México es el que le encanta a Andrés Manuel López Obrador: Tener enemigos a los cuales combatir. Pero si sus enemigos no convencen a la mayoría de votantes, no sirve para nada su furia. Todo queda en insultos twitteros y en algunas agrias columnas opositoras.