A Diego Cruz le gusta confiar, creer y persistir, por eso tras dos años alejado de las canchas y luego de varios sucesos desagradables, anhela continuar con su carrera de futbolista y ante las puertas que se le han cerrado en México, en enero puede fichar con un club español.
Con 26 años de edad, el chihuahuense se ha enfrentado a un viacrucis gran parte de su vida, desde tener que dejar muy joven su casa persiguiendo el sueño de ser jugador, hasta ser rechazado por su baja estatura, aunque nada como las arritmias cardiacas que lo han perseguido por largo tiempo y que lo obligaron a someterse a una cirugía.
Y si bien en el Puebla le dieron la oportunidad que siempre buscó debutando como profesional en 2015, el club también lo maltrató al dejarlo desamparado justo después de su operación de corazón y en plena pandemia.
“ME DIJERON QUE NO POR CHAPARRO”
Su historia comienza en su natal Chihuahua, donde su hermano mayor lo encaminó al futbol, por lo que desde muy pequeño le surgió el sueño de convertirse en jugador profesional, aunque para eso tenía claro que para trascender debía dejar la ciudad.
“El futbol yo creo que nací con él, desde los tres o cuatro años yo ya estaba pateando un balón, entonces creo que el futbol me eligió a mí, aunque también fue gracias a mi hermano que es mayor que yo, también le gustaba mucho y quise seguir sus pasos. Desde chiquito tenía claro que quería ser futbolista profesional, pero después de andar por varios equipos locales, llegué al tope y sabía que tenía que salir del estado para trascender”, dijo.
Con 17 años y gracias al aventón de un amigo, Diego dejó su casa y viajó al centro del país para hacer pruebas en diferentes equipos con la esperanza de ser fichado, pero el camino no fue fácil, pues sin contactos y solo con su astucia de su lado, se le comenzaron a cerrar puertas por su baja estatura.
“Yo no tenía un contacto dentro del futbol, entonces lo que hice fue buscar en internet información para las visorias y las primeras que encontré fueron con el América. Conseguí un raite con un amigo que iba a México, me probé en América, pero no quedé porque me dijeron que estaba muy chaparro, y en Pachuca quedaron de llamar, pero nunca pasó. Ya allá decidí venir a Puebla, tomé el camión y estuve entrenando una semana con la Sub-17, les gustó y así fue cómo me quedé”, recordó.
LLEGÓ A PUEBLA A LOS 17 AÑOS
El futbol lo llevó a 1,500 kilómetros lejos de su casa, pues cuando le confirmaron que se quedaba en La Franja, regresó a Chihuahua, avisó en su casa, tomó sus cosas y volvió a la Angelópolis para sumarse a las Fuerzas Básicas enfranjadas.
“En mi casa por un lado se pusieron muy contentos y felices de que había conseguido que me aceptaran en un club, pero también había preocupación, sobre todo mi mamá porque sólo tenía 17 años y ya me iba de la casa, iba a estar solo, pero siempre me apoyaron”, comentó.
Fue en el primer semestre del 2013 cuando se incorporó a la cantera poblana y tras dos años de destacar, pudo cumplir el sueño de presentarse como profesional en el Clausura 2015 en un partido de Copa MX ante Monterrey para el cual ni siquiera estaba convocado, pero la lesión de un compañero le abrió la posibilidad.
“Mi primer año en Puebla fue muy complicado, pero fueron más mis ganas de jugar y pude ir subiendo categorías hasta que me subieron a entrenar con el primer equipo. De mi debut tengo varios recuerdos, para empezar ni siquiera estaba convocado, pero se lesionó un compañero y me convocaron. Fue una semifinal contra Monterrey, empecé en la banca y cuando ya estaba el marcador definido a nuestro favor, entré de cambio, fue una emoción muy grande el poder cumplir el sueño”, recordó.
FUE CAMPEÓN CON EL PUEBLA, PERO SIN MEDALLA
Cruz puede presumir que fue campeón muy poco después de debutar pues tras esa semifinal en la que hizo su presentación, el Puebla venció a Chivas en la final y se coronó campeón de Copa MX, y al haber participado del certamen, le correspondía una medalla, pero el entonces dueño, Jesús López Chargoy, metió a familiares a la premiación y se las acapararon.
“Como tuve minutos en el torneo fui parte del plantel entonces me correspondía medalla, aunque no jugué la final porque todos los jugadores se recuperaron, pero en la premiación todo estuvo muy raro, se metieron varios de los familiares de los Chargoy a recibirlas y les tocó a los sobrinos y pues a mí no me tocó, al final es una medalla, no importan tanto sino más bien el conseguir el campeonato con el equipo”, reconoció.
ATLAS Y CELAYA, SUS OTROS EQUIPOS
Ese Clausura 2015 fue de ensueño para él, pero apenas terminó y las cosas cambiaron, pues al siguiente semestre no entró en planes del técnico Pablo Marini y para 2016 partió al Atlas.
