Soliloquio
Felipe Flores Núñez
Ya había adelantado mi columna dominical, cuando me entero la noche del viernes que la dirigencia nacional de Morena decidió posponer por diez días el resultado de las encuestas para definir a las llamadas Coordinaciones de Defensa de la Transformación en nueve entidades federativas, entre las que destaca desde luego el caso de Puebla.
El resultado de dichos sondeos estaba anunciado para este mismo lunes, pero sin ofrecer mayor explicación sobre las razones de la prórroga, en el breve comunicado suscrito por la Comisión Nacional de Elecciones sólo se informó que dichos resultados se darán a conocer “hasta el próximo viernes 10 de noviembre”.
La súbita decisión que alarga la agonía de las y los aspirantes involucrados da margen a muchas e inevitables conjeturas, además que nos hace recordar la frase genial de Maquiavelo: “Piensa mal y acertarás”.
En principio se supone que la logística estaba diseñada perfectamente para cumplir a cabalidad con todo con el proceso de auscultación y conteo en las nueve entidades, a fin de tener los resultados en los tiempos previstos. La falla no pudo haber estado ahí, y eso supone posibles enredos.
¿Qué pudo haber pasado? Una posibilidad es que a Morena ya no le ajustaron los números a partir del acuerdo que el pasado martes emitió el Instituto Nacional Electoral, el cual obliga a que de las nueve entidades involucradas, al menos en cinco sean postuladas mujeres.
Tal medida obligó a realizar ajustes y encuadres sin poner en riesgo tanto la unidad de los contendientes y sus simpatizantes, como la misma competitividad partidista, y es aquí donde los embones pudieran haberse complicado. Es creíble entonces que conociendo ya los resultados de las encuestas, el panorama haya cambiado sustancialmente.
Hasta donde se sabe, Morena tenía resueltos los casos de Tabasco, Guanajuato, Jalisco Yucatán y Veracruz, mientras que había semáforo de alerta en Puebla y se percibían altos riesgos en Morelos, Chiapas y la Ciudad de México.
¿Dónde ubicar a las cinco mujeres?
En apariencia el dirigente nacional morenista Mario Delgado lo veía muy fácil. Durante la semana había explicado que “se van a analizar los resultados de las encuestas en su conjunto; primero, donde ganaron mujeres, en automático son candidatas; y si no hay cinco mujeres que ganen sus encuestas, entonces donde ganaron hombres, se analiza en conjunto en dónde las mujeres tienen mayor nivel de competitividad y ahí se determina en qué entidad va hombre, y dónde mujer”.
Ese mismo día, aclaró, el partido definirá el género de la candidatura para cada una de las entidades, en apego al acuerdo del INE que señala que al menos en cinco casos deberá postularse a mujeres.
A ese respecto, el propio Delgado Carrillo puntualizó que a pesar de que sean hombres quienes resulten ganadores de las mediciones, se postularán a cinco mujeres como candidatas por las gubernaturas. “Algunos hombres van a ganar su encuesta, pero no van a ser candidatos por el criterio de paridad”, precisó.
¿Fue ese “criterio de paridad” el que descompuso el tablero morenista, que en el caso poblano favorece a las mujeres pese a que dos varones –Ignacio Mier y Alejandro Armenta en ese orden– puntean indiscutiblemente los estudios demoscópicos en casi todas sus modalidades?
¿Será que la disputa en la cúspide del poder para decidir la candidatura para el gobierno de la Ciudad de México entre el exjefe policiaco Omar García Harfuch, favorito de Claudia Sheinbaum y Clara Brugada, la consentida del presidente López Obrador, acabó por contaminar al resto de las entidades?
¿Cómo responderá Morena a la sustentada sospecha de que el “dedazo” está vigente y más firme que nunca? ¿Cómo deslindarse de las sospechas por intromisión de la autoridad suprema que maniobra desde Palacio Nacional, con el respectivo aval de la actual poseedora del bastón de mando?
En esta tesitura, lo único cierto es que la complejidad durante el proceso selectivo ha ocurrido por la mecánica inédita que instauró Morena en la que, como en el reality de Big Brother, las reglas van cambiando a conveniencia para que, con ajustes imprevistos, cualquier cosa pueda ocurrir.
De la inicial propuesta que hacía entender que ganaría el mejor posicionado en los estudios de opinión, se pasó a nuevas ponderaciones al determinar que no necesariamente el más conocido sería el ganador o ganadora pues habría otros criterios, y luego se modificó con la determinación surgida esta semana del INE para garantizar la paridad de género, para concluir, de última hora, con un aplazamiento hasta ahora no aclarado.
Al menos en el caso poblano, de una lucha cerrada entre los primos Ignacio Velasco Mier y Alejandro Armenta Mier, se pasó de modo intempestivo a una potencializada incursión de las candidatas mujeres, Olivia Salomón Vivaldo, Claudia Rivera Vivanco y Lizeth Sánchez García.
En ese embrollo y aunque sea muy tentador, no es fácil hacer pronósticos a estas alturas. Si bien se sabe por los sondeos que los puntajes favorecen a Ignacio Mier y Alejandro Armenta, serán ahora los imponderables los que definan la resolución final.
Por su lado, la contienda entre la terna de mujeres poblanas tiene sus propios enredos. Claudia Rivera posee las mejores credenciales al interior de su partido, pero le pesa a sobremanera el mal antecedente por su precaria gestión como alcaldesa de Puebla, en tanto que Lizeth Sánchez figura acaso como un gran prospecto, con augurios de un futuro muy prometedor, pero nada más por ahora.
En este escenario, de ser el caso, la balanza inclinaría de modo convincente y contundente a favor de Olivia Salomón, quien además cuenta con la simpatía de quien es ahora la virtual candidata presidencial, Claudia Sheinbaum, lo que para muchos significa que podríamos tener por parte de Morena una mujer como candidata a presidenta y otra para gobernadora. En ese cálculo, hay quienes piensan que esa fórmula femenil sería amplia ganadora en Puebla y hasta evitaría una posible confrontación entre al menos dos de los aspirantes perdedores, y hasta una desbandada que pondría en riesgo la elección local del 2024.
Esta ponderación, junto con el crucigrama en el caso de la Ciudad de México, podrían ser algunas de las muchas causas que estaría frenando el anuncio que estaba previsto para este lunes, respecto a los nueve Coordinaciones de Defensa de la Transformación.
Queda también como última posibilidad que Morena decida el género de su candidatura para Puebla hasta el límite posible, que es el 24 de diciembre próximo, a fin de darse tiempo y espacio para maniobrar al interior y evitar cualquier posibilidad de fractura. Ello sin olvidar que muy eventualmente, algún actor político o hasta algún partido –podría ser el Verde o el PT– se inconforme con el acuerdo de paridad que determinó el INE, ya que, en estricto rigor, el órgano electoral no tiene facultades legales para ello.
En conclusión, entre nudos e incertidumbres, habrá que esperar diez días más, que serán para muchos toda una crispante eternidad.