Soliloquio
Felipe Flores Núñez
Para la 4T, la puesta en escena está lista para el gran espectáculo electoral del 2024.
Todo en orden: fechas, escenografía, actores y público en general.
Apunta para la obra perfecta, quizá la del siglo.
Será, eso sí, una exhibición nunca antes vista.
El director lo dispuso todo a detalle, con cuidado extremo, como todo un maestro.
Primero eligió a los actores y los sometió a un riguroso y extenso casting por todo el territorio nacional.
Aunque no muy legal, fue ese un espectáculo delirante, de enorme publicidad.
Anuncios espectaculares, bardas, concentraciones y un uso indiscriminado en las benditas redes sociales.
Como ejercicio de posicionamiento, el propósito se cumplió.
Superada la prueba, se decidió por tres, aunque todavía podrían agregarse otros tres, para llegar a seis, no más.
Las “corcholatas” ya han sido destapadas, se sabe con certeza su nombre y apellidos.
Como límite este viernes, dejarán sus antiguas ocupaciones.
A partir del próximo lunes subirán al escenario, bajo intensos reflectores.
Estarán en escena de tiempo completo.
Aunque se asegura que hay garantías de “piso parejo”, ya una mujer figura como favorita.
A ella le cuestionan por su inquebrantable fidelidad.
Se dice que el papel de la primera y única actriz, es el de la continuidad.
Más de los mismo que no a todos gusta.
Le sigue un personaje de amplia trayectoria y con probada capacidad.
Forjado en otros escenarios, es leal pero no subordinado a ultranza.
Se cree que mantendría los principios, pero cambiaría estilos y formas.
El tercero en escena es un muy allegado, casi hermano del director.
Para algunos, llegó tarde, pero le reconocen que supo avanzar y escalar con atroz velocidad.
En el reparto, casi como extras, otros dos con escasas posibilidades y que a pesar de sus convicciones han mostrado rebeldía. Y hay un sexto, que no reconoce la hermandad y que nada tiene que hacer.
Esta última tripleta parece estar, pero en realidad no está, aunque será útil porque le dará sabor a la representación teatral, que ya está por comenzar.
El guion lo conocen todos, ya fue aprobado por unanimidad sin cambiarle una sola coma.
Ya todos saben lo que sí y lo que no deben hacer; lo que se vale y lo que no.
Las reglas son claras, y cuidado al que se quiera “pasar de listo”, porque el director advirtió que va a perder.
Entre ellos no se vale debatir, entre ellos no se pueden descalificar.
Y nada de buscar promoción en medios de comunicación que no sean afines, aquellos que están al servicio de la oligarquía. Cuidado con esos reaccionarios.
A todos se les pidió austeridad, pero no rendición de cuentas.
Terminada su actuación, el pueblo bueno y sabio decidirá mediante encuestas.
El mejor calificado será acreedor al premio mayor: seis años en el rol principal.
Los demás deberán aceptar la decisión, no podrán protestar.
Sin reparo, se sumarán al vencedor.
Así lo suscribieron y así será.
No obstante, para ellos habrá premios de consolación.
El segundo y hasta el tercer lugar tendrán oportunidad de mantenerse en el escenario principal.
Seguirán en el presupuesto y, tal vez, en otra ocasión será.
Montajes similares se replicarán después en otras entidades, Puebla entre ellas. Habrá que observar.
Mientras tanto, la atención se concentra en la obra mayor.
Todo está dispuesto: actores, guion, escenografía y público.
Todo a detalle, incluyendo también a tramoyistas, iluminación, vestuario y sonido.
Todo listo mientras los demás, como los chinitos, “nomás milando”.
Eso lo sabe el director, quien está orgulloso de su puesta en escena, que culminará hasta el 5 de septiembre.
Nada le puede fallar.
Es mucha la expectativa.
La gran obra de la 4T está por comenzar.
El telón está por abrirse.
Primera llamada, primera