Soliloquio
Felipe Flores Núñez
En medio del fragor político que se vive en estos días, el tema de las encuestas es recurrente, cosa de todos los días.
Para bien o para mal, todos las refieren y también, como parece natural, las acomodan siempre a su propia conveniencia.
No es nada nuevo. Los estudios de opinión han sido una herramienta indispensable en la toma de decisiones en distintos ámbitos, y lo son mucho más ahora para los actores políticos en el entorno del próximo proceso electoral.
En el caso de Morena, el interés por las encuestas fue revalorado al determinar que será precisamente mediante ese recurso de consulta pública cómo habrán de definirse sus candidaturas para los comicios del año próximo.
Así será para la elección presidencial y las nueve gubernaturas, entre ellas la de Puebla, por lo que es lógico que el gallinero político se alborote cada vez que aparece algún estudio de opinión.
Es entonces cuando allá y aquí hay quienes se alardean con los resultados, y también los que los lamentan y los reprueban.
En el caso de la disputa por la candidatura presidencial, ha sido Claudia Sheinbaum la que ha mantenido el liderazgo de manera incuestionable desde que comenzó la carrera presidencial hace más de un año. Puntos más o puntos menos, siempre ha estado a la cabeza en todas las encuestas realizadas.
En el estudio más reciente publicado esta semana por El Financiero hubo algunos ajustes entre las “corcholatas” morenistas. Claudia Sheinbaum bajó un punto y ahora tiene 28% de las preferencias, por 21% de Marcelo Ebrard, que subió dos unidades respecto al anterior sondeo, mientras que Adán Augusto López incrementó su apoyo de 11 a 15%; Gerardo Fernández Noroña avanzó un punto de 8 a 9% y muy atrás, aunque también subieron, Ricardo Monreal y Manuel Velasco con 5% cada uno.
Salvo el caso de Sheinbaum, los resultados de ahora y los previos no son asumidos a cabalidad por los contendientes. Ebrard ha mantenido una posición de permanente escepticismo, y aún más atrevido, Adán Augusto López Hernández ha llegado a decir que “las encuestas que se publican a nivel nacional y que lo colocan en desventaja “son pagadas”, por lo que la verdadera encuesta (si en verdad será limpia y transparente, habría que acotar) será la que se haga en septiembre para decidir la candidatura presidencial.
Lo relevante de este último estudio es que aparece ya en la escena y cada vez más amenazante, la figura de Xóchitl Gálvez. A pregunta sobre si las elecciones presidenciales fueran entre Gálvez, del Frente opositor; Claudia Sheinbaum, de Morena-PVEM-PT, y Samuel García, de MC, la senadora panista obtendría 34% de las preferencias, apenas ocho puntos abajo que la exjefa de Gobierno, quien sumó el 42%, y García quedaría en tercer lugar con 8%.
En un escenario similar, pero con Marcelo Ebrard como abanderado de los partidos de la “4T”, el excanciller obtendría 44% de las preferencias, 10 puntos arriba de Xóchitl, quien mantiene su 34%.
Medida sólo entre los aspirantes del frente opositor (PAN, PRI, PRD), Xóchitl Gálvez, tiene el 23% de las preferencias, seguido por Santiago Creel con el 14%; el priista Enrique de la Madrid, 13%, el perredista Miguel Ángel Mancera, con 12% y Beatriz Paredes con 8%.
En el caso de Puebla cada vez parece haber mayor claridad, aunque lógicamente no hay nada definido. Esta semana se dio a conocer la segunda encuesta estatal del Buró de Estadística y Análisis de Opinión Pública (BEAP), a mi juicio la más confiable de todas las empresas encuestadoras de la entidad.
El dato más revelador es que Morena y su alianza ganarían con enorme facilidad las elecciones para gobernador en Puebla. Si hoy fueran los comicios, la 4T arrasaría con una ventaja de 56.1%, contra 9.6% de su más cercano contendiente, que es el PAN.
Por otro lado, destaca que Ignacio Mier ha incrementado notoriamente su posicionamiento y figura ahora como el más viable candidato a la gubernatura por Morena, al ubicarse cuatro puntos arriba de Alejandro Armenta.
Obviamente, el senador Armenta mostró su inconformidad al asegurar que los números que él tiene no coinciden con esos resultados, y volvió a insinuar que la encuesta, como otras que no le han favorecido, pudo haber sido “cuchareada”.
Otro que tampoco quedó convencido es el Alcalde panista Eduardo Rivera Pérez, quien al señalar que los resultados de toda encuesta pueden cambiar de un momento a otro, mencionó otros estudios demoscópicos que ubican al Frente Amplio por Puebla (PAN, PRI, PRD) como el vencedor en el gobierno estatal y la alcaldía de Puebla capital.
Todo esto nos hace concluir que seguirán apareciendo nuevos estudios de opinión tanto a nivel nacional como local, y que los resultados provocarán reacciones diferentes, según sea el caso.
Falta mucho para la jornada electoral y los escenarios podrían modificarse, ese es el reto para los contendientes. Así ha sido siempre y así será.
Lo que no se vale es cuestionar en términos genéricos a las empresas encuestadoras. No duda que las haya “patito”, que algunos cometan errores por una metodología mal empleada, o incluso, las que a falta de ética profesional, se sometan al mejor postor. Eso también ha ocurrido siempre y en su caso, habría que denunciarlas.
Lo inadmisible es, como dice la frase metafórica que fue título de una exitosa cinta, pretender desde ahora matar al mensajero.
Las encuestas, se ha dicho a la saciedad, no son más que una fotografía de un momento determinado y sirven para “explorar las percepciones, sentimientos, creencias, valores, necesidades y expectativas de la población objetivo en referencia a los grandes temas que afectan su desenvolvimiento social, económico y político”.
¿Estamos?