Diana López Silva
El final de 2022 y el inicio de 2023 representó el regreso de las fiestas tradicionales y las ferias patronales, suspendidas dos años por la pandemia de COVID-19, y con ellas la esperanza de familias que obtienen su sustento con la venta de antojitos y otros productos.
Fueron las fiestas de fin de año, como la Guadalupana, que se celebra el 12 de diciembre, las verbenas con motivo de la Navidad, el fin de año, y la venta de juguetes para surtir a los Reyes Magos la víspera del 6 de enero.
La reactivación ha sido lenta, coincidieron vendedores tradicionales, sin embargo confiaron en que la recuperación será paulatina, conforme haya trabajo conjunto con las autoridades para preservar estas costumbres, con la incorporación de las medidas sanitarias de prevención de la pandemia.
VUELVEN FIESTAS
Ana Laura Velázquez es vendedora de chalupas. Dijo que lleva a cabo esta actividad desde hace más de 30 años, junto con su familia.
Recordó que es reciente el regreso de esta actividad, porque en años anteriores no hubo permisos, debido a las medidas de confinamiento y la sana distancia.
Lamentó que el pasado 12 de diciembre, durante la fiesta a la Virgen de Guadalupe, no hubo coordinación con las autoridades para usar los espacios acostumbrados.
“Desgraciadamente están remodelando el Paseo Bravo y nos afectó, porque muchas personas no pudieron vender”, dijo.
Aún así, avaló el reinicio de los permisos para vender sus productos y llevar sustento a su familia.
TRABAJO Y TRADICIÓN
Marisol Alvarado es una joven vendedora de bebida de cacao, tradicional de ferias patronales.
Mientras agita con ambas manