Por: Hervey Rivera/ @herveyrivera
El término “outsider” es un anglicismo, palabra de origen inglés que se adopta, en este caso al castellano, que identifica a personas en la actividad política sin experiencia en cargos públicos o de representación y que incursionan por primera vez como candidatos a cargos de elección popular, es alguien externo o de afuera de la actividad política.
El sufragio popular exige a los contendientes a elecciones un conocimiento previo del electorado, de su persona e imagen pública.
La crisis de los partidos, el desprestigio, los gobiernos y funcionarios ineficientes o señalados de corrupción son las circunstancias en las que personajes “externos” o “de afuera” son atractivos para los partidos políticos que pretendan ser competitivos en comicios.
Los y las outsiders con mayores posibilidades para conseguir el triunfo son personajes con una amplia exposición en medios de comunicación: actores, actrices, comunicadores, deportistas; personas que por su actividad profesional se encuentran en televisión, radio, prensa y ahora internet.
El término es de reciente uso en sectores académicos y de consultoría, no así los ejemplos de personas que incursionan en altos cargos como Ronald Reagan –actor de westerns en Hollywood– quien se postuló y ganó la gubernatura de California en 1967 y posteriormente fue electo presidente de los Estados Unidos y se desempeñó de 1981 a 1989 en una histórica y convulsa época llena de cambios que especialistas denominan “reaganomics”.
O Salvatore Phillip Sonny Bono –cantante, compositor, productor, esposo de la también cantante Cher, con quien formó un exitoso dueto en la década de los 70– cuya fama lo llevaría a alcalde del condado de Palm Springs, California, en 1988; y a congresista por California en 1995.
El caso más exitoso de un outsider indudablemente es Donald Trump, actual presidente de los Estados Unidos, quien sin experiencia en ningún cargo de representación o administrativo compitió como candidato externo por el Partido Republicano en 2016 y ganó la presidencia de aquel país. En México tenemos muchos casos de outsiders: Silvia Pinal (actriz) y Julio Alemán (actor) como diputados federales en la década de los 80 y 90; Irma Serrano (actriz), senadora en 1994; María Rojo (actriz) y Francisco Javier (cantante), como legisladores federales en 1997; Víctor Manuel Estrada Garibay (taekwondoín), presidente municipal de Cuautitlán Izcalli en 2016; y Manuel Negrete (futbolista), como alcalde de Coyoacán.
Sin duda, los outsiders tendrán un papel relevante en un electorado cada vez más crítico de los políticos tradicionales, hiperconectado en redes sociales y al que este tipo de propuestas son atractivas.