Por: Lesly Mellado May
H asta la semana pasada, los panistas de Puebla andaban muy orondos. Eduardo Rivera como su candidato natural a la gubernatura para 2024, sin la amenaza de un morenista popular que le compita. Eduardo Rivera saludando de mano a líderes de la metrópoli y regionales contando que tiene recursos para jugar desde ahora. Eduardo Rivera asegurando que aprendieron la lección y que nadie más que los panistas (reales) toman las decisiones en el partido.
El escenario visto por esos ojos empanizados y liberados del morenovallismo pululaba optimismo por la buena relación con el gobernador Miguel Barbosa; buena relación publicitada durante la campaña electoral por el grupo de Morena que encabezaba la expresidenta municipal, Claudia Rivera.
Y esperanzados en una buena relación, en el ayuntamiento empezaron a hacer y deshacer sin medir consecuencias. Ya han puesto “pausa” a la concesión de publicidad en espacios públicos, pero siguen con sus proyectos de cobrar el estacionamiento en el centro y cambiar derroteros del transporte público.
Los panistas que rodean a Eduardo Rivera suelen ser sobrados en confianza, por eso no han analizado la extraña aprobación a los parquímetros en el centro. No son nuevos, ya es la segunda vez que gobiernan y no han reparado en preguntar por qué no hay oposición a este proyecto.
Salta la pregunta porque hace años una revolución a la poblana frenó el alza exponencial a las tarifas del estacionamiento en el Centro Comercial Angelópolis y ahora hay un raro silencio sobre el cobro en el primer cuadro de la ciudad.
No hacer a veces llega a resultar hacer bastante.
¿Acaso piensan que los poblanos que acuden al centro están saltando de felicidad porque después de Semana Santa pagarán por usar la calle? ¿Acaso están seguros de que su programa por arte de magia acabará con los cristalazos y robo de autopartes?
El otro tema de conflicto es la intención de echar el transporte público de la 10 a la 16 Poniente, tal vez para retomar la promoción de unidades ligeras con el argumento de cuidar el patrimonio edificado de la zona. La decisión es de personas que toman automóvil para ir de la sala de regidores al palacio municipal o a la tesorería, no de quien camina por la 5 de Mayo.
Las dos medidas son impopulares aunque no hay manifestaciones hasta el momento. De concretarse, pueden jugar en contra cuando se trate de pedir el voto a los ciudadanos.
El triunfo de Rivera estuvo apuntalado por el extravío de Claudia Rivera y la guerra en Morena, no por la popularidad del panista. Caminen y escuchen. Dejar hacer, a veces, es dejar tropezar.