Soliloquio
Felipe Flores Núñez
Esta vez no hubo festejo.
El pasado lunes, no hubo nadie que entonara las mañanitas, ni quien prendiera las velitas del pastel.
Es más: no hubo mariachis, ni siquiera pastel.
Los 95 años que cumplió el Partido Revolucionario Institucional pasaron inadvertidos en Puebla.
Fue el aniversario más triste de la historia.
Su novel dirigente estatal, desconocida por todos, simplemente se ausentó.
Nadie dio la cara en las vacías oficinas de la avenida Defensores de la República.
Tampoco en la sede municipal de la 5 Poniente, en el Centro Histórico.
Una tal Delfina Pozos Vergara, después de las 14 horas, mando un tímido mensaje en redes sociales.
Más que festivo, el tono de la presidenta estatal pareció propio de una esquela.
“En el aniversario del PRI reafirmamos nuestra lealtad y compromiso con la ciudadanía para seguir trabajando…”
Los “me gusta” escasearon.
Quien sepultó al otrora poderoso partido tampoco se atrevió a promover algún festejo, pues anda en campaña, o eso quiere aparentar.
Autoelegido candidato a una senaduría, Néstor Camarillo en realidad no encuentra el modo de apagar el fuego que lo consume.
Lleva a cuestas una muy grave acusación: haber lucrado con las candidaturas.
Una grabación lo delata: 2.5 millones de pesos por la alcaldía de San Pedro Cholula.
En su defensa, vino a Puebla el dirigente nacional Alejandro Moreno.
Igual falto de credibilidad y de autoridad moral, Alito exculpó a Camarillo.
Dijo que se trata de un ataque de campaña con difamaciones y calumnias promovidas por Morena.
No me ayudes, compadre, diría Camarillo, quien ahora difunde que confía en que la Fiscalía General de Puebla realice una investigación apegada a derecho, aun sabiendo que, si le rascan, podrían hallarse otros casos similares; es cosa de tiempo.
Mientras, Morena anunció este miércoles que su área jurídica ya presentó una denuncia formal y aseguró que, en efecto, otros aspirantes del partido tricolor también fueron víctimas de extorsión.
Ya la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales había abierto un “expediente de atención” y ahora, con la denuncia en curso, deberá proceder a investigar la veracidad del audio donde se escucha con claridad a Paola Angón quejarse por haber pagado 2.5 millones de pesos.
“Yo ya había pactado con el PRI, yo ya había dado dinero. Y hasta el pinche Néstor (Camarillo) me dijo pues que sí; (el dinero me lo tienen que regresar) si son casi 2 millones y medio de pesos”, se escucha en el audio.
Esa acción constituye un delito, catalogado como grave.
El asunto podría escalar incluso a la Fiscalía federal que encabeza Jorge Agustín Pincheti y ante el Instituto Nacional Electoral.
Pero eso no es todo.
A Néstor Camarillo le persiguen otras acusaciones por haber registrado su candidatura entre las cuotas reservadas por ley para aspirantes de la población indígena o de etnias originales, es decir, de manera tramposa suplantó su origen, su identidad.
Vaya que la tiene difícil.
El karma es brutal.
El que la hace, la paga.
Toda esta trama transcurre con el antecedente de una desbandada de militantes del partido por el mal manejo de su dirigencia.
En el Congreso, se quedó prácticamente sin representación.
Ocurre también en el marco de un proceso electoral histórico para Puebla y el país.
Y en el contexto del 95 aniversario del PRI, que tuvo una penosa, triste celebración.
Néstor Camarillo nunca entendió que la política es para servir, no para servirse.
Tampoco leyó al ideólogo priista cuando dijo que “la política es tan limpia que ni los políticos sucios logran mancharla; ella es tan grande que ni los políticos pequeños logran empequeñecerla”.