Daniel Aguilar Twitter: @Danny_aguilarm
2, 2 y 2
No recuerdo bien en qué momento, pero hasta apenas me di cuenta que la pelota se ha convertido más en negocio que en deporte; lo decía El Mago:“es tan grande el deporte que se puede convertir en negocio y tan grande negocio que se puede convertir en deporte”.
El viernes pasado hice un coraje, que compartí con mi amigo Manuel de la Torre, él se encontraba en Texcoco y aún así ambos coincidimos en cosas que van más allá de haber perdido un juego, porque sí, es un juego contra los Tigres de Detroit, pro la emoción de ver a tu equipo es indescriptible y como lo dice la película de Amor en Juego: es bueno para tu corazón invertir en tiempo en algo que no controlas.
Sin embargo, el enojo no fue por la derrota, insisto en decir que sólo es un juego, fue por darme cuenta que hace mucho tiempo que la pelota cambió. Entiendo la frase del show business, no entiendo a la perfección, pero el deporte y sobre todo el beisbol es de caballeros, hoy eso está más que olvidado.
Por dar un ejemplo: no me incomoda ni me parece algo malo ver a Albert Pujols enfundado en el jersey de los Dodgers de los Ángeles, al contrario me da mucho gusto ya que creo que sí había una novena la cual se adaptara a las necesidades de Pujols y él a las del equipo, es una gran combinación estar con los actuales campeones, aunque sí es raro, si ya de por sí no me convencía verlo con el jersey de los Serafines ahora verlo con el de los Dodgers, no sé, me parece un juego de PlayStation cuando reforzabas un equipo con jugadores que jamás andarían ahí. Y sí conozco el argumento de que es un negocio, que el jugador busca su beneficio, estoy totalmente de acuerdo, tristemente así será no sólo el beisbol, el deporte de ahora en adelante.
Lejos están los días donde podías ver jugadores iniciar su carrera y terminarla en el mismo equipo, y tal vez en el equipo no pasaba nada, pero era un jugador franquicia, como Mike Sweeney con los Reales, insistiré siempre con esta parte, difícilmente habrá un caballero como el Capitan, DJ Yankee. Tal vez queden algunos vestigios de las grandes épocas de lo que algún día fue el beisbol, esas pocas luces en la oscuridad llamadas por qué no Yadier Molina.
En el caso de los Bombarderos del Bronx me di cuenta que de no ser por Brett Gardner pasarán muchos años para que volvamos a ver a un pelotero el cual se le pueda referir como el verdadero Yankee. Y no estoy diciendo que no lo puedan hacer quienes debutaron con el jersey a rayas, hace tiempo ya lo cité, en la película 61* el número de la suerte, donde Roger Maris y Mickey Mantle pelean por el récord de Babe, deja ver el sentimiento de los fanáticos, que a pesar de la gran temporada que estaba teniendo Roger todos querían que fuera Mickey y una de las razones más importantes era esa, quien lo merecía era el verdadero Yankee.
Incluso Ruth debutó en los Medias Rojas, se retiró en los Bravos y sigue siendo referente del equipo del Bronx, porque su grandeza va más allá de cualquier otro, pero hay casos por debajo de Babe (y sin quitarles el mérito) que se han fundado en una nueva franela, haciéndola suya, aunque tuvieran un pasado. El propio Gerrit Cole está llamado a ser la próxima figura y entregarle un premio Cy Young a los Yankees, como no se ha visto en años ya que él andaba en otros equipos, pero eso no lo exenta de portar el jersey con el amor que se requiere.
Ahora hablemos de la ofensiva, tal vez y sólo tal vez quitando al citado Gardner me inclinaría un poco por LeMahieu para decir: es un Yankee; perdónenme los puristas, pero incluso Aaron Judge está muy lejos de hacer pesar el nombre, sí, ya empezó a forjar su historia como el novato del año, segundo lugar en el MVP y ya bastantes cuadrangulares, pero al menos a mí no me convence en lo que se dice y figuran de él. Y no hablemos de las demás, porque al final puedo ver cosas en jugadores como Aaron Hicks, puedo ver incluso a Giancarlo desquitando el sueldo, pero no convenciendo a un purista de Texcoco amigo mío.
Quiero volver al tema para no perder el hilo de la presente, el mal momento que vivía el viernes por la noche era por la nostalgia de en algún momento haber visto al Núcleo de los Cuatro saltar al terreno, acompañado incluso de jugadores como Barnie Williams, como el propio Paul O’Neill que no inició con los Bombarderos pero que se identificó hasta el último día de su carrera, algo similar a Magglio Ordoñez para mencionar un pelotero fuera de los Yankees.
Incluso más abajo podríamos mencionar a Mike Mussina y hasta el propio Roger Clemens, en fin, nombres pueden sobrar hoy sólo volteamos a ver a un Gary Sánchez que la mayoría lo quiere ver fuera del equipo, un Red Thunder que no convence a su manager y tal vez eso ha mermado su despunte. Un Gleyber Torres que bien mañana podría irse y para la gente no pasa absolutamente nada.
Tal vez sólo sean figuraciones mías o tal vez sólo había sido el coraje de haber visto a Cole tirar un gran juego y que se lo echaran a perder porque la ofensiva prácticamente no existió, porque cuando hubo corredores en posición de anotar desaparecieron de una manera que me parece triste y una falta de respeto a la historia del smoking del Rey de los Deportes. Y así como muchos dicen que jugadores como Ruth y ahora Ohtani (otro tema para debatir) nacen uno cada siglo, seguramente a mis nietos les diré lo mismo, que un verdadero Yankee de la calidad del Capitán América nace cada 50 años.