Manuel Martínez Benítez
Previo a comentar el tema de mi primera colaboración de 2024, me dirijo a ustedes para desearles un feliz año, en el que sus deseos y proyectos se logren y se fortalezca la convivencia en paz y unidad.
Durante este año sin duda tendremos mucha actividad, principalmente en lo político por el proceso electoral concurrente 2023-2024.
Y si bien esto no es algo nuevo debido a que las y los propios actores políticos se han encargado de enfatizarlo desde hace ya varios meses con actividades promocionales, lo cierto es que hemos comenzado con lo que se ha calificado como una de las elecciones más competidas en la historia de nuestro país y del estado.
La jornada electoral se llevará a cabo el próximo domingo 2 de junio y en ella se renovarán los titulares de los siguientes cargos de elección popular:
Gobernador para un periodo de seis años no reelegible en ningún caso; 41 diputaciones, de los cuales 26 de ellas corresponderán a mayoría relativa y 15 serán designadas mediante representación proporcional para integrar la LXII Legislatura local.
Asimismo, 217 ayuntamientos, 217 sindicaturas y mil 810 regidurías. Además, elegiremos presidente de la República, senadores y diputados federales.
En diciembre pasado, como usted recordará, se conformó la coalición Mejor rumbo para Puebla, integrada por los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI), de la Revolución Democrática (PRD), y Pacto Social de Integración (PSI).
Su abanderado para la gubernatura del estado es Eduardo Rivera Pérez, expresidente municipal de Puebla.
Por otro lado, se conformó la coalición Sigamos haciendo historia, integrada por los partidos Movimiento Regeneración Nacional (Morena), del Trabajo (PT), Verde Ecologista de México (PVEM), Nueva Alianza Puebla y Fuerza por México Puebla, y llevará como abanderado al exsenador morenista Alejandro Armenta Mier.
Cabe destacar que el Partido Movimiento Ciudadano (MC) va a competir solo, con su dirigente estatal y también exdiputado Fernando Morales Martínez.
El ambiente político se ha intensificado. El pasado miércoles concluyó la etapa de las precampañas y a partir del 4 de enero y hasta el 30 de marzo serán las intercampañas para la gubernatura, diputaciones y ayuntamientos, conforme al calendario establecido.
En el marco de estas cifras, datos y nombres, es necesario enfatizar en la participación ciudadana en el momento de ir a depositar nuestro voto, ya que es de suma importancia para el funcionamiento saludable de una democracia.
Aquí hay algunas razones clave por las cuales la participación ciudadana es fundamental:
Legitimidad del gobierno: la participación ciudadana en las elecciones proporciona legitimidad a los elegidos.
Cuando más personas participan en el proceso electoral, el gobierno resultante refleja de manera más precisa la voluntad general de la población.
Representatividad: la participación ciudadana contribuye a una representación más justa y equitativa.
Cuando una amplia gama de ciudadanos participa en las elecciones, hay una mayor probabilidad de que los representantes electos reflejen la diversidad de la sociedad en términos de género, etnia, clase social y otras características.
Responsabilidad de los gobernantes: las y los ciudadanos que participan activamente en los procesos electorales tienen más probabilidades de seguir de cerca las acciones de los representantes electos.
Esto fomenta la rendición de cuentas, ya que los líderes saben que deben responder ante sus electores y que la falta de cumplimiento puede tener consecuencias en las próximas elecciones.
Desarrollo de una conciencia cívica: la participación ciudadana en los procesos electorales contribuye en este sentido.
Los ciudadanos informados y comprometidos comprenden mejor los problemas que enfrenta su sociedad y son más propensos a participar en toma de decisiones y acción cívica.
Prevención de conflictos: la participación ciudadana puede ayudar a prevenir conflictos políticos y sociales.
Cuando las personas sienten que tienen oportunidad de expresar sus opiniones a través del voto, es más probable que confíen en el sistema democrático y busquen soluciones a los desacuerdos.
Inclusión y justicia social: la participación ciudadana promueve la inclusión y la justicia social al permitir que todos los sectores de la sociedad tengan voz en la elección de sus representantes y en la toma de decisiones políticas.
Estabilidad política: la participación ciudadana sostenida en los procesos electorales puede contribuir a la estabilidad política a largo plazo.
Cuando la gente tiene confianza y se involucra de manera continua, se establece una base más sólida para la estabilidad política y el desarrollo sostenible.
Como puede apreciar, la participación es esencial para mantener una democracia vibrante y funcional, asegurando que el gobierno sea legítimo, representativo y responsable ante la población.
La apatía y la falta de participación pueden dar lugar a sistemas políticos que no reflejan los verdaderos intereses y necesidades de la sociedad.