Épicas fueron las batallas que estos dos personajes protagonizaron en la Puebla levítica de la mitad de los años 90.
Uno, Manuel Bartlett, instalado en su papel de todopoderoso –y por eso: autoritario– gobernador priísta.
Otro, Paco Fraile, alojado en lo que entonces se llamaba oposición –y que hoy haríamos bien en reportarla como desaparecida–.
Ninguno ganó, ninguno perdió. Hombres de su tiempo y de sus circunstancias. Finas personas que hoy ya son todo aquello contra lo que lucharon.