Por: Lesly Mellado May
Aunque publicitariamente se habla de marzo como el mes de la mujer, la avalancha de marchas, informes y actos se da en la semana del día 8. Después nos olvidamos de los pendientes de género hasta el 25 de noviembre, día de la eliminación de la violencia contra la mujer.
La época de violencia que vive el país se convirtió en el tema central de las conmemoraciones del 8 de marzo en las calles. Mientras que los medios de comunicación se volcaron mayoritariamente en “mujeres exitosas”, presentando portadas de rostros “agradables a la vista”, y si por “inclusión” colaron alguno “difícil de ver”, quedó en el extremo de la página.
En redes se debatía si los hombres que felicitan el día de la mujer deben ser expulsados de la vida amorosa, si la mujer es frágil pero luchona, si la maternidad hace mejores a las mujeres, la mujer que es en función del servicio a los demás… ideas que están lejos del movimiento feminista. Entre los múltiples informes sobre el Día Internacional de la Mujer, el Coneval publicó uno respecto a la desventaja económica en función de género que vale la pena tener presente y que aquí se reproduce.
De 2018 a 2020, la pobreza extrema aumentó más que la moderada. El número de mujeres en pobreza extrema incrementó en 1.1 millones, y el de hombres en 1.0 millones; para ambos sexos, en términos porcentuales, el alza fue de 1.5 puntos porcentuales.
En cuanto a la pobreza moderada, el incremento fue de 0.8 millones para ambos sexos, lo que representó un aumento de 0.3 puntos porcentuales y 0.7 en las mujeres y los hombres en esta situación.
Cabe señalar que tanto la pobreza extrema como la moderada presentaron una disminución de 2016 a 2018 en las mujeres y los hombres, tendencia que se revirtió durante la pandemia. Así, de 2018 a 2020 hubo un incremento de 1.9 millones tanto de mujeres como de hombres en situación de pobreza.
Las principales causas del aumento de la pobreza en 2020 fueron el incremento de la población con ingresos insuficientes para adquirir la canasta básica de bienes y servicios, y de la que presenta carencia por acceso a los servicios de salud.
En las mujeres, el porcentaje que no puede adquirir la canasta básica de alimentos aumentó en 3.4 puntos porcentuales en 2020, y el porcentaje sin ingresos suficientes para adquirir los alimentos y los bienes y servicios básicos creció en 2.9 puntos; en los hombres, las alzas respectivas fueron de 3.1 y 2.9 puntos porcentuales. En cuanto a la carencia por acceso a los servicios de salud, el porcentaje aumentó en 11.9 puntos en las mujeres y en 12.1 pp. en los hombres.
Así, en 2020, el 43.4% de los hombres se encontró en situación de pobreza, porcentaje ligeramente menor en comparación con el 44.4% de las mujeres. Si bien, los porcentajes no muestran una brecha de género pronunciada, a diferencia de los hombres, el efecto que tiene la pobreza en las mujeres conlleva múltiples situaciones de exclusión y desventajas tanto en el ámbito privado como público. No es el 8 ni el 25, no es marzo ni noviembre, es todos los días.