Por: Adolfo Flores Fragoso/ [email protected]
A más de un siglo, el sistema educativo mexicano, de origen obsoleto como tal, nunca fue adaptado a sus circunstancias. Mucho han debatido sobre este tema los especialistas, sin hacer nada.
Todo queda en sus tesis y libros. Tinta y papel que pocos leen y a los menos les importa. “El gobierno nunca me leyó, ni me hizo caso”, argumentan. En consecuencia, el sistema escolar mexicano seguirá generando obreros de fábricas medio bien pagados y, a futuro, medio pensionados pero conformes.
Generando ejecutivos, de corbata medio cara, pero a gusto con su futuro de medio sueldo, de medio empleo, de medio tiempo.
O medio brillantes profesores universitarios con sueldos a medias, pero con una medio palmadita virtual en el hombro, pues hoy están en línea. Es tiempo de pandemia, pues.
Es nuestra realidad. Lo ideal ha quedado convertido en la ‘nada cepción’, un término entre aristotélico y hegeliano, pero que no es tiempo de describir en este momento.
¿Hacia dónde va la educación sin contacto directo, presencial? Años antes de la llegada global del virus del 2020, Heribert Dieter advirtió que el mundo con o sin trabajadores presencialmente formados, no requerirían de otra cualidad más que tener vocación y ser individualmente competitivos.
Estudioso del modelo chino, Dieter descubrió que el libre mercado está fundamentado en la libre educación. Trabajar es servir, y punto. Si bien es un tema que puede generar “asegunes” y una interesante polémica, debo aclarar que este especialista, también lo es en políticas económicas asiáticas, aquellas que han puesto a temblar a Europa y Estados Unidos.
La pregunta persiste: ¿educación a distancia por parte de quién? y, ¿Cómo para quién? Hace poco más de una década, abundaron los expertos que iniciaron con esa corriente de educar presencialmente con “voz pedagógica” y con reencuentro cercano con los libros, ante la inminente conquista del internet.
Creo que sus teorías tendrán que esperar unos años. Pero mientras, ¿cómo educar ante esta eventualidad para la que no fuimos preparados y, mucho menos, educados? Y no es una pregunta.