Yazmín escuchó la explosión cerca de la 1:35 am. Sobresaltada, su primer instinto fue ir por sus hijos, su hermana y sus sobrinos para salir de casa. No sabía qué había sucedido, pero sí que no debía quedarse ahí.
Levantó a sus hijos y con ellos salió al frío de la madrugada; descubrió que sus vecinos también estaban evacuando sus viviendas. Lo dejaron todo. Lo importante era abandonar el hogar, aunque no tuvieran idea de qué iba a pasar. Conforme fueron pasando los minutos más largos de su vida, las autoridades empezaron a llegar y a dar instrucciones de abandonar la zona.
Yazmín no quiso retirarse. Permaneció a la distancia, esperando a que le dijeran qué iba a pasar con sus pertenencias, porque al momento de la crisis sólo llevó consigo un par de suéteres.
Aún no sabe en qué condiciones quedó su vivienda; si es o no pérdida total.
Guadalupe Reynoso vio cómo su patrimonio quedó destrozado después de la explosión de la toma de gas. A excepción del perro de la familia, que fue el único que resultó lesionado, todos lograron salir a tiempo, antes de que la vivienda colapsara con ellos dentro.
La casa quedó prácticamente en ruinas, con todas sus pertenencias dentro.
Al igual que el resto de afectados, se encuentra a la espera de lo que las autoridades estatales den a conocer para recuperar las pocas pertenencias y dinero en efectivo que quedaron en su casa.
Igual que Guadalupe y Yazmín se encuentra Elutelio Galindo, un hombre de la tercera edad, quien, a pesar de que lleva más de 20 años viviendo en la junta auxiliar, nunca había enfrentado una situación como ésta, que lo deja preocupado por su presente y futuro.
Elutelio narró que a la 1:35 am su yerno llegó por él y le dijo que tenían que irse porque había una fuga de gas.
Él, incrédulo, no pensó que fuera tan grave, hasta que salió de su domicilio y vio lo que estaba sucediendo en toda la calle.
Conmocionado, vio cómo todas las viviendas de su cuadra, incluida la suya, quedaron prácticamente en ruinas.
Ahora lo único que puede hacer es quedarse en uno de los albergues instalados por las autoridades durante tiempo indefinido, en lo que su situación se resuelve.
REPORTES VENÍAN A LA BAJA
Las explosiones en San Pablo Xochimehuacán ocurrieron después de cuatro meses en que había descendido el número de reportes a 911 de robo de combustible y tomas clandestinas en el municipio de Puebla.
El reporte del Ayuntamiento de Puebla indica que de enero a mayo de este año hubo entre 20 y 44 llamados de auxilio por mes y sólo uno en junio, otro en julio y uno más en septiembre pasados.
Las llamadas fueron atendidas en su mayoría por la Secretaria de Seguridad Ciudadana (SSC) del municipio y/O por Protección Civil.