Notas para una defensa de emergencia
Silvino Vergara Nava
correo: [email protected] web: parmenasradio.org
Lo sé, pero no quiero saber lo que sé,
así que no sé. Lo sé, pero rechazo asumir
por completo las consecuencias de ese
conocimiento, de modo que puedo
continuar actuando como si no supiera
Slavoj Žižek
Definitivamente, es la ciencia la que está sacando adelante al mundo de la pandemia, aunque dentro de algún tiempo se sabrá si es que la ciencia no fue la que causó también esta pandemia.
Los que saben, sostienen que gracias a las vacunas contra la COVID-19 se ha podido mitigar el problema tan grave de la propagación de la enfermedad y, sobre todo, mayores consecuencias que las que se han estado viviendo.
Así como se cuenta con la vacuna para esos menesteres, le hace falta a la ciencia encontrar una vacuna que permita la prudencia a nuestros gobernantes en sus políticas públicas, su accionar y las medidas que toman ante la población.
Y es que por eso hablamos de la “vacuna ausente”, una que permita inyectar prudencia a los gobiernos, sobre todo ante esta situación que se está viviendo con la denominada cuarta ola de la pandemia, porque no pueden decir que desconocen lo que está sucediendo con su población. Cuentan con todos los datos, estadísticas, elementos y pruebas para tener pleno conocimiento de lo que está sucediendo en el día a día con la población, que bien podríamos llamarle el “efecto Aeroméxico”, que fue de las primeras compañías que se vieron afectadas por la propagación tan rápida de la enfermedad, pues tuvieron que cancelar vuelos, reprogramar salidas, sustituir pilotos destinados para un vuelo, luego los cambiaron para otros, etcétera; una serie de cambios en la compañía aquella que causaron muchos estragos a sus clientes, y, desde luego, grandes pérdidas a la empresa.
Pero esos problemas no son únicos de esa compañía, ni es la única afectada; tampoco es la noticia aislada de la semana. El problema es muy grave. Hay una disfuncionalidad en las operaciones diarias de las empresas, oficinas, talleres, comercios, negocios. Es decir, la iniciativa privada está viviendo un momento sumamente difícil con los contagiados, que está provocando lo mismo que sucede con esa compañía aérea; sin embargo, pareciera que las instancias y autoridades gubernamentales no lo observan de esa forma. Es decir, parece que hay una nula intención de “no ver lo que se conoce”, como lo cita Slavoj Žižek sobre lo que sucede en nuestra sociedad actual.
Desde luego que, para el caso de las oficinas del gobierno, juzgados, dependencias en general gubernamentales, sí pueden cerrar, dejar de prestar servicios, limitar horarios, impedir realizar trámites, no expedir licencias, autorizaciones por la pandemia, por la propagación de la enfermedad en los propios empleados, y su justificación es válida, pero pareciera que eso mismo no se ve o no se tiene interés en observar, a pesar de que se conoce, respecto a la generalidad de la población. Es decir, los particulares se encuentran en las mismas condiciones, pero para ellos no hay tregua alguna, sean las oficinas públicas que sean. Es decir, cualquier secretaría de Estado de cualquier nivel de gobierno sigue actuando como si no hubiera pandemia, pero hacia afuera exigen a los particulares una serie de requerimientos verdaderamente absurdos.
Por ello es que no se detienen los cobros de los impuestos. Si no se pagan a tiempo, sin importar causas, generan recargos. Si no se presenta un documento requerido en tiempo, causa multa. Si la autoridad corre con la ocurrencia de hacer una inspección o visita en un domicilio y no se le abre o no se proporciona información por el gobernado, aplican las consecuencias legales de los tiempos en que no había pandemia.
Es decir, a pesar de que son las dependencias de gobierno, incluyendo tribunales, juzgados, que tienen todos los datos más actualizados y recientes de lo que sucede con la enfermedad, no cuentan con la prudencia de otorgar plazos más amplios para solventar alguna obligación; de autorizar prorrogas; de exigir menos documentación e información; de permitir la entrega de documentos extemporáneos; de eximir del cobro de recargos y multas.
Existe una falta total de prudencia, que es necesaria para gobernar, sobre todo en estos tiempos en los que la pandemia no les ha afectado solamente a las instancias gubernamentales, ni la única afectada es la aerolínea mencionada, sino que esto está afectando, sobre todo, en estos inicios de 2022, de mayor forma a las empresas, tiendas, negocios, oficinas, y a éstas, como siempre, las dejan a su suerte, y cuando incumplen con sus obligaciones, pues “todo el peso de la ley”, a pesar de que saben los servidores públicos lo que está sucediendo.
Posiblemente por ello se les denomina, despectivamente, “burocracia”.
Todo parece apuntar a que no aprendimos de los grandes genocidios del siglo XX, que fueron el resultado de ese desinterés burocrático, quizá por la pésima educación de nuestro país que se encarga de poner a memorizar a los alumnos las épicas historias de nuestros héroes y las tablas de multiplicar. Por eso es que hace falta una vacuna para inyectar prudencia gubernamental, que, sin lugar a dudas, es “la vacuna ausente”.