Manuel Martínez Benítez / @manuelmtzb
El pasado domingo 10 de abril, vivimos en el país, por primera ocasión, un proceso para la “revocación de mandato” de un presidente de la República, que fue tremendamente polarizado desde su origen, ya que la “fuerza” que lo solicitó –es decir, quien convoca (y reúne las firmas) para este proceso– fue el mismo gobierno federal y el partido gobernante.
En este proceso se dijo hasta el cansancio que lo que buscaban realmente el presidente López Obrador y su grupo político era una “ratificación de mandato, hacer ver la fortaleza que tiene entre los ciudadanos, pero también, lo interesante para muchos de este proceso fue que le permitió al presidente y a muchos ver qué tantos votos tiene o ha perdido, qué tantos votos puede movilizar por estado su partido político y cuál es el punto de partida de los votos que tiene el presidente (que no forzosamente Morena) para las elecciones que vienen durante el 2022 y 2023, y, en especial, cómo están para la gran elección del 2024.
Y aparte de que debemos ver los señalamientos de acarreos, movilizaciones y demás actos que fueron denunciados durante la jornada de la revocación del domingo 10, un dato interesante a analizar son los “votos” obtenidos, cuántos son, dónde están y quiénes son. En primer lugar, hay que decir que para este proceso de revocación el listado nominal vigente (la gente que podía acudir a votar) era de 92.8 millones de electores registrados ante el INE, y que según la ley aprobada recientemente (por cierto por un Congreso donde Morena tenía la mayoría) para hacer el resultado vinculante (que fuera obligatorio cumplir el resultado por ley) el 40% de los electores debía participar; es decir, que 37.1 millones de personas salieran a votar el domingo 10 de abril.
Y aquí está la primera reflexión. Durante este proceso, la oposición no convocó (o al menos no sistemáticamente y en conjunto) a nadie a votar el 10 de abril, y la pregunta que nos debemos hacer es si lo hizo porque era un proceso sin ningún sustento político, donde más que una revocación era una ratificación de mandato; o fue porque la oposición sabía o preveía que no tenía la fuerza necesaria para sacar más de 37 millones a votar, y que de estos más de la mitad apoyaran la opción de que se revocara el mandato; o tal vez una mezcla de las dos incógnitas.
Lo cierto es que, de los 92.8 millones de electores, acudieron a votar 16.5 millones de mexicanos; es decir 17.78% de los electores, que sin bien es una cantidad muy por debajo del 40% necesario para hacer vinculante el resultado, no es un número menor de votos. De estos millones de votantes, 15.1 millones (el 91.9%) votó por la opción de que siga el presidente López Obrador al frente del gobierno, mientras que 1 millón de mexicanos (6.4%) votó porque se le revocara el mandato, y hubo 280 mil personas que anularon su voto. Ver tabla 1
Queda claro, viendo de primera mano los datos, que la gente que acudió el pasado domingo a sufragar fueron personas que respaldan al presidente, y movilizadas (en la mayoría de los casos) por la idea de que siguiera en el cargo.
Pero también es interesante decir que los 15 millones de personas que respaldaron al presidente López Obrador son la mitad de los votos que él obtuvo en el 2018 (cuando recibió 30 millones de votos); una hipótesis sería que el presidente ha perdido la mitad de los votos que tuvo en su proceso electoral.
Esto puede ser así, pero otra hipótesis es que el presidente ha perdido algunos votos que lo respaldaban, pero que también perdió el respaldo de personas que votaron en el 2018 por castigar al partido (y a los partidos) tradicionales y por eso votaron por él.
Pero también hay que ver que estos 15.1 millones de mexicanos que votaron porque se quedará el presidente en el cargo son cercanos a los 16.7 millones de votos que obtuvo Morena (sin sus partidos aliados) en las elecciones federales del 2021, que, si bien no son procesos comparables, sí nos dan una idea de que tal vez el piso de votación de Morena sean estos 15 millones de votos, y aquí la pregunta sería: ¿este piso de votación es también el techo de votos que puede obtener?, ¿o cuál sería el techo de votación de Morena?
