Dr. José Manuel Nieto Jalil
Director del Departamento Regional de Ciencias
en la Región Centro-Sur Tecnológico de Monterrey Campus Puebla
A medio año del 2022 y después de casi dos de convivir con la pandemia, el mundo vive una etapa llena de avances tecnológicos que han ido transformando las empresas hacia un modelo más automatizado y eficiente, donde las últimas novedades en tecnología están dejando paso a negocios más conectados.
Sin embargo, en este mundo cada vez más desarrollado, el medio ambiente se ve amenazado por un consumismo sin límite que agota los recursos naturales o los sepulta bajo montañas de desechos electrónicos.
“Desechos electrónicos” refiere a todos los artículos de equipo eléctrico y electrónico y sus partes, descartados por su propietario como desperdicio sin la intención de reutilización. Incluyen una amplia gama de productos, entre ellos podemos citar refrigeradores, aires acondicionados, pantallas, monitores, lámparas, aspiradoras, microondas, tostadoras, ollas eléctricas, calculadoras, aparatos de radio, video, cámaras, juguetes eléctricos y electrónicos, pequeñas herramientas eléctricas y electrónicas, dispositivos médicos, teléfonos móviles, sistemas de posicionamiento global (GPS), computadoras personales, impresoras, entre otras.
Actualmente, la producción de aparatos electrónicos constituye el sector de mayor crecimiento de la industria manufacturera en los países desarrollados.
Adicionalmente, el avance imparable de tecnología hace que nuestros aparatos se queden obsoletos muy rápidamente, desechamos a diario toneladas de productos electrónicos.
Los productos electrónicos están aumentando exponencialmente en número, variedad y complejidad, y todos ellos utilizan elementos tan valiosos como peligrosos. En paralelo, entre los residuos que genera el ser humano, unos de los más perniciosos para el entorno son, precisamente, los electrónicos.
Según el Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas, se generan cerca de 50 millones de toneladas de desechos electrónicos al año, en caso de continuar las tendencias actuales se puede afectar la salud de los humanos.
En la actualidad, menos de 20% de los desechos electrónicos se recicla formalmente y 80% termina en vertederos o se recicla de manera informal, por lo que trabajadores informales están expuestos a sustancias cancerígenas y peligrosas. En paralelo, los desechos electrónicos, además, contaminan el suelo y las aguas subterráneas, poniendo en riesgo los sistemas de suministro de alimentos y abastecimiento.
En los residuos electrónicos encontramos materiales peligrosos como metales pesados: mercurio, plomo, cadmio, cromo, arsénico o antimonio, los cuales son susceptibles de causar diversos daños para la salud y para el medio ambiente. En especial, el mercurio produce daños al cerebro y el sistema nervioso, el plomo potencia el deterioro intelectual, ya que tiene efectos perjudiciales en el cerebro y todo el sistema circulatorio; el cadmio puede producir alteraciones en la reproducción e incluso llegar a provocar infertilidad; y el cromo está altamente relacionado con afecciones en los huesos y los riñones.
Por poner algunos ejemplos, un solo tubo de luz fluorescente puede contaminar 16 mil litros de agua; una batería de níquel-cadmio de las empleadas en telefonía móvil, 50 mil litros de agua; mientras que un televisor puede contaminar hasta 80 mil litros de agua.
No obstante, del mismo modo, en la basura electrónica encontramos una gran variedad de materiales y plásticos valiosos. Hasta 60 elementos de la tabla periódica pueden hallarse en la electrónica compleja. Muchos de ellos son técnicamente recuperables, aunque existen límites establecidos por el mercado.
Los desechos electrónicos contienen metales preciosos incluyendo oro, plata, cobre, platino, y paladio, pero también un valioso volumen de hierro y aluminio y plásticos que pueden reciclarse.
Se estima que de los desechos electrónicos pueden obtenerse hasta 57 millones de dólares al año en materiales.
De acabar en el lugar adecuado, en vez de resultar perjudiciales podrían ser una fuente inestimable de riqueza, por ello, la próxima vez que cambies de teléfono, ordenador o televisor, es importante llevarlo a un punto adecuado de recogida.
Naciones Unidas calcula que, para 2040, las emisiones de carbono provenientes de la producción y el uso de aparatos electrónicos representarán el 14% de las emisiones totales. Esto es la mitad del sector de transporte hoy en día.
La velocidad del cambio tecnológico, la obsolescencia de los productos y la caída de los precios llevan a los consumidores a deshacerse cada vez más rápido de la tecnología antigua. Los equipos desechados contienen sustancias que plantean considerables riesgos para la salud y el medio ambiente, especialmente si se tratan inadecuadamente. La mayoría de los desechos electrónicos no están debidamente documentados y no se tratan a través de cadenas ni métodos de reciclaje apropiados. Al mismo tiempo, las corrientes de desechos electrónicos desafían los esfuerzos hacia una economía circular, ya que se desperdician recursos valiosos y escasos.
Se estima que la cantidad de desechos electrónicos crezca a una tasa anual de entre 3% y 4%. Los países que más desechos electrónicos producen son China, Estados Unidos, Japón, India y Alemania, por citar algunos. Sin embargo, el principal consumidor por habitante es Alemania, seguido de Francia y Estados Unidos. En Latinoamérica, Brasil y México son los mayores productores de desechos electrónicos.
Es importante que todos los países piensen detenidamente en implementar soluciones para los desechos electrónicos, ya que permaneceremos beneficiándonos cada vez más de los bienes y servicios que nos provee la tecnología.
Recuperar metales valiosos y otros recursos contenidos dentro de los productos electrónicos puede reducir la cantidad de residuos electrónicos producidos, disminuir la presión sobre el medio ambiente, crear empleos y generar ingresos. Por ejemplo, 100 mil teléfonos móviles pueden contener unos 2.4 kilos de oro, equivalentes a 130 mil dólares, más de 900 kilos de cobre, valorados en 100 mil dólares, y 25 kilos de plata igual a 27 mil dólares.
México figura en la lista de los países donde en los próximos años se espera un crecimiento considerable en la venta de productos electrónicos. Es importante impulsar propuestas orientadas a promover el reciclaje de la basura electrónica y tratar de que las empresas que producen los aparatos electrónicos asuman la responsabilidad de hacerse cargo de sus productos cuando sean desechados por el usuario, creando sitios de acopio de estos materiales.
Si no se toman las medidas necesarias para recolectar y reciclar los equipos de cómputo, televisores, celulares y los electrodomésticos, dañaremos, y mucho, nuestro medio ambiente, con los problemas que ello ocasiona a la salud pública. México tiene mucho que aprender al respecto si quiere volverse una economía verde.