Al pueblo, pan y circo, proclamaban algunos gobernantes de la antigua Roma. Eso les garantizaba que mientras la población tuviera algo de comer y mucha distracción, no habría quien se preocupara de los asuntos públicos, ni tampoco de sus desvaríos.
Muchos siglos después, la estrategia todavía funciona, o al menos eso parece. Ya no son como entonces las carreras de coches o cuadrigas en pistas de óvalo, ni las brutales peleas cuerpo a cuerpo entre gladiadores o las luchas sangrientas contra animales. Ahora los motivos para desviar la atención son otros, mucho más sofisticados.
El avión presidencial, por ejemplo. O la perversa exhibición de videos para exponer a personajes públicos. Quizá el águila respetable y simbólica de nuestra bandera nacional.
Tal vez la faramalla de las consultas populares. En fin, temas triviales ante una realidad nublada. Se trata de difuminar los hechos de interés. Desenfocarlos.
Poco importan los temas torales, como el avance sin control de la pandemia del coronavirus, lo que exhibe una muy cuestionada estrategia. Ni que en medio de mensajes confusos, los decesos sean ya más de 62 mil.
Que los casos sospechosos rebase los 81 mil. Y que los confirmados sean casi 574 mil. Cifras que se sitúan por arriba del pronóstico del propio gobierno federal, calculadas apenas en junio pasado. Se dijo entonces que eran improbables y se le calificó incluso, de ocurrir, como el arribo a un “escenario catastrófico”. Ya estamos en esa tesitura.
Las muertes van en una espiral ascendente: 80 en marzo, tres mil 509 en abril, 12 mil 273 en mayo, 16 mil 964 en junio, 18 mil 335 en julio y en lo que vamos de agosto los números se mantienen altos.
A este ritmo, llegaríamos a diciembre con 130 mil, o mucho más si se relajan las medidas sanitarias, lo dice una proyección de la Universidad de Washington.
Datos oficiales nos ubican entre los países más afectados del mundo, donde lideran Estados Unidos y Brasil Y a la par, en otro carril, la economía nacional sigue en franco declive. En su último reporte de este martes, la agencia calificadora Moody’s empeoró su perspectiva al cierre de 2020, al ajustar la caída a menos 10 por ciento en el Producto Interno Bruto, en un contexto en el que todo dependerá de la contención del coronavirus, pues los temores seguirán obstaculizando una recuperación a mayor velocidad.
Destacó también que la debilidad del segundo trimestre y se trasladará a la actividad económica al tercero, lo cual impactará en una lenta recuperación.
Pero nos dicen que vamos bien, pese al cierre de innumerables fuentes de trabajo, la pérdida de más de un millón de empleos formales, la baja del poder adquisitivo y la amenaza que para fin de año habría al menos entre 10 y 12 millones de nuevos pobres.
Esto ratifica que se vive la peor crisis económica de la era moderna. Entre tanto, el pueblo se distrae y se divierte con la difusión de videos comprometedores. En uno relacionado al caso ObredechtPemex-Lozoya, se observan fajos de billetes que presuntamente sirvieron para comprar el voto de legisladores para aprobar la reforma energética en la época peñista.
En otro, como respuesta al agravio, se aprecia que el hermano del presidente. Pío López Obrador, recibe dinero al menos en dos ocasiones en bolsas de papel, de manos del actual funcionario federal David León, en cuyo caso se ha justificado que se trata no de sobornos, sino de “contribuciones” del pueblo bueno. Ya esta semana, se promociona al presidente López Obrador en un recorrido por el que fuera el avión presidencial.
“Lo vamos a rifar el 15 de septiembre, compra tu cachito y hagamos historia”, dice sonriente. Al día siguiente plantea hacer una consulta ciudadana para que el pueblo sea el que decida si se procesa penalmente a Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto mediante una encuesta que se aplicaría el día de la próxima jornada electoral, claro está, con la idea de aparecer en las boletas de 2021.
Y en la víspera, en el zócalo de Ciudad de México se instala un águila imperial como adorno luminoso alusivo a las fiestas de Independencia nacional, lo cual desata una polémica que pronto fue viralizada.
Este fue en resumen el tránsito de los acontecimientos recientes en el país. De otros temas, como el de la seguridad, mejor ni hablamos. Focos rojos por todos lados. Y, claro, pan y circo. “Panem et circenses”, que en su definición más simplista de la internet, refiere que no es más que “una locución latina peyorativa de uso actual que describe la práctica de un gobierno que, para mantener tranquila a la población u ocultar hechos controvertidos, provee a las masas de alimento y entretenimiento d e b a j a c a l i d a d y c o n c r i t e r i o s asistencialistas”. Así, hasta que el pueblo aguante.