Otra reflexión basada en los datos que tenemos disponibles es que la participación fue 10% mayor en este proceso de consulta que la consulta que se realizó en el 2021 para ver si la población quería “enjuiciar a los expresidentes”, en la que sólo votaron 6.6 millones de mexicanos.
Por cierto, en esta consulta hubo casi el mismo número de casillas para emitir su opinión, quitándole fuerza con esto al discurso de que no hubo más votos porque no hubo más casillas. Ver tabla 2
Al ver la participación por entidades federativas es interesante observar que los seis estados con mayor participación en el proceso son gobernados por Morena: Tabasco (tierra natal del presidente) es el que más porcentaje de participación tuvo; después Chiapas, su estado vecino; Campeche en tercer lugar; después Veracruz, el mayor de los seis en tamaño de electores; Tlaxcala y Guerrero. Cinco de los seis estados, aparte de estar gobernados por Morena, son estados del sureste mexicano.
Los seis estados con menor porcentaje de participación en la consulta de revocación de mandato son entidades gobernadas por la oposición (cuatro panistas y dos de MC), estados de la República ubicados en el norte, centro y poniente del país, dos estados con un gran tamaño electoral (Jalisco y Nuevo León) y dos de estos estados tendrán elecciones para gobernador este año (Aguascalientes y Durango), y son estados donde, según las encuestas publicadas hasta el momento, Morena podría perder las dos elecciones.
También, dentro del análisis electoral del 2022, es interesante observar que los otros cuatro estados con elecciones a gobernador restantes, los cuatro gobernados por la oposición, tienen una alta participación en el proceso y están (porcentualmente hablando) por arriba de la media nacional de las personas que respaldaron al presidente en ese estado.
Otro dato de interés es que en todos lados la opción de que siga el presidente” sacó menos votos que los votos obtenidos por AMLO durante el 2018. Si vemos este comparativo de votos obtenidos en esta consulta contra los que tuvo Morena en el 2021 vemos que la opción “que siga el presidente” tuvo mucho más votos que los que tuvo Morena en el 2021.
Por ejemplo, en Chiapas la votación “creció” en 356 mil votos más, o que en Veracruz, donde tuvo 66 mil votos de más, o 65 mil en Tabasco o 64 mil en Durango.
Un estado de interés es la Ciudad de México, ya que es considerado un bastión del presidente, gobernado por la jefa de Gobierno, quien se dice que puede ser la próxima candidata de Morena.
Pues la CdMx tuvo una votación que, si bien está arriba de la media, no es de las más participativas en el proceso, y que está por debajo de la media nacional en cuanto a respaldo al presidente (88.2%), y también está dentro de las seis entidades federativas que (porcentualmente) más votos de rechazo le dieron al presidente (10.4%).
Los otros cinco estados que mayor rechazo mostraron al presidente son encabezados por Nuevo León con 15.5%, Jalisco con 11.3% (aunque con la más baja participación en este estado en la comparativa nacional), Aguascalientes con 10.9%, Querétaro y Guanajuato con 9.4% de votos en rechazo a que siga el presidente (todos estos estados con baja participación).
Una reflexión en general de lo ocurrido el pasado domingo 10 de abril es que vimos a las fuerzas morenistas movilizarse para respaldar a su presidente, fuerzas morenistas muy bien ubicadas ya en zonas del territorio nacional, con poder en algunos estados y zonas (como el sureste); vimos también (según lo reportado en algunas notas de prensa) la movilización de parte de algunos grupos políticos, y vimos, en algunos casos (según acusaciones), uso de recursos públicos o de casillas con exceso de votos; pero en general creo que conocimos el piso de votación que tiene hoy el presidente López Obrador.
También creo que vimos un INE que, si bien fue muy criticado, y pese a que se buscó claramente debilitarlo, pudo hacer una consulta nacional con pocos recursos, en un proceso eficiente que se llevó a cabo en paz, con resultados ese mismo día y capaz de quitarse algo de presión, y tener confianza ciudadana para organizar los próximos comicios durante el 2022, 2023 y 2024.
Y vimos también a una oposición que no pudo agruparse en una sola estrategia. Si quieren ser una oposición electoralmente fuerte, deben ponerse de acuerdo en las acciones a tomar de aquí en adelante e ir por los votos y encontrar su propio piso y techo de votación.