Enseñanza en blanco y negro
Adolfo Flores Fragoso
Puebla es, tal vez, una urbe escrita a mano.
Un páramo, un Comala inventado por una viuda llegada de cierta península europea, en su búsqueda de un marido y padre inexistentes.
El comentario cae en esta crónica, pues Puebla es un extraña creación, un invento planificado sobre un plano angelical.
Puebla surgió de nativos y conquistadores de escasa monta, pero con un elegante Platero, que los dirigió imprimiendo en caminos con sus patas al andar.
En los siglos recientes, Puebla es una recreación de lugares inciertos, donde los aspirantes a ser sus gobernantes, “idean” míticas obras y lugares –a mejorar y reinventar–.
En la víspera de tiempo electoral, donde los personajes participantes prometen rescatar a una Puebla que, en la realidad, está secuestrada por sus intereses.
Puebla es una ciudad descrita a mano sobre lodos y baches.
Puebla es un estado que es la mesa del rincón de huachicoleros y sicarios.
De ser un sueño, Puebla es la pesadilla de los ángeles.
Por tales razones, Puebla debe de ser acariciada con nuestras manos: de los poblanos y los inmigrantes chilangos, del sureste, inmigrantes .de Europa, de Estados Unidos, y demás amantes de nuestra poblanía, dispuestos y con alma angelical.
Puebla requiere de nuestras caricias, como una Aguafuertes Porteña, de Roberto Arlt.
Mi Puebla que, pese a ser algunas horas y días un descenso al infierno, es el refugio de villancicos de sor Juana (ocultos en cierto lugar de la Basílica Catedral).
Mi Puebla: llanto murmurado por ángeles anónimos.
Mi Puebla: canto de un volcán valiente que vive cautivado, excitado y encendido por una mujer dormida.
En consecuencia, Puebla no es chula.
Puebla es perversa cómplice de nuestras pasiones evidentes.
Y ocultas.
Como revolucionarias mujeres de un mes de noviembre.
Heroínas, sin heroína.
Poco descritas, pero de mirada fuerte.
Puebla es un manuscrito escrito por sus miradas.
Tu mirada.
Esa mirada con la que lees en este momento.
(Y continúas leyendo. Ya te vi).
Una mirada que lee a Puebla.
En noviembre.