Soliloquio
Felipe Flores Núñez
En la mira, al fin, se observa la proximidad de los comicios.
Cumplidos este sábado en Puebla los cierres masivos de campaña por parte de los aspirantes a la gubernatura Alejandro Armenta Mier y Eduardo Rivera Pérez, ambos acompañados por las respectivas candidatas presidenciales de sus partidos aliados, no queda más que esperar justo una semana para la celebración de la ansiada jornada electoral.
En efecto, el próximo domingo estaremos acudiendo a las urnas para decidir qué país y qué entidad poblana queremos al menos para los próximos años, enorme compromiso que por lo demás implica para la ciudadanía entera una enorme y muy significativa responsabilidad.
Para llegar a este tramo final de la contienda hemos transitado por un proceso largo, complejo y hasta frecuentemente tedioso, en el que además se han suscitado eventos violentos nunca antes vistos.
De hecho, tal periodo ha sido el más extenso de la historia, porque si bien las campañas políticas iniciaron formalmente en marzo pasado, lo cierto es que el tema electoral ha estado gravitando intensamente en todo el país de manera inédita al menos desde hace un par de años.
En la víspera de la elección, conviene ahora repasar cómo fue que la candidata oficialista Claudia Sheinbaum fue ganando terreno hasta posicionarse ahora como amplia favorita de acuerdo con todos los estudios de opinión, al extremo de que la propia morenista ha llegado a decir que la votación del domingo entrante será sólo “de mero trámite”.
Aunque suena soberbio, Sheinbaum se sabe aventajada no sólo por haber arrancado la carrera antes del disparo de salida, sino por el extenso aparato que la ha impulsado con enorme sincronía en cada fase del proceso electoral con el apoyo directo o simulado del presidente Andrés Manuel López Obrador y de los 21 gobernadores de filiación morenista.
Recuérdese que fue el presidente López Obrador el que adelantó intencionalmente la carrera electoral desde su tribuna diaria de Palacio Nacional con su llamado “juego de las corcholatas”, maniobra que finalmente resultó efectiva y definitiva.
Abrir la disputa por la candidatura presidencial con excesiva antelación fue sin duda una decisión inteligente y estratégica, porque al mismo tiempo atrajo la atención pública en el tema y logró incitar la conversación mediática a favor de los principales actores morenistas.
Para aquella convocatoria inicial emitida a fin de dilucidar la candidatura presidencial quedaron entonces inscritos seis aspirantes a los que se les concedió el chusco título de “corcholatas”.
En ese entramado participaron personajes morenistas de primera línea: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López, Ricardo Monreal, Gerardo Fernández Noroña y, de modo adicional, casi en plan de bufón, el verde-ecologista Manuel Velasco.
Durante más de dos meses, todos esos precandidatos le dieron vueltas al país una y otra vez para disputar la candidatura, no siempre con el piso parejo porque desde el principio se sabía que la nominación estaba reservada para la exjefa del gobierno de la Ciudad de México. A eso se le llama engañar con la verdad.
Lo que se vio durante ese lapso fueron centenares de “asambleas informativas”, mítines multitudinarios, concentraciones masivas y un uso despiadado de propaganda con panfletos y anuncios espectaculares que inundaron el territorio nacional ante la complaciente mirada de la autoridad electoral.
Toda esa pre-pre-campaña electoral disfrazada en proceso interno resultó ocasión suficiente para posicionar a nivel nacional no sólo a los actores que lo protagonizaron, sino, sobre todo, a la marca partidista y al movimiento de la 4T, además permitió hacer alianzas y tejer compromisos a futuro con la militancia y con otros grupos de poder.
Tales movilizaciones no merecieron sanción y para avalarlas el Tribunal Electoral apenas diría que los recorridos de los morenistas eran parte de un mecanismo de autoorganización partidista.
Tampoco ninguna otra autoridad se atrevió a fiscalizar con rigor el origen de los recursos utilizados por los seis aspirantes, cuya suma total debió ser monumental.
Mediante encuestas, no siempre transparentes, finalmente Morena proclamó a Claudia Sheinbaum como la mejor evaluada y le adjudicó virtualmente la candidatura con el cargo de Coordinadora Nacional del Movimiento de la Cuarta Transformación.
Con esa poderosa inercia, la morenista se hizo del Bastón de Mando y desde entonces pudo desarrollar una intensa campaña electoral perfectamente diseñada y para posicionarse lejos, muy lejos, del grupo opositor, que no sólo llegó tarde a la contienda, sino absolutamente desorganizado.
El resultado de toda esa maniobra ha sido avasallador y así lo muestran hoy en día el total de las encuestas a una semana de la elección.
Su triunfo parece irreversible, pero no tanto como para asegurar que los comicios del domingo entrante están totalmente resueltos, reconociendo que la opositora Xóchitl Gálvez está cerrando a un ritmo inesperado.
En efecto, la candidata del bloque PAN, PRI, PRD ha ganado terreno al menos desde el segundo debate presidencial y ahora se siente muy alentada por las inmensas concentraciones de la llamada Marea Rosa en diversas regiones del país y por la posibilidad de que el llamado “voto oculto” finalmente se incline a su favor.
Lo cierto es que, aunque tarde, la candidata de la coalición “Fuerza y Corazón por México” parece al fin haber encontrado un hilo discursivo congruente y convincente.
Así se le escuchó este sábado en el Paseo Bravo de la capital poblana durante el cierre de campaña de los candidatos locales, al ofrecer la recuperación en el país de la vida, la verdad y la libertad.
En ese entorno de un posible “mero trámite, el afamado actor Eugenio Derbez subió este fin de semana a redes sociales un video de casi siete minutos en el que emite un mensaje dirigido especialmente a los jóvenes para que acudan a votar el próximo domingo.
Quizá grabado en Puebla, donde ha permanecido durante la semana reciente en la filmación de una película y sin hacer referencias directas a candidatos ni a partidos, de modo implícito Derbez cuestiona al actual gobierno de la 4T y sugiere no apoyar a los aspirantes de Morena.
Si bien justifica la apatía y la desilusión de muchos, “porque todos los partidos políticos nos han fallado, robado y engañado”, sostiene que no por eso se deje de votar.
En su análisis señala que el PRI nos robó y nos engañó por décadas, luego llegó el cambio con el PAN, pero nada, también nos fallaron; posteriormente estábamos hartos, llegó Morena y nos volvieron a fallar; salieron iguales o peores.
En alusión al actual gobierno, preguntó si la gente está contenta con los índices de violencia, inseguridad, pobreza, desigualdad, corrupción, impunidad, desabasto de medicinas, además de los problemas como el del agua y los apagones.
El actor concluye en su video ya viralizado que “si en las elecciones pasadas votamos por desesperación y no nos gustó, pues echémoslos para afuera, ya aparecerá el bueno.
Y si nos gustó, pues voten para que se queden”. El contenido del mensaje se valora, porque coincide con la reflexión que se hacen muchos ciudadanos en estos cruciales momentos, donde para algunos todo será de “mero trámite”.