Fernando Thompson de la Rosa / @cyberthompson
¿Sabía usted, querido lector, que la mayoría del territorio nacional no tiene cobertura de internet?
Seguramente le ha tocado en la carretera Puebla-México, en la parte más alta junto a los volcanes, quedarse sin poder hablar por teléfono o conectarse a internet.
Carecer de cobertura es hasta cierto punto obvio, porque buena parte del territorio nacional está deshabitada, pero lo crítico y triste es que no hay internet en poblados con baja densidad de personas o en medio de la selva o en regiones montañosas.
No representa negocio para ninguna de las empresas que ofrecen conectividad de internet el invertir en infraestructura en poblaciones alejadas de puntos urbanos o con pocos habitantes.
Sin embargo, en el primer movimiento acertado en materia de tecnología dentro de la actual administración, se realizó de forma intempestiva una licitación que solamente podría ser operada por una compañía en el continente.
Esta compañía es Starlink, propiedad del multimillonario Elon Musk, dueño de Tesla, Space X, Neuralink, X antes Twitter y más empresas.
Starlink tiene el objetivo de ofrecer acceso a internet literalmente a cada rincón del mundo, desde África, América Latina, islas en medio del océano y los polos.
Su funcionamiento es una genialidad porque el cliente solamente recibe una antena del tamaño de una pelota de futbol y empieza a apuntar al cielo a ciertas coordenadas para encontrar el satélite más cercano para conectarse ¡y listo! A disfrutar de una velocidad de internet bastante decente.
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Starlink firmaron por un valor que va desde los 778 mil 39 millones de pesos mexicanos, hasta un máximo de un billón 556 mil millones, que inició desde el 30 de octubre pasado y tiene vigencia hasta el 31 de diciembre de 2026.
Aun y cuando la licitación fue exprés, ninguna compañía en México es capaz de ofrecer acceso a internet en lugares remotos.
Starlink lo logra gracias a miles de satélites colocados en órbita baja, lo cual sirve para que no haya tanta latencia, es decir, lentitud de transmisión, porque obviamente entre más lejano esté el satélite, más lento es el servicio de internet.
La genialidad de esta iniciativa es aprovechar buena parte de los mil 600 satélites en una órbita de 550 kilómetros de altura.
Acorde con los planes de Starlink, se añadirán 3 mil satélites más; considere también que normalmente un satélite se despliega a una altura de entre los dos mil y los 35 mil 786 kilómetros, a diferencia de los de Starlink.
Estas antenas están listas, al sacarlas de la caja, para ofrecer conexión individual de alta calidad.
La CFE debe resolver cómo permitir que se comuniquen muchas más personas a partir de la misma antena; técnicamente es factible, pero tiene su chiste el ofrecer dicha red y seguridad.
Enhorabuena por la CFE. De llevarse a cabo al 100%, este proyecto ayudará mucho al país.