Al pie de la letra
Rodolfo Rivera Pacheco
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Aun año y dos meses de la elección para gobernador del estado de Puebla, además de todos los cargos del Ejecutivo y el Legislativo, las tendencias continúan favoreciendo a Morena y sus aliados en todas las mediciones demoscópicas serias.
El presidente Andrés Manuel López Obrador cuenta con una gran aprobación por parte de la mayoría de la gente en Puebla y, en general, en todo el país.
Esto también favorece las preferencias hacia su partido.
Es difícil que eso cambie para dentro de un año, aunque no es imposible. Sólo una verdadera catástrofe de cualquier tipo provocaría que las preferencias para Morena y el presidente se vinieran abajo.
Y por esa razón, lógicamente, hay una lucha muy puntual en Morena y sus aliados por las candidaturas a todos los cargos. Y naturalmente, la más preciada es la de gobernador.
Recordemos que en 2024 habrá nueve gubernaturas en disputa y, por ley, cinco candidaturas tienen que ser para
mujeres (pueden ser cuatro, pero se puede impugnar una más para sexo femenino). Y en algunos estados ya es un hecho que será varón el candidato. En Chiapas, seguramente será el director del IMSS, Zoé Robledo; en Morelos, también es casi seguro que el candidato sea el Coordinador de Política y Gobierno del gobierno de AMLO, Rabindranath Salazar; en Ciudad de México será varón el candidato, es un hecho –ya tocó mujer–, y puede ser Ricardo Monreal u Omar García Harfuch; en Jalisco, Guanajuato o Yucatán no hay mujeres que destaquen y
también allí puede ser varón el candidato de Morena (en Veracruz y Tabasco sí pueden ser mujeres las andidatas). ¿En Puebla, sería hombre si se van agotando posibilidades en los demás Estados?
Y obviamente no estoy diciendo que en Puebla sea un hecho que vaya a ser mujer. Lo que digo es que el género al parecer aún no está definido. Y en Morena puede pasar absolutamente cualquier cosa, pues las candidaturas las define UNA persona que todos sabemos quién es.
Atendiendo a esa variable del género, en este momento ya hay claramente unos siete personajes que son los “finalistas” para llegar a esa candidatura. Cuatro hombres y tres mujeres. Algunos con muchas más probabilidades que otros, pero lo cierto es que todos han expresado –abierta o soterradamente– que quieren o aspiran a llegar a la candidatura.
Y ellos son, por orden alfabético, los varones: el delegado de Bienestar, Rodrigo Abdala, el senador Alejandro Armenta, el diputado federal Ignacio Mier y el secretario de Gobernación, Julio Huerta. Y las damas: la secretaria de Desarrollo Rural, Ana Laura Altamirano, la exalcaldesa de Puebla, Claudia Rivera y la secretaria de Economía, Olivia Salomón. Honestamente no veo que la secretaria de SAGARPA, María Luisa Albores, quiera la candidatura.
Aunque realmente creo que la candidatura dependerá del género que se determine, y saldrá de entre Alejandro Armenta, Ignacio Mier, Olivia Salomón o Claudia Rivera. Algunos tienen una carrera política y un posicionamiento más fuerte, pero cualquiera puede ganar gracias a las buenas preferencias que Morena tiene hoy entre la ciudadanía de todo el estado. Por eso, como siempre, la lucha por la candidatura será mucho más grande que la propia elección constitucional, considerando las tendencias actuales.
Además, como ya se ha anunciado, la candidatura se definirá por medio de “encuestas”. Primero habrá una con todos los aspirantes, luego otra con los mejor posicionados y, seguramente, entonces se definirá el género. Todo se verificará después de que se defina quién será el candidato o la candidata presidencial. Tendremos que esperar hasta octubre o noviembre de este año para saber quién abanderará a Morena-PT-PVEM en la elección de gobernador. No antes.
Así que preparémonos. Vienen seis o siete meses en los que veremos los nombres anteriores por todas partes.
Todos con sus estrategias y buscando el ansiado “posicionamiento”.
En el BEAP, por supuesto, los mediremos con encuestas reales, no llamadas telefónicas o encuestas de redes sociales. Precandidatos, entiéndanlo: no se autoengañen.