Problemas extracancha e incluso falta de paciencia, destinaron la salida de Tomás Boy durante su etapa en el banquillo del Puebla de La Franja en el Verano 2002, cuando apenas pudo dirigir trece partidos y solo obtuvo un triunfo.
Al menos así lo dijo Rafael Garzón, exelemento de los camoteros a quien le tocó justamente ser dirigido por El Jefe, quien perdió la vida este martes a la edad de 70 años y que dejó un gran recuerdo en él.
“En esa época estaba empezando una carrera en Primera División, y después de haber tenido al profe Mario Carrillo, llegó el profe Tomás Boy, sin duda alguna un personajazo, con una gran trayectoria, una personalidad fuerte y tuve esa fortuna de ser dirigido por él, su llegada me sirvió para mejorar, para tener más oportunidad, por eso, de los técnicos que tuve en Primera División fue con el que más me identifiqué, con los que más tuve comunicación y confianza, y por eso lamentamos su pérdida”.
Con sus condiciones de jugador habilidoso, Garzón le llenó el ojo a Boy, por lo que desde la preparación rumbo al torneo, le brindó la confianza.
“Recuerdo mucho el primer amistoso que dirigió en Playa del Carmen, me puso de titular en contra de los Pumas de Hugo Sánchez, y en ese partido me colocó por la banda de la derecha, y empecé a escuchar gritos de la banca y cuando me di cuenta eran gritos de él hacía a mí, me empezaba a decir Garrincha, vamos Garrincha. Lo volteo a ver y con su manera peculiar de mostrar fuerza desde el banquillo, eso me sorprendió, reacciono que era a mí al que me gritaba”.
A 20 años de esta etapa de Boy Espinoza en la Angelópolis, donde también tuvo algún enfrentamiento con la afición, Garzón lo recuerda como un buen lapso aunque debido a que el temperamento del entrenador no coincidió con el de la mayoría del plantel, le terminó por costar su salida para ser sustituido por Ignacio Ambriz, en lo que fue su debut en los banquillos y quién terminó por salvar al equipo del descenso.
“Todos esos detalles que se me quedan guardados, así como todas esas escenas que se vivían en los entrenamientos, esa energía que tenía con el jugador, lo exigente que era, y pues también lo apapachador, pero lamentablemente y siendo honestos, no hubo la química que hubiera querido con el equipo, no le dieron el tiempo, además hubo personajes que no favorecieron su estadía en Puebla y no se pudo amalgamar como el hubiera querido”.