Por: Manuel Martínez Benítez/ @manuelmtzb
El domingo 19 de junio se realizaron elecciones en Colombia en las que triunfó Gustavo Petro, primer izquierdista que asumirá la presidencia de ese país sudamericano. Exalcalde de Bogotá y exsenador de aquella república, triunfó frente a un “outsider” empresario de derecha; Petro fue guerrillero en los 80 y 90, estuvo preso como tal y actualmente se denomina de “izquierda progresista”.
Gustavo Petro obtiene el triunfo presidencial luego de buscarlo en el 2018 y perder contra Duque; hizo en esta campaña muchas cosas que hubieran sido impensables en el pasado, como aliarse con grupos evangélicos, o acercarse y sumar a su campaña a los senadores Benedetti y Barreras, exaliados de Uribe o de Santos, dos expresidentes referentes de la tradicional derecha colombiana.
Les platico esto porque mucho se ha dicho que América Latina está dando un giro a la izquierda con este triunfo en el país sudamericano. Primero, déjeme decirle por qué se comenta esto.
Al ver el mapa de los actuales gobiernos en Latinoamérica, nos damos cuenta de que, en efecto, la mayoría de los países son o serán gobernados por mandatarios de espectro izquierdista, desde nuestro país que es gobernado por López Obrador y Morena, partido que se denomina “de izquierda” (aunque algunos piensan o pensamos que tiene algunos aspectos que se alejan, al menos al gobierno, de los preceptos de la izquierda “tradicional”), lo contabilizamos en el análisis como un gobierno de izquierda.
De ahí, Centroamérica tiene una mezcla de diferentes tipos de gobiernos; desde uno de derecha con Giammattei en Guatemala, a gobiernos de “centro” como en El Salvador con Bukele (muy criticado y tachado de populista), el de Costa Rica con Rodrigo Chaves o el de Panamá con Cortizo. En esta zona también hay gobiernos de izquierda como en Honduras con Xiomara Castro y en Nicaragua con Daniel Ortega, quien tiene fuertes señalamientos desde la opinión pública internacional de ser un presidente antidemocrático y dictador, pero que se asume como un gobierno de izquierda por su origen guerrillero.
Al analizar los datos del Caribe, vemos a tres grandes países (sin tomar en cuenta otros de menor tamaño) que representan el espectro político de la zona: el mayor es Cuba, con un largo gobierno de izquierda ahora en las manos de Miguel Díaz-Canel; el otro gran gobierno de la región es del de República Dominicana, con el centrista Luis Abinader; y el tercer “gobierno” en relevancia es el de Haití, pero actualmente se encuentra acéfalo y en crisis y tiene un primer ministro interino gobernando al país más pobre del continente, donde actualmente no podemos saber quién mandará en el futuro ni de qué espectro ideológico.
En cuanto al cono sur de nuestro continente, el análisis de sus gobiernos es interesante. Con el triunfo de Petro en Colombia que, como decíamos, se volverá el primer presidente de izquierda de ese país, sumamos como gobernantes de izquierda en esa región a Alberto Fernández de la Argentina, a Boric en Chile (por cierto, una izquierda diferente a la de Bachelet o Lagos, que ya gobernaron ese país). En el espectro de izquierda también está el gobierno de Bolivia con Luis Arce, el del Perú con Pedro Castillo (que presenta un grave problema actual de gobernabilidad), y el de Venezuela con el dictador y tan criticado Nicolás Maduro.
En el espectro de derecha en América del Sur tenemos a los gobierno de Uruguay con Luis Lacalle, el de Paraguay con Mario Abdo Benítez, el de Ecuador con Guillermo Lasso (quien enfrenta una crisis con movimientos indigenistas, en este instante, que puede sacarlo del gobierno) y el de Jair Bolsonaro en Brasil, un presidente enormemente populista, polémico y criticado, que enfrentará una elección para su sucesión en octubre cuando, de cumplirse lo anticipado en encuestas, el expresidente Lula da Silva regresará al gobierno de Brasil, girándolo de nuevo a la izquierda.
Viendo este recuento de gobiernos y el mapa con el que pintan a Latinoamérica, es fácil reconocer por qué diversos analistas dicen que hay un giro a la izquierda en nuestra región, y si bien puedo estar de acuerdo en parte con esta interpretación, también creo que hay que analizar otros aspectos, por ejemplo, que en muchos de los países aquí citados ha habido alternancia en el pasado entre gobiernos de izquierda, derecha y centro, y tal vez más que un viraje ideológico sea una búsqueda de los gobernados por encontrar un administración que les resuelva sus problemas.
También creo que no podemos ser “absolutistas” en nuestros análisis. Si bien hay gobiernos de izquierda, centro o derecha en tal o cual país, esto no quiere decir que los otros espectros de pensamiento político desaparezcan, sino que en este momento no están en el poder nacional (aunque tal vez tengan presencia regional en sus países). Esto aplica salvo en tres países que son denominados por la opinión internacional como dictatoriales, que son Venezuela, Cuba y Nicaragua.
La realidad es que la situación política, económica y de seguridad en la región es muy complicada, y es por esto que las sociedades en todos estos países están buscando que una persona o un gobierno pueda sacarlas adelante como nación. Y creo que esto es lo más sano. Sólo espero que esta búsqueda y esta confrontación de pensamientos políticos no nos lleve (aún mas) a un enfrentamiento y una polarización de la cual nadie gana nada y agrava la crisis política y social que vivimos, y no nos ayuda a mejorar la calidad de vida de nuestras sociedades.