Por: Alejandro Cañedo Priesca
“No llores por mí, Argentina” es el título de una canción de 1976, compuesta para la obra musical Evita, que describe la vida de la quien fuera esposa del presidente Juan Domingo Perón y que significó una época especial en la nación sudamericana.
Normalmente una ciudad se parece a su entorno; su arquitectura, cultura y gastronomía refleja la naturaleza, la geografía y hasta el clima. Buenos Aires es distinto, es una ciudad ajena al espacio físico donde está habitada y expresa más su carácter cosmopolita, antiguo y muy europeo.
Y cuando digo europeo es específicamente en dos países que esa ciudad tomó su mayor influencia: España e Italia, de modo que en cada calle, plaza y muchos restaurantes parece que estamos en el viejo continente y no en Sudamérica.
Para entender la ciudad primero hay que caminarla, escuchar las voces de sus habitantes conocidos también como “porteños, aprender de su amor y pasión por el futbol y por los tangos de Gardel.
Visitar Buenos Aires se empieza a través de las lecturas y libros, es uno de los lugares con mejor cantidad de lectores y de librerías, de las que cuenta con una de las más bellas: El Ateneo, ubicada en lo
que fue un teatro y que permite descubrir ejemplares únicos y pasar una gran experiencia recorriendo sus anaqueles.
En Buenos Aires también puedes visitar la Plaza de mayo, que viene siendo el centro no sólo de la ciudad, sino también del país y que rodeada de emblemáticos edificios como la Casa Rosada, que como sede presidencial, adquiere un singular interés turístico y cultural.
El Teatro Colón, inaugurado en 1908, es un único para disfrutar ópera y eventos importantes, siendo un recinto de lujo y buen gusto y que junto al Obelisco forman parte de los iconos del país.
El Barrio de la Boca, Caminito, Puerto Madero o una vista al Cementerio de la Recoleta hacen que la ciudad se vuelva entrañable y, para disfrutarlo con más intensidad, la gastronomía es fundamental. Un bife de chorizo, empanadas, chimichurri, platos de cocina italiana, así como los reconocidos helados o “gelatos”, hacen que siempre se recuerde esta ciudad.
“Mi Buenos Aires querido,
cuando yo te vuelva a ver,
no habrá más penas ni olvido”
Carlos Gardel
Viajemos juntos.