Soliloquio
Felipe Flores Núñez
Era inevitable: el tema de la inseguridad permea cada vez más en el proceso electoral e incluso puede ser factor preponderante al momento en que los ciudadanos decidan su voto el próximo 2 de junio, lo mismo en los comicios federales, que en la elección local por la gubernatura y las 217 presidencias municipales.
Tal circunstancia no es casual. La inseguridad que en general gravita espesamente en el país figura entre las mayores preocupaciones ciudadanas y de ahí su incuestionable relevancia.
A ello se suma que el actual proceso ya es el más violento de la historia electoral por la cantidad de aspirantes o candidatos asesinados, más los casos de atentados, secuestros, amenazas o intimidación contra actores políticos de casi todos los partidos.
Justo hoy a un mes de la jornada electoral, el tema es el más sensible sobre todo para la candidata presidencial oficialista Claudia Sheinbaum, más allá de que esté afianzada en la punta de las preferencias pese a la embestida de Xóchitl Gálvez en el debate del pasado domingo.
Cosas del destino, en el tercer y ultimo debate previsto para el domingo 19 de mayo precisamente está agendado, entre otros, abordar lo relativo a la inseguridad y al crimen organizado y aunque como jefa de gobierno de la Ciudad de México tuvo buen desempeño, ni como defender la política fallida de la actual gestión federal, rubricada con la expresión del “abrazos, no balazos”.
En el caso de Puebla, el recién concluido mes de abril fue particularmente violento, al alcanzar la cifra más alta de incidentes del último año, con 94 asesinatos, de acuerdo a datos oficiales difundidos este miércoles por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno federal.
Esta circunstancia atizó el fuego en el entorno político y provocó duros señalamientos sobre todo del lado opositor, ante lo cual el gobernador Sergio Salomón advirtió una vez más que no es válido lucrar políticamente ni “sacar raja” de esos eventos.
A su vez, el candidato a la gubernatura de Morena Alejandro Armenta justificó que han sido los municipios donde gobierna el PAN y el PRI donde se han presentado más casos de hechos violentos, refiriéndose a Puebla capital, Chignahuapan –donde en la víspera fueron masacrados cuatro policías estatales– y San Andrés Cholula.
Es en todo este contexto que encaja la propuesta que el propio Armenta ha planteado para imponer la figura del mando único policial como solución a la falta de coordinación que existe en la materia entre los diferentes niveles de gobierno.
El candidato morenista fue más allá al asentar que el PAN no coincide con el mando único por temor a perder las partidas presupuestales que se asignan y la posibilidad de obtener “moches” en la adquisición de patrullas, uniformes y equipo.
“Para ellos el tema era el negocio de todo el sistema de seguridad. Nosotros proponemos establecer el Mando Único Operativo, pero no significa quitarles el presupuesto a los ayuntamientos, porque a mí no me interesa “el moche” de construir los módulos, de los chalecos, o de los policías; a mí lo que me interesa es la eficiencia. Entonces, no voy a condicionar a los municipios”, enfatizó.
En ese sentido, reiteró que la imposición del mando único policial no implica quitar a los ayuntamientos su presupuesto, sino una mayor coordinación institucional, que incluye la participación activa de la Guardia Nacional, el Ejército y la Marina.
Primero en la sierra norte y esta semana en Huejotzingo, Armenta se ha referido a la necesidad de contar con una policía bien preparada, con conocimientos en derechos humanos y en la necesidad de una efectiva coordinación interinstitucional del mando único policial, con el involucramiento de las fuerzas federales, además de acciones conjuntas con autoridades de los estados vecinos de Veracruz, Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, Morelos y la Ciudad de México para combatir el crimen organizado.
Por ser este un asunto toral, la iniciativa de configurar el mando único policial sustentada en las vertientes de la prevención, contención y reacción, es quizá la mejor oferta que se ha escuchado durante las campañas políticas en Puebla y bien vale la pena ponderarla en su entera dimensión.
Para nadie es secreto que las policías municipales en su inmensa mayoría adolecen no solo de equipamiento sino de la más depurada capacitación. En la mayoría de los casos se han visto rebasadas por los grupos delincuenciales que cada vez expanden más su cobertura y su influencia en la entidad.
Ya ni se diga de los casos de colusión, que son frecuentes, sobre todos en zonas de alto riesgo, como ocurre en el llamado Triángulo Rojo que abarca al menos los municipios de Tepeaca, Quecholac, Acatzingo, Palmar de Bravo, Tecamachalco y Acajete, donde el robo de combustible, la extorsión y los asaltos en carreteras son frecuentes.
Si de propuestas y ofrecimientos se trata, la estructura piramidal que propone Alejandro Armenta con el mando único policial está sobre la mesa.
¿Qué hay al respecto del lado opositor?