“Yo quería debutar en Liga con Puebla, pero nunca se dio, Marini me sacó a banca, pero por los partidos no se dio. En 2016 me fui al Atlas y aunque empecé en la sub 20 fui subiendo y ahí pude debutar en el 2017, aunque después tuve desacuerdos con el entrenador que era el Profe Cruz, me volvió a bajar a la Sub-20 y mejor me regresé a Puebla en 2018”, declaró.
Su regreso a La Franja fue fructífero porque con Enrique Meza como entrenador tuvo mayor protagonismo; sin embargo, el vaivén de su carrera continuó y para 2019, llegó José Luis Sánchez Solá Chelís como entrenador, y otra vez fue borrado por lo que encontró refugio en el Celaya del Ascenso MX.
“Yo ya estaba ansiando tener más minutos y me sentía más preparado, pero como en Atlas sabía que no iba a tener tanto juego me pareció buena opción regresar a Puebla aparte de que ya conocía a este club, estaba el profe Meza quien es un entrenador con experiencia. Tuve buena participación en Liga y Copa, pero en 2019 llegó Chelís, no me tuvo en cuenta y volví a salir, pero ahora a Celaya”, explicó.
EN 2020 TUVO CIRUGÍA DE CORAZÓN
A pesar de que su estancia en Celaya iba a ser por un año, sólo estuvo un semestre ya que sus arritmias cardiacas, un mal congénito que le provocaba aceleraciones en situaciones de gran esfuerzo, se incrementaron, por lo que el club guanajuatense optó por terminar la relación laboral y regresó a Puebla donde su médico le recomendó una cirugía de corazón para corregir el mal.
“Iba de préstamo un año y estuve seis meses, tuve minutos, no los que me hubieran gustado, pero empecé con los problemas del corazón y las arritmias cardiacas, entones Celaya ya no quiso tenerme, no querían que me pasara algo, me regresé a Puebla, analizaron mi situación y si bien no era forzoso que me operara, lo decidimos para evitar un problema mayor”, señaló.
Diego nació con esta enfermedad, pero en su etapa como futbolista se acrecentó al nivel de sufrirla en medio de entrenamientos, causando pánico en compañeros, aunque él aprendió a manejarlas y regularlas, pero siempre tuvo la incertidumbre de que se le presentara en un partido televisado y se convirtiera en un escándalo, por lo que en febrero del 2020 se sometió al procedimiento quirúrgico.
“Tenía tres años cuando sentí mi primera arritmia, pero fue una y ya, con el tiempo iban pasando más seguido, me daba una cada dos o tres meses, pero en los últimos años se presentaban más seguidas, incluso ya dos por semana, entonces mis compañeros se asustaban mucho, por eso Celaya no quería tener un problema conmigo. Cuando presentaba las palpitaciones no tenía mareo, ni dolor, simplemente el corazón se me aceleraba, sí eran arritmias muy fuertes, el ritmo me llegaba a 260 por minuto, pero me acostaba, ponía los pies arriba y me sobaba los ojos. Los episodios me duraban de 40 segundos a un minuto y ya después podía volver a entrenar sin problemas, ya conocía mi cuerpo”, explicó.
PUEBLA LO ABANDONÓ RECIÉN OPERADO Y EN PANDEMIA
Con la ilusión de continuar jugando en el Puebla, aceptó hacerse el tratamiento a través de un sofisticado proceso de cateterismo lo cual prácticamente le desapareció las arritmias y lo dejó en condiciones de poder seguir como futbolista.
“Afortunadamente la operación no fue tan abrumante, fue un cateterismo por la ingle, introdujeron tres cables y a través de eso hicieron todo el procedimiento, quedé impresionado por el avance de la tecnología, fue una operación avanzada. Después de eso me ha dado una o dos arritmias, pero el doctor dice que es normal”, indicó.
Una cirugía de cuarenta minutos y una recuperación de tres semanas fueron suficientes para corregir su mal de corazón, pero cuando todo parecía a su favor, llegó la pandemia, se suspendió el torneo de la Liga MX y estuvo sin jugar, aunque el Puebla, con quien tenía contrato vigente, le prometió que seguiría en el plantel, aunque después no cumplieron con su palabra.
“En plena recuperación surgió la pandemia, se canceló el torneo y mandaron a todos para sus casas. A mí me habían dicho primero que me tenían en cuenta que no me preocupara, pero cuando retomaron actividades ya no estaba considerado. Me molesté, no se me hacía justo que recién operado me hicieran eso, hablé con el profe (Juan) Reynoso que era el técnico, me ayudó y me aceptaron. Pero pasaron dos semanas, contrataron a George Corral que iba a cobrar menos que yo y me dieron las gracias”, contó.
