Soliloquio
Felipe Flores Núñez
Con el par de comicios a celebrarse este domingo tendrá lugar la última escala –y la más importante de todas–, previa a la magna contienda electoral del 2024.
Aunque también habrá hoy elecciones en Coahuila, donde Morena tendrá seguramente su segundo traspié desde que llegó al poder, la atención está centrada en el Estado de México.
Para la elección en el otrora bastión priísta, todas las últimas encuestas marcan como favorita a Delfina Gómez Álvarez. Algunos le otorgan a la fiel pupila de la 4T una ventaja de hasta 15 puntos; otros de entre seis y 10, pero hay quienes advierten márgenes más estrechos, e incluso hasta quienes refieren la posibilidad de un empate técnico.
Será el voto, desde luego, el que decida este domingo, y en buena medida también la capacidad de movilización con que cuente cada una de las candidatas y es ahí donde podría haber sorpresas. Morena puso toda la carne en el asador al movilizar su pesada estructura y hasta al propio aparato oficial, pero no es despreciable la maquinaria conjunta que aún mantienen viva tanto el PRI como el PAN en una buena cantidad de municipios que todavía gobiernan.
Se trata de una elección monumental. El Estado de México tiene el mayor número de votantes del país, con 12.7 millones de electores, para lo cual estarán funcionando 20 mil 433 casillas en 42 distritos electorales.
La compra de voto, el arrastre corporativo y otras tantas marrullerías, en ambos bandos, no han sido la excepción, entre las que destaca el repentino y sospechoso cambio de domicilio hacia el Estado de México registrado ante el INE de casi 73 mil 400 ciudadanos, procedentes de localidades que gobierna Morena, como la Ciudad de México, Veracruz y…Puebla.
En la víspera de los comicios, la mayoría de los analistas se ha esmerado en construir escenarios ante lo que pudiera ocurrir hoy en tierras mexiquenses, lo cual tiene lógica porque más allá de sus efectos de rigor, del resultado final habrá infinidad de derivaciones que incidirán en la contienda del 2024, muchas de ellas, por cierto, recaerían también en Puebla.
Una amplia victoria de la exsecretaria federal de Educación Pública significará indiscutiblemente la consolidación del movimiento del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien lo asumirá como un aliciente para mantener no sólo su abierta incumbencia en temas electorales para el 2024, sino también como resorte para reforzar sus políticas públicas y sus programas prioritarios.
AMLO deducirá que le habrá dado el puntillazo final al neoliberalismo y que nadie –incluyendo las instituciones a las que ha agraviado hasta el extremo– detendrá su estilo y sus prácticas de gobernar, al menos no durante los 16 meses que aún le restan en el poder.
Un triunfo apretado de Delfina Gómez, en cambio, provocaría serios ajustes en las estrategias morenistas. Del regocijo se pasará a la reflexión y obligará a ser más cuidadosos en la selección de candidatos, más allá de la optimista creencia de que cualquiera puede ganar y esa premisa aplica también a Puebla.
Se podrá hablar entonces de las tradicionales tácticas a las que hubiera recurrido el frente opositor y hasta de presuntas anomalías de las autoridades electorales locales para justificar lo apretado del resultado, pero se mantendrá el discurso en contra de la llamada oposición conservadora y enemiga de la transformación.
La victoria de Alejandra del Moral Vela –¿por qué no?–, sí que sería catastrófica para las proyecciones de la 4T.
En ese poco probable caso se apelaría a un “enorme fraude” tramado por la derecha. La autoridad electoral se vería duramente acosada, incluso la federal, y volveríamos a escuchar la consigna del “voto por voto, casilla por casilla” y hasta se podría demandar repetir la elección.
El objetivo sería provocar una crisis político-electoral –que de eso AMLO sabe mucho– apoyada en movilizaciones masivas en todo el país, y un endurecimiento en las tácticas de polarización, cuyas manifestaciones más significativas se expresarían en el Congreso.
Ya en privado, durante largas y sesudas sesiones del “War Room”, se analizaría a detalle el escenario nacional y serían replanteadas todas las líneas de acción para el complejo proceso de selección de candidatos para el 2024. El objetivo será ganar las gubernaturas en juego, los congresos estatales y desde luego, tener una holgada mayoría legislativa para concretar las iniciativas presidenciales pendientes.
Para la elección estelar por la silla presidencial, no se andarían más con rodeos. Es Claudia, nadie más, para lo cual se aceleraría el “destape”, previas encuestas que se harían ver lo más transparentes posible, y a Marcelo Ebrard, que es un contendiente interno “peligroso”, se le arroparía lo suficiente para evitar la posibilidad de una deserción.
En contraparte, el llamado frente opositor actuará sin premura. Quedará claro que un buen candidato o candidata y una adecuada convocatoria a la participación social podrían conducir a una tan ansiada victoria el año próximo. Tarea nada fácil ante la obsesión del PAN por llevar a Creel a la candidatura, y menos frente a la tozudez y torpeza del dirigente del PRI, Alejandro Moreno.
El llamado para la oposición sería “todos con todo”, y podría –o debería en este caso extremo– ser oído también por otras fuerzas, como Movimiento Ciudadano y hasta, no se dude, el Verde Ecologista.
Ésta última posibilidad suena fantasiosa, casi irreal, pero nada puede descartarse en este país de aguda polarización en el que amplios sectores poblacionales observan pasmosos la metralla en los más altos niveles y el riesgo del resquebrajamiento de la vida institucional.
El caso de Coahuila se cocina aparte y como ocurrió antes en Durango, la división interna de Morena permitió que el frente opositor postulara a buenos candidatos para obtener el triunfo.
El triunfo holgado –se calcula que casi al dos por uno– de Manolo Jiménez Salinas sobre el senador morenista Armando Guadiana está más que garantizado, el cual se consolidó aún más ante el vergonzoso proceder del PT y del Verde Ecologista.
Así las cosas, los reflectores estarán enfocados hoy en el Estado de México en torno a una elección con muchos dobleces y en cuyo contexto ocurrieron en la víspera otros eventos que alimentan el clima político, como la visita a Puebla de Claudia Sheinbaum.
La jefa de gobierno de la Ciudad de México tuvo varias expresiones de hondo contenido, pero quizá la más representativa ocurrió en su reunión con empresarios, a pregunta sobre cómo evitaría que se especule que de llegar a la presidencia quien en realidad gobierne sería Andrés Manuel López Obrador.
Su respuesta fue inteligente y demoledora: “Me pregunto, si un hombre estaría aquí, si le estarían preguntando lo mismo, si AMLO sería el gobernante; hay muchos prejuicios, la verdad, que todos tenemos que ir liberando, las mujeres sabemos gobernar, tenemos capacidad y es falso que cuando gobierna una mujer siempre hay detrás un hombre que le está diciendo qué hay que hacer”, atajó.
}Queda también como pendiente inmediato la expectativa sobre el proceder del canciller Marcelo Ebrard, quien advirtió que este mismo lunes anunciaría una “fórmula” para decidir el proceso interno que definirá la candidatura presidencial, lo cual podría abrir nuevas fracturas y dar paso a disputas no previstas.
Todo eso ocurre en el contexto de la última parada de hoy, previa a la magna contienda electoral del 2024.