Notas para una defensa de emergencia
Silvino Vergara Nava / correo: [email protected] web: parmenasradio.org
Para creer en el crecimiento económico ilimitado en un planeta finito, hay que ser un loco o un economista
Kenneth Boulding (Ingles, 1910-1993)
No hay ocasión a lo largo del día en que no se hable en los medios de comunicación y entre las opiniones de los consultores financieros sobre las bondades y la bonanza del denominado: nearshoring.
Este esquema lo manejan actualmente empresas norteamericanas y consiste, básicamente, en que las operaciones de manufactura se encuentren lo más cercano al consumidor, mismos que se ubican en Europa y Estados Unidos.
El fenómeno denominado nearshoring surge por distintos factores, uno de ellos es la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
La otra se relaciona con los estragos y experiencias que causó la pandemia de la COVID-19, que puso de manifiesto la lejanía de China e India que es en donde se lleva a cabo la maquila de los productos que se comercializan prácticamente en todo el mundo.
La pandemia y la lejanía de esos países provocó desabasto, carestía de mercancías y, en consecuencia, el aumento considerable de los precios de los productos.
Atendiendo a ello es que se iniciaron diversos pasos para regresar las operaciones de manufactura a Estados Unidos.
Para ello se ejecutó, entre otras cosas, la propuesta del partido republicano consistente en la derogación del anterior Tratado de Libre Comercio (TLC) que estuvo vigente desde 1994.
A partir del 1 de julio de 2020 todo cambió con el nuevo acuerdo: el denominado T-MEC.
Basta recordar los tiempos de la década de los noventa en que los republicanos en Estados Unidos estaban a disgusto con aquel tratado de libre comercio, por ello estando en el poder en 2020 fue derogado.
El problema central es que se asume en México que este fenómeno del nearshoring, de regresar las operaciones al continente americano, es para colocar las empresas en nuestro territorio nacional.
Sin embargo no es así, es ingenuo asumir esa postura; si bien se van a instalar empresas en nuestro país, lo cierto es que esto es colateral a la idea central de regresar la industria a Estados Unidos.
Pero de ninguna manera se está abogando en las políticas del país del norte por México, al contrario, hay muchos indicios de que es al contrario, que estamos entrando a un campo inexplorado y novedoso con este nuevo tratado de libre comercio y el denominado nearshoring.
A partir de que entró en vigor el actual tratado, el 1 de julio de 2020, en plena pandemia por el coronavirus, resulta que no se midió lo que podía suceder, pues en primer lugar se reforzó de mayor forma la competencia del Instituto Mexicano de Propiedad Industrial.
Por ejemplo, este organismo hoy cuenta con la facultad de cobrar sus propias multas, cuando lo que sucedía antes es que la recaudación de esas sanciones se enviaban a las secretarías de finanzas de las entidades federativas.
Uno de los problemas era que a veces estas dependencias no las cobraban y en otras ocasiones abusaban de sus atribuciones, lo cierto es que esas multas se volvieron un fracaso.
Ese aumento de competencias de organismo no es otra cosa que el criterio que se tiene en el país del norte de que en México no se respetan las marcas y la propiedad intelectual en general.
Pero esto no es todo, hay que ver la serie de reformas laborales que se han venido en cascada, como es el caso de las vacaciones dignas, el aumento del salario mínimo en este año de 2023 o los derechos a los padres cuando nacen sus hijos.
Asimismo, la propuesta de reducir las horas en la semana laboral y la democratización de los sindicatos.
Se trata de una serie de modificaciones que más que estimular los derechos laborales, lo que se pretende es que se vaya diluyendo la ventaja competitiva que se tiene en México respecto a los derechos laborales y el costo de los mismos con relación a Estados Unidos.
Además, hay que considerar el aumento del valor del peso mexicano, lo cual hace que disminuya el interés de que las empresas norteamericanas contraten a las maquiladoras mexicanas que hoy están pasando tiempos muy difíciles.
Esto, debido a que ya no es tan fructífero que se envíe la mercancía a maquilar a México, por el costo que está representando actualmente la mano de obra, considerando el valor del peso.
Y no debe perderse de vista la reforma a las outsourcing y las insourcing el 23 de abril de 2021, que también modificó el escenario laboral y que se trata de una piedra más para la disminución de los costos de la mano de obra.
El colofón de esto es lo que en su momento sostuvo el presidente Donald Trump el 29 de enero de 2020: “por primera vez en la historia de Estados Unidos, hemos reemplazado un desastroso acuerdo comercial que recompensaba a la subcontratación, con un acuerdo comercial verdaderamente justo y recíproco que mantendrá empleos, riqueza y crecimiento aquí mismo en América.”
Con estas evidencias, es claro que estamos en un momento de transición, en donde el famoso nearshoring no es exclusivamente para nuestra nación, las cosas se están acomodando para que este nuevo TLC tenga efectos diferentes al anterior.
Hay que recordar que así como aquel TLCAN modificó la economía del país, este nuevo tratado tiene cosas diferentes que apenas estamos explorando.