El equipo de La Franja cubrió los gastos de su cirugía, pero después le soltaron la mano, le dijeron que le iban a conseguir equipo, pero faltaron a su palabra, algo que dejó con con un gran resentimiento al jugador que defendió al equipo Puebla por cuatro años.
“Me dieron las gracias y se comprometieron a buscarme equipo, pero no cumplieron con su palabra y sí quedé resentido con ellos y con esa decisión porque confié en ellos, no busqué equipo, no me cumplieron y me quedé ese torneo sin jugar y sin salario, porque ya no tenía contrato con ellos, a pesar de que venía de una operación”, dijo.
CAYÓ EN DEPRESIÓN TRAS CUMPLIR DOS AÑOS SIN JUGAR
Decepcionado del club en el que debutó, con una inactividad importante, los cambios en el futbol mexicano y su antecedente cardiaco jugándole en contra a pesar de haberlo ya superado, provocaron que este 2021 fuera igual de complicado para él, porque a pesar de tener todo en caminado en equipos de Liga Premier (tercera categoría del futbol mexicano), increíblemente no ha podido continuar con su carrera.
“No podía hacer nada más que aceptar mi situación, me seguí preparando para tocar puertas, pero quitaron el Ascenso y pusieron la regla de que es para más jóvenes, ya no había cupo para mí. Me entró un poco la desesperación porque no tenía ingresos y también algunos equipos se enteraron de mi operación y aunque les mostraba la carta de mi cardiólogo de que no tenía problema, no se animaban a contratarme. Para este semestre busqué en Liga Premier, iba a fichar por un equipo en León, pero un inversionista se echó para atrás y no se hizo, después en Irapuato, pero una semana antes de iniciar el torneo desapareció el equipo”, recordó.
Su último encuentro fue el 9 de noviembre de 2019 jugando todavía con Celaya y desde entonces no ha podido volver a una cancha, situación que lo orilló a caer en depresión, aunque ha sabido salir adelante con el apoyo de sus seres queridos.
“Han sido golpes duros porque sé que venía jugando bien, pero siempre me he caracterizado por no rendirme, sí he estado en depresión y en desesperación, pero creo en la persistencia y así voy a seguir, hay mucha gente apoyándome, ya tengo dos años inactivo, sin ingreso económico, pero estoy agradecido de poder seguir persiguiendo mi sueño porque no toda la gente puede hacerlo”, aceptó.
EN ESPAÑA BUSCA SU SEGUNDA VIDA
Esa persistencia lo tiene ahora buscando una oportunidad en el futbol español, pues en días pasados viajó a Madrid, apoyado por su familia, para probarse en diferentes equipos de Tercera División, esperando poder fichar en enero, cuando abre el mercado de pases.
“Como en México ya no vi más oportunidades me fui a España ayudado por mi familia porque es mucho gasto. Fui a tramitar mi visado de trabajo para jugar en una Tercera, ya es seguro, pero hasta que no se concrete nada no puedo decir que ya, por todo lo que me ha pasado y los trámites hay que esperar a que ya se pueda y sí se dé. Me ilusiona esta oportunidad porque allá estoy más cerca del futbol europeo y vamos a probarle, mi sueño es jugar un día en el Santiago Bernabéu”, apuntó.
Diego se quiere volver a sentirse futbolista, se sabe capaz, pero no lo ha podido demostrar, y en el viejo continente espera encontrar esa revancha, esa segunda oportunidad que le permita estar cerca del balón.
“Lo que más quiero es reactivarme, volver a jugar otra vez y saber hasta dónde puedo llegar, esta etapa la siento como una segunda oportunidad, como una revancha, una segunda vida en el futbol, ya tuve una primer etapa con fuerzas básicas y debutar, quiero saber hasta dónde puedo llegar”, destacó.
SE IDENTIFICA CON KUN AGÜERO Y ERIKSEN
Diego Andrés Cruz Esparza es un futbolista chihuahuense que en la cancha demostraba garra y atrevimiento como lateral derecho, pero que la vida le ha exigido demostrar agallas afuera del empastado y ante sus problemas cardiacos y la dificultad para regresar a jugar, se siente identificado con figuras que han atravesado también con problemas del corazón como el argentino Sergio Kun Agüero y el danés Christian Eriksen.
“Los padecimientos de ellos son diferentes, pero sí me identifico con el Kun y Eriksen, con cualquier jugador que ha tenido problemas cardiacos, otro fue Iker Casillas, que así de la nada les surge el problema. Pero tengo fe en Dios y yo afortunadamente puedo seguir jugando, no como el Kun que sí le dijeron que lo tiene que dejar, Dios me da la oportunidad de poder seguir jugando, aunque hay que darse cuenta que el futbol es lindo, pero no es lo más importante, lo más importante es el ser humano, el estar fuera del futbol me ha ayudado a trabajar en mí y regresar más fuerte y ver a dónde puedo llegar”, declaró.