Soliloquio
Felipe Flores Núñez
Al menos por ahora, no se aprecia la manera en la que se pueda frenar el impulso ascendente de Xóchitl Gálvez, quien apenas en un par de semanas ya logró alborotar al gallinero de la política nacional.
Es cierto que la senadora panista todavía está muy lejos de convertirse en candidata presidencial por el bloque opositor, pero debe reconocerse que su intempestiva incursión en el proceso sucesorio ya puso nerviosos a muchos, y hasta ilusionados a otros más.
Y lo ha hecho con notoria habilidad, sacando raja de las debilidades y las contradicciones del rival.
Lo que son las cosas: resulta inverosímil que buena parte del súbito posicionamiento de la senadora hidalguense se deba justamente a la promoción que el propio presidente Andrés Manuel López Obrador le ha hecho con sus fallidos intentos por debilitarla y tratar de manchar su imagen.
En ese juego, al confrontarlo de tú a tú, Xóchitl Gálvez parece llevar ventaja desde que le pidió acudir a su conferencia mañanera para ejercer su derecho de réplica ante lo que consideró un falso agravio por señalamientos falsos a su persona, para lo que hasta obtuvo un amparo a fin de acceder a Palacio Nacional.
Desde entonces AMLO se enganchó sin calcular los efectos mediáticos y no hay ocasión que deje de referirla, generando lo que se le denomina “el efecto boomerang”, que se agravó después de que expuso la versión de que ella encabezaría al grupo opositor.
“Ella es la elegida por el supremo poder conservador para que los represente en la disputa presidencial del 2024”, aseveró el presidente al asegurar que la decisión fue tomada hace poco más de 15 días por la oligarquía en México, luego de las distintas consultas que realizó “el gerente Claudio X. González” entre el empresariado, los intelectuales orgánicos y los dirigentes del PRI, el PAN y el PRD.
La respuesta fue más que contundente: “parece que el presidente decidió adelantar mi nombre, la verdad es que lo hace en mala onda, para soltar su horda de bots, los ataques mediáticos, para descalificarme, para decir que pertenezco a un grupo tal o cual y no reconoce que hay mujeres que salimos adelante por nosotras mismas, por nuestra capacidad, inteligencia y trabajo durante la vida, y él no le tiene ningún respeto a las mujeres”, le contestó.
Asegura ella que respeta a Andrés Manuel López Obrador, a quien llama su presidente, pero le exige lo mismo, porque al final de cuentas, “acabará entregándome la banda presidencial el próximo año y yo se la voy a recibir con respeto y con una amplia sonrisa”.
Todo ese debate ha hecho que no haya día en el que Xóchitl Gálvez deje de ser mencionada en todos los círculos y que ocupe amplios espacios mediáticos. Por lo que ya es impredecible calcular hasta donde este revoloteo pueda llegar.
Por lo pronto, este martes la senadora se inscribió para participar en el proceso interno del recién conformado Frente Amplio por México, en que van aliados PAN, PRI y PRD junto con diversas agrupaciones ciudadanas, y lo hizo de manera sonora.
“Ningún cabrón me puso aquí”, dijo en el evento protocolario, en clara alusión a los señalamientos de que había sido impuesta por el grupo oligárquico que comanda el empresario Claudio X. González, a lo que Xóchitl reviró al afirmar que tal insinuación tiene un fondo machista.
“Le digo al presidente que dice que un hombre me puso aquí, que quede claro, a mí ningún cabrón me ha puesto en ningún lado”, remató.
Más tarde aclararía que nunca ha conversado a solas con Claudio X. González, y si acaso se lo ha encontrado en eventos públicos en tres ocasiones, por lo que insistió en lamentarse que sea el propio presidente López Obrador el que se haya empecinado en desprestigiarla.
Es claro que durante los días recientes, AMLO y otros personajes de la 4T han enfocado sus baterías con Xóchitl, pero todos los misiles, hasta ahora, han rebotado sin causar daño ni efecto alguno, y en cambio, le han servido a la senadora para fortalecer su imagen.
Apenas este miércoles ocurrió un capítulo más de esos frustrados ataques, cuando en el programa radiofónico de Ciro Gómez Leyva, el productor y periodista Epigmenio Ibarra –quizá el más duro defensor del presidente López Obrador– trató de difamarla.
El peloteo fue incesante. Si hubiera sido un set de tenis, el marcador fue de 6 a 0. Sin más detalle, el tiro le salió por la culata al férreo ideólogo de la 4T.
Es pues un hecho que la estrategia usada para demeritar a Xóchitl Gálvez es la equivocada, y no ha hecho más que aumentar la imagen de manera exponencial a la ahora aspirante presidencial.
Bien lo decía el notable escritor y poeta irlandés Oscar Wilde: “Hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti.”.
De ahí aquello de que siempre será mejor que hablen de ti, aunque sea mal, y mucho mejor, que de las embestidas, con inteligencia y talento, puedas sacar ventaja y terminar exitosamente librado, que sería el caso de nuestra
reflexión.