Por: Manuel Martínez Benítez/ @manuelmtzb
En este mundo raro que estamos viviendo, algo que me llama poderosamente la atención: los datos que observamos o pareciera que son números contrastantes o se reflejan diferentes realidades. Lo digo porque al revisar cifras de datos duros y de percepción, de pronto contrastan con otras cifras como la aprobación que tiene el presidente López Obrador o algunas otras autoridades. Pero para darnos contexto, déjenme mostrarles algunos datos.
Con respecto a la pandemia de COVID-19 en México, que es el gran tema de nuestra realidad actual, al 27 de agosto hay 573 mil 888 contagios confirma – dos y 62 mil 76 defunciones, de acuerdo con los datos oficiales del gobierno federal.
Del total de personas infectadas, 47% son hombres y 53% son mujeres; 26% están o fueron hospitalizados y 74% son o fueron ambulatorios.(Ver figura 1)
Mientras, en la seguridad, que es otro de los grandes problemas que vivimos en el país, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) al corte de julio de 2020, en el país se reportaron 179 mil 385 delitos cometidos, de los cuales 29 mil 869 correspondieron a homicidios, 117 mil 266 lesiones, 566 fueron feminicidios y 617 secuestros.
Estos son sólo entre los delitos del fuero común, dejando en claro el gravísimo momento en seguridad (en medio de esta pandemia) que vivimos.
En otro rubro, el de la economía, tenemos datos nada halagadores, según el INEGI, en el segundo trimestre del 2020 se registró una caída del PIB del 18.7% en comparación con el mismo periodo del año pasado.
La caída fue en especial en el sector secundario, es decir, en el de la industria donde hubo una disminución del 25.7%, y en el sector servicios el desplome fue del 16.2%. (Ver figura 3)
Hay que enfatizar que este desplome en la actividad económica es el más gran – de en la historia moderna del país, desde 1932 no teníamos una caída de esa magnitud, lo cual quiere decir que nadie tiene claro el impacto o lo que va a pasar.
Estos datos contrastan con los que vemos publicados de encuestas nacionales sobre la aprobación del presidente en diferentes campos. Estos registros, por rubros o en global, nos llevan a considerar que el presidente tiene un nivel de aprobación alto, en el contexto donde se registra esta realidad, y les comparto unas cifras: según el agrupador de datos de opinión pública ORACULUS, en el mes de julio de 2020, Andrés Manuel López Obrador tenía un promedio de aprobación en las encuestas de 59% contra una desaprobación en promedio de 33%. (Ver figura 4)
Otro indicador interesante que nos muestra ORACULUS es que, en comparación con otros presidentes, en el momento que está viviendo López Obrador solo se encuentra debajo del Felipe Calderón en sus curvas en el mes 19 de su gobierno, superando a Enrique Peña Nieto, Vicente Fox y Ernesto Zedillo a estas alturas de sus respectivos gobiernos. (Ver figura 5)
Y es por ello que de pronto nos parece que la realidad de datos no corresponde a la realidad que reportan las encuestas, al menos en la aprobación gubernamental. Pero en defensa de las encuestas y del gremio del cual formo parte, puedo sugerirles que pensemos en tres posibles explicaciones: Uno, que las encuestas tengan algún error, aunque es muy difícil porque el dato que observamos es un promedio de encuestas, y tendrían que estar todas equivocadas para que fuera un error generalizado, y al ser un instrumento científico y probado en el tiempo, creo que no sería la respuesta. Otra posibilidad para explicar estas dos realidades es que la mayoría de la población no está registrando estos datos duros, y que su percepción personal no se afecte por lo que muestran los índices de pandemia, seguridad y economía en el concepto macro del estado.
Y una tercera es que la gente no culpa al presidente López Obrador (o no por completo) de dicha realidad y que, al mismo tiempo, su constante campaña de información generada en la mañanera y ese marcaje de agenda opaque cualquier otro dato. Entonces, el 59% de la población estaría en ese supuesto, que no quiere decir que se quede en este segmento de aprobación, pero sí que hoy en día el presidente se encuentra con este respaldo.