Especialistas señalaron que el proceso de este año marcará la pauta en México para el uso de esta tecnología durante los comicios
Diana López Silva
El uso de la inteligencia artificial en los procesos electorales está consolidado en Europa, pero en México deberá aplicarse a partir de este 2024, por lo que el reto es darle un uso ético y regulado por las leyes.
Así lo consideró Mariana Sánchez López, presidente del sector de Artes Gráficas, Marketing y Comunicación de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra Puebla), quien destacó el uso de las tecnologías como las herramientas de interacción más efectivas de los políticos con los ciudadanos o usuarios de las redes sociales.
Estimó una facturación en 2023 por alrededor de 1.2 millones de pesos en precampañas políticas tan sólo en Facebook, donde algunos de los contenidos han utilizado los recursos de inteligencia artificial.
DOS CARAS DE LA MONEDA
Los expertos han marcado una doble cara en el uso de la tecnología en la comunicación política, en especial sobre los riesgos que conlleva la explotación de la inteligencia artificial en la creación de los llamados deepfakes, que representan la evolución de las fake news o noticias falsas.
Así lo explicó Lorna Verónica Rosas Téllez, profesora de la Facultad de Tecnologías de Información y Ciencias de Datos de la UPAEP, quien alertó sobre este fenómeno que ha ganado notoriedad en las redes sociales y la televisión, de manera tan sofisticada, que el público difícilmente puede notar el engaño.
Agregó que esta situación es debido a la construcción de mensajes con el rostro o voz de personajes reales, como los candidatos a cargos de elección popular.
“Este tipo de tecnología ha evolucionado a partir de las fake news, siendo en el 2017 cuando captó la atención del público, gracias a la difusión de material pornográfico falso con rostros de celebridades”, explicó la catedrática.
Señaló que hay dos categorías principales de deepfakes: los big boys, que se encargan de generar audios falsos para simular declaraciones inexistentes, y los deepface, basados en la manipulación de imágenes para crear videos con información falsa.
Cabe mencionar que en el actual proceso electoral, los mexicanos han podido ver la aplicación de ambas modalidades: por un lado, el avatar de la candidata presidencial de la alianza PAN-PRI-PRD, Xóchitl Gálvez, que suaviza sus facciones físicas en redes sociales y por otro lado, un intento de fraude difundido mediante videos y audios que urilizan las imágenes y voces del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y la candidata de Morena-PT-PVEM a la Presidencia de la República, Claudia Sheinbaum, quienes ya alertaron sobre el uso ilícito de sus imágenes personales.
Por ello, aunque la IA puede tener aplicaciones benéficas, Rosas Téllez subrayó riesgos éticos y legales, como la difusión de información falsa y el aumento de fraudes, manipulación financiera.
El reto, dijo, es generar una “alfabetización digital”, para que los ciudadanos sean capaces de detectar y prevenir la propagación de deepfakes.
ANÁLISIS PREVIOS
Los expertos en el tema, han señalado que el uso de la IA obliga a tener sociedades mejor informadas, que puedan comparar los datos y verificar la información con fuentes confiables.
A ello se suma una educación digital que les ayude a identificar la posible suplantación de candidatos o personajes de la vida pública.
Yareli Elizeth Delgado Bacilio, estudiante de la Facultad de Tecnologías de Información y Ciencias de Datos del Decanato de Ingenierías de la UPAEP, apuntó que hay software especializado para detectar deepfakes, entrenado para identificar movimientos de ojos, sincronización con el audio, movimiento de labios y otros detalles que podrían revelar la falsedad de un video. Dijo que lo más interesante de estas redes es que ambas evolucionan continuamente; la generadora busca mejorar en el arte de engañar, mientras que la discriminadora busca mejorar en la detección de imágenes falsas.