Por: Jorge Luis Hernández / [email protected]
Ni más ni menos
EMPIEZO CON
En este mes patrio, vamos a hacer un análisis de lo que pasa con la Selección Mexicana de Futbol, un equipo, producto y concepto que al momento está más que urgido de exposición, pues ante la pandemia quedó muy afectado hablando de finanzas, patrocinadores y negocios.
Para empezar, el rating de las televisoras durante la transmisión de los partidos del Tricolor venía en decremento, desde antes del “parón” del futbol internacional, los números ya eran preocupantes para los ejecutivos de las cadenas televisivas, que cuentan con los derechos de transmisión, pues aunque se sabe que la selección verde es un producto que vende, las cantidades de inversión de socios comerciales y patrocinadores, ya no son los que en años atrás.
Más allá de la crisis que atraviesan todas las empresas, se sabe que los empresarios reclaman y exigen “actividad de calidad” para el Tricolor, y ya no sólo los partidos “moleros” –como los bautizó Ricardo Ferretti – ante combinados que no son atractivos para el aficionado o espectador, pues si bien el tema de taquilla está garantizado por los juegos que los verdes juegan en los Estados Unidos y uno que otro en suelo mexicano, la televisión es otra cosa.
En ese aspecto, ya están “cocinando” un plan para recuperar o intentar recuperar algo del dinero que se fue en este 2020, dicho plan incluye giras a Europa contra rivales más llamativos, cuadrangulares y buscar sí o sí el regreso del equipo mexicano a competencias de renombre como la Copa América y la Copa Confederaciones, esta última en mano del Tricolor si se lleva la Copa Oro.
Por ello, los federativos tienen mucho que trabajar para seguir ganando dinero, amén de que el tema de “desinterés” de los aficionados por la eliminatoria mundialista y la Copa Oro, pasa más por un problema general del área, es decir la Concacaf y sus formatos no gustan y ahora, están probando con estrategias desesperadas. Al tiempo.
SIGO CON
El Tricolor, pero a nivel de cancha, ha causado mucho revuelo el hecho de que Luis Montes, jugador del León, haya cerrado sus puertas al combinado nacional. Sus motivos parecen válidos, resumiendo todo en un “para qué me convocan, si no me dan la oportunidad de mostrarme lo suficiente, mejor que vayan otros”, sin embargo para otros sectores de la prensa y exjugadores, su decisión es errónea y es un desaire a la playera que cualquier jugador mexicano sueña con vestir –al menos es lo que aseguran figuras como Hugo Sánchez y Cuauhtémoc Blanco–, por lo que al final del día, la cruda realidad es que este es uno de esos temas en que todos tienes algo de razón. “El Chapito” Montes aseguró que nadie es imprescindible en el equipo. Tiene razón, mucho menos un jugador irregular como él, pues si bien en su club brilla, en el Tricolor tuvo actuaciones muy por debajo del nivel mostrado en su equipo, aún en su mejor momento, allá por la temporada 2013-2014, su actuación con la verde fue muy discreto y minutos tuvo en aquel proceso de Miguel Herrera. En resumen, la ausencia de Montes de la selección pasará desapercibida, ni para bien ni para mal, nunca fue trascendental y lo más destacado que ha hecho con el Tri, fue su ‘renuncia’.
Los que criticaron a Luis Montes por esta medida, también tienen razón, debe o debería ser un orgullo para cualquier futbolista mexicano ser llamado a representar a su federación –no, no a su país–, sin embargo Montes no es el único que ha desairado al Tricolor, ya antes Carlos Vela, Miguel Layún, Jesús Manuel “Tecatito” Corona, Andrés Guardado y otros más le han dicho no al cuadro nacional, las causas han sido diferentes, pero la mayoría porque simplemente no quisieron, así que Gerardo Martino lo ha dicho: “Aquí estará el que quiera, sólo el que quiera”. Eso es lo mejor, nadie debe hacer nada por la fuerza, de todos modos, dicho con todo respeto, el resultado no va a cambiar mucho, pues este equipo no tiene un Messi, Cristiano Ronaldo o Neymar, jugadores que si marcan la diferencia en sus combinados. El Tri actual no los tiene, si acaso y en menor medida, Raúl Jiménez e Hirving Lozano.
TERMINO CON
El “villano” llamado Tigres, un equipo que se está empezando a creer sus propias mentiras. Si bien los de San Nicolás de los Garza han sido un equipo protagonista en los últimos 10 años en nuestro balompié, también lo es que son un equipo que no “despierta” ningún sentimiento de las aficiones propias o rivales, más allá de Nuevo León. Todo esto tras las declaraciones de su “sencillito” guardameta Nahuel Guzmán, quien aseguró que los Tigres se han convertido en el rival a vencer de la Liga MX, que incluso, los equipos ya disfrutan más vencer a los felinos del norte, que al América, Chivas o Cruz Azul, situación que provocó las críticas en el medio futbolístico, ya que el arquero argentino está viviendo en otra realidad.
Tigres ha sido el más ganador de la liga en la última década, cierto, pero el no trascender a nivel internacional y el ser un equipo meramente regional, no le permite alcanzar ese estatus de “rival a vencer”.
También es cierto que su nómina es la más cara del futbol mexicano, junto a la de Rayados, pero curiosamente, el sistema de juego que practica Ricardo “Tuca” Ferretti con sus Tigres, hace que sean un equipo que gana con lo justo, efectivo, sí, pero no agrada a la mayoría de aficionados, incluyendo a los propios. El cómo ganan los universitarios no es para nada motivo de envidia para nadie. Solo hay que recordarle a Nahuel y a Tigres, que Necaxa en los 90, Toluca a finales de los 90 y principios de los 2000, también arrasaron con la liga y aun así, no les fue suficiente para arraigarse como “rivales a vencer” en la liga, pues eso no lo dictan desafortunadamente los títulos, si no los aficionados, y esos se convencen con base en logros trascendentales a nivel internacional y, sobre todo, un futbol que sea agradable para todos. Así que Tigres, aún tiene mucho por crecer.