Asael Nuche / Consultor y analista político
La competencia para ser el candidato o candidata de Morena en la Ciudad de México se ha tornado en una fuerte disputa entre los grupos que apoyan a Clara Brugada, alcaldesa con licencia de Iztapalapa, entidad considerada estratégica para triunfar en la elección con padrón electoral de más de 1.4 millones, y Omar García Harfuch quien, como es del conocimiento público, ha sido desde el inicio el favorito de Claudia para obtener la nominación y ganar la capital.
Quienes hoy abogan por Clara Brugada argumentan que el aspirante no es de izquierda, que se trata de un policía y no una persona formada políticamente dentro de la llamada izquierda que reclama furiosa su derecho a mantener la joya de la corona llamada Ciudad de México.
Entre los más críticos a su candidatura se encuentran periodistas como Hernán Gómez, Sabina Berman y Julio Hernández, pero también otros intelectuales y analistas que se sumaron al desplegado firmado por decenas para manifestar el rechazo a la candidatura de Omar.
En palabras de Hernán, la candidatura de Harfuch significaría el “desdibujamiento absoluto del movimiento en uno de los bastiones progresistas más importantes del país” y apunta hacia Claudia, la responsable de esta nominación al advertirle que “empezaría su liderazgo con el pie derecho, hipotecando el futuro del movimiento y arriesgando todo un proyecto político.”
Cuando aboga por su candidata, propone “pulirla” y bajarle dos rayitas a su supuesto radicalismo para ofertarla como de centro y no de izquierda, e incluso llega a proponer perfiles como Mario Delgado, Rosa Icela Rodríguez o Juan Ramón antes que cederle el cargo al denominado “Batman de la Cuatro T”.
Estos periodistas denuncian los acuerdos comerciales con medios de comunicación de parte del exsecretario de seguridad para convertirlo en candidato. Harfuch es el “derecho de piso” que Claudia le tiene que pagar a los ricos para que la acepten, nos dicen.
Son grupos económicos que están apoyando al aspirante a cambio de respaldar a Claudia. Así, poder económico y operación política van de la mano para garantizar el arribo al poder del exmando policial.
Hoy estos periodistas que se declaran partidarios de Clara, por su perfil de izquierda, denuncian que hay un desequilibrio informativo entre Clara y Omar, cargando la balanza hacia este último.
Lo anterior por medio de entrevistas a modo, negarse a cuestionamientos, no asistir a espacios críticos, inmensa cobertura en medios “hegemónicos”, es decir, le crearon un blindaje mediático a la medida y hasta una batiseñal, mientras que a Clara, le crean vacío.
Pero olvidan que el aspirante también ya fue defendido por el presidente durante sus mañaneras, pidiendo a sus detractores que si le saben algo lo denuncien. Y para frenar una posible rebelión desde Iztapalapa, mandaron a José Ramón a darle un mensaje de ánimo y apoyo, con la finalidad que se vea pareja la supuesta competencia.
¿Pero qué no es la misma estrategia que aplicaron en el proceso para elegir a Claudia, la que ahora reclaman los críticos de la candidatura de Harfuch?
¿Acaso no hubo vacío a la candidatura de Ricardo Monreal? ¿no se le hizo creer a Marcelo Ebrard que también contaba con el apoyo del presidente, pues el mismísimo Pío López publicaba mensajes a su favor?
E incluso, como muchas veces lo denunció Adán Augusto, ¿no hubo una campaña de desprestigio en su contra desde los llamados medios hegemónicos coaligados a la candidatura de Claudia?
Son estos medios que hoy denuncian los periodistas que apoyan a Clara, los que operaron para imponer a Claudia como la candidata de la 4T.
Con esos intereses con los que AMLO dijo que no habría matrimonio con Claudia comprometió la Ciudad de México.
Ahora parece más claro para quienes presumían formar parte de un movimiento transformador de izquierda que la candidata que apoyaron, con cierta ingenuidad, ha acudido a ellos para llegar a la Presidencia de la República.
Y así, finalmente, el gran proyecto de López Obrador, que consistía en supuestamente separar el poder político del económico, se verá truncado.
O quizá nunca hubo tal divorcio, pues si Claudia propuso a Harfuch para poder obtener el respaldo de los poderes fácticos, entonces ¿quién puede asegurar que AMLO no pactó también con esos grupos la candidatura de Claudia?
Cabe recordar que durante la campaña presidencial del 2017-2018, hubo actores políticos que denunciaron la alianza entre Peña y Obrador para frenar a Ricardo Anaya; le llamaron Primor.
Durante cierto tiempo ese rumor pareció apagarse y hasta controlarse, pues excolaboradores de Enrique Peña fueron detenidos, con lo que pretendieron simular el distanciamiento y hasta la ruptura.
Entre ellos Rosario Robles, Emilio Lozoya, Juan Collado y Jesús Murillo. Sin embargo, la alianza continuó.
Los gobernadores del PRI poco a poco perdieron sus estados ante Morena, y después de perder, les premiaron con nombramientos como embajadores.
Incluso Alfredo del Mazo, gobernador del Estado de México y miembro del antes todopoderoso Grupo Atlacomulco, fue elogiado y reconocido por el presidente como un demócrata.
Es probable que se haya forjado un pacto entre López Obrador y Peña para garantizar la tranquilidad de este último ya como expresidente, al tiempo que Peña Nieto, ostentando aún el cargo, habría ordenado impedir una operación electoral de estado para frenar al líder de Morena.
Pero que este pacto llegue hasta el 2024 ha generado malestar a la base morenista que apoya a Clara, pues con el poder acumulado de López Obrador, su popularidad en las encuestas y el debilitamiento de la oposición, parecía que Andrés Manuel tendría en sus manos la libertad de elegir a su sucesor y garantizar la integridad de su proyecto.
Son varias las posibles explicaciones de que aún con esas condiciones López Obrador se ha visto atado de manos para garantizar el ascenso de liderazgos más afines a la Cuarta Transformación.
Una de ellas podría haber sido revelada hace algún tiempo por el periodista Alejandro Aguirre, cuando llegó a escribir en El Universal que Claudia Sheinbaum recibía asesoría de Enrique Peña Nieto para forjar su candidatura presidencial.
Más allá de eso, se refirió a presuntos videos en poder del mexiquense que revelaría en caso de no contar con inmunidad durante el sexenio que viene.
Incluso el mismo López Obrador llegó a declarar que Marcelo Ebrard estaba vetado por el expresidente Peña, pues lo señaló de ser el responsable de la filtración del escándalo de la Casa Blanca a la periodista Carmen Aristegui, situación que personas de su propio equipo señalan, lo que también confirmaría la intervención del expresidente Peña en el proceso interno de Morena.
A Clara, lo más probable es que la obliguen a aceptar el resultado a cambio de alguna posición en el gabinete de Claudia o incluso de Omar, y así todos habrán asegurado la continuidad del verdadero proyecto: el pacto de impunidad transexenal.