Vicky Fuentes
Uno de los libros que más he disfrutado y sigo disfrutando es La Suerte de la Consorte de Sara Sefchovic, ¿La razón? Puedo reencontrarme con cualquiera de sus páginas en el momento que sea y siempre descubro cosas diferentes, eso que se esconde entre líneas y que hoy, dado lo que estamos viviendo, significa un nuevo motivo para disfrutarlo.
Debo confesar que hay pasajes del libro que delinean los excesos y gustos culposos de las primeras damas que, verdaderamente causan risa y luego mucha indignación. ¡Qué manera de ejercer su poder desde una figura sutil y aparentemente frágil! Desde llevarse un piano de cola a un viaje largo, hasta pedir que regresen por el perro que se les olvidó al otro lado del pacífico y mucho más. El libro se edita desde 1982 y es el resultado de una primera investigación que llamaron “Las Primeras Damas” que por cierto, fue censurada por inmiscuirse demasiado en la vida privada del presidente y de eso estaba prohibido hablar.
En la edición del año 2013 y refiriéndose al capítulo de la ex actriz Angélica Rivera, entonces esposa del hoy expresidente Enrique Peña Nieto, la escritora señaló que fue el comienzo del fin de la figura tradicional de primera dama en México, ya que “la señora Rivera dijo que se iba a dedicar a la asistencia social pero no lo hizo”.
Muy diferente al desempeño y liderazgo que recordamos ejerció la esposa del ex presidente Felipe Calderón doña Margarita Zavala.
Como dato complementario, es desde la época de Guadalupe Victoria que se decidió que la esposa del mandatario en turno llevaría el cargo de primera dama y asumiría un título honorario, además de acompañar a su esposo en ceremonias oficiales y tener a su cargo tareas de índole social.
A dos años del triunfo de López Obrador ¿Qué ha pasado con la figura de primera dama? ¿Asumió esas tareas de índole social? El nombramiento quedó de lado ya que Beatriz Gutiérrez Müller decidió que no, NO asumiría esa función porque la considera “clasista y discriminatoria” sin embargo, pidió ser la encargada del Consejo Honorario de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de México, la cual tendrá como objetivo preservar y difundir los tesoros nacionales para la memoria del país. ¿Un capricho?
¿Eso tiene mayor impacto que las tareas de índole social? ¿Es clasista y discriminatorio atender ese tipo de responsabilidades?
¡Claro que no! Eso es tener una visión cortita, pequeña, minúscula e insignificante de lo que ella podría hacer por el pueblo bueno desde esa posición. No solo en la asistencia social en general, en muchos aspectos vinculados a la cuarta transformación que necesita un lado amable y cálido ante los embates de la pandemia, la economía, la inseguridad y el dolor de las familias que ven como sus seres queridos pueden morir por falta de atención médica y tratamientos; por ejemplo, los niños que necesitan quimioterapias y que hasta hoy no han recibido atención.
Hoy vemos a una no primera dama con un modito que irrita por la ausencia absoluta de sentido común y la falta de empatía ante el dolor ajeno.
La dosis de soberbia que imprime a sus respuestas en redes sociales esta fuera de lugar y contexto. Ofrece disculpas por una respuesta inapropiada haciendo evidente sus ganas de no hacerlo y eso es peor. ¿No hay quien le pueda asesorar? Seguramente sí, pero de eso a que haga caso hay un abismo.
Hay muchas cosas que no le ayudan al presidente, el momento, la pandemia, sus propios dichos y más, pero la que menos le ayuda y podría matizar muchos desencuentros la tiene muy cerca, la tiene a su lado, pero lo que menos tiene es ganas de hacerlo. También ella cumplirá primero su sueño, luego todo lo demás, si alcanza. ¿Y el pueblo? ¡Que coma pasteles!