Por: Manuel Martínez Benítez / @manuelmtzb
El tema que domina las conversaciones e información en nuestra actualidad es la pandemia del coronavirus COVID-19 en el mundo y en nuestro país, y cómo esto ha afectado el día a día de todos nosotros y de nuestro futuro a corto y mediano plazo.
Diciendo esto y leyendo un artículo en un diario español sobre un reciente estudio que hicieron es ese país, me llamaron la atención unos datos y me hicieron reflexionar algunas ideas que me gustaría compartirles.
Comencemos por conocer estos datos. En el estudio del Instituto de Salud Carlos III se encontró que el 5% de la población española ha sido infectada por el COVID-19. Esto, con base en una técnica de seroprevalencia aplicada a 70 mil españoles, respetando la distribución de género, edad y dispersión geográfica.
En efecto, tal como lo ve usted, amable lector, como una gran encuesta. La técnica de seroprevalencia busca cuáles habitantes muestran anticuerpos IgG, que son los que se desarrollan una vez que tuvieron contagio de COVID-19.
El primer dato que salta a la vista es que el sistema sanitario en España no ha detectado el 90% de los contagios, ya que el sistema de alertamiento sanitario en ese país (como en el nuestro) se basa en los reportes de los hospitales sobre los pacientes que llegan, sin tomar en cuenta a todos aquellos que no están en hospitales o que no tuvieron acceso a una prueba PCR (que es la más fiable y que uno debe esperar de dos a cuatro días para tener resultados.
La técnica de seroprevalencia tiene un nivel de similitud a la de PCR en un 97% hasta el momento. Otro dato interesante del estudio es que cuando uno lee a nivel de comunidades en España, se observa que algunas tienen un mucho mayor número de infectados en comparación con otros.
Por ejemplo, la tasa de contagio en Madrid es del 10%, en Segovia 13%, mientras que en otras comunidades, sobre todo en el sur, se tiene una tasa de 2% o 3% de contagios. El estudio también muestra que no hay diferencia en cuanto al género de los infectados, y que los más jóvenes tienen una tasa menor de contagio, aunque sí pueden ser infectados.
Ya dijimos que el sistema de alertamiento de salud en España falló en detectar el 90% de los contagiados. Dado el modelo de detección con base en pruebas en PCR, su sistema de detección había reportado (hasta la fecha de publicación del artículo, el 14 de mayo) 228 mil 691 casos positivos.
Sin embargo, basándonos en este estudio que marca que 5% de la población española se ha infectado (hasta ese momento) equivaldría a 2 millones 350 mil personas, a números cerrados diez veces más y con una tasa real de mortandad del 1% al 1.2%.
También reporta el documento español que 33% de la población no tuvo ningún síntoma de infección en ningún momento, que el 43% tuvo alguna molestia, sin ser necesariamente identificada como generada por el COVID-19, y el restante tuvo más de un síntoma y en algunos casos debieron de acudir al hospital por atención médica.
En otros países se han desarrollado o comienzan a desarrollarse estudios parecidos. En algunos casos se reportan datos por debajo del 5% de contagios (como en Dinamarca u Holanda).
Pero en otros casos, estudios como este demuestran tasas de contagio muy grandes como en Gangelt, Alemania, donde se detectaron anticuerpos en el 14% de su población o en Nueva York, donde los estudios demuestran que el 21% de la población ha sido infectada.
Visto todo esto, la reflexión que me queda y que comparto con usted es que, si bien estos datos no pueden o no deben ser aplicados para México, la verdad es que solo sabremos nuestra realidad hasta que en nuestro país se desarrolle un estudio del mismo tipo y que no habrá forma de regresar de forma segura a una “nueva normalidad” si no tenemos pruebas de números o porcentajes de gente infectada a gran escala.
Y, con esto, saber en cuáles estados y ciudades de nuestro país hay mayor número de infectados y tener un tratamiento específico de atención a estos lugares, no solo basado en los reportes “oficiales” sino con datos duros fundamentados en una prueba masiva, no a toda la población por supuesto, pero sí a una muestra representativa.
De esta forma, y únicamente de esta forma, creo personalmente que podremos regresar paulatinamente a una “nueva normalidad” sabiendo qué tan probable es que nuestra población sea contagiada, y cuánto falta para llegar a la tan llamada inmunidad de rebaño, que se alcanza hasta que el 60% de la población ha sido infectada.
Esto no se logra en contagios masivos en corto tiempo, sino en una serie de contagios en un largo periodo, y esto si los estudios (que se están haciendo mundialmente) demuestran que no puede haber recontagio del virus o de forma inmediata al menos.
También creo que esta “nueva normalidad” solo se logrará si tenemos (y aceptamos) datos reales, si hacemos acciones basadas en la ciencia y no en la política, si todos participamos de forma responsable y activa en lo que nos toca, en lo que la ciencia (que será la única que puede resolver esto y no los políticos) encuentra un tratamiento efectivo o una vacuna para atender esta prueba que tenemos en frente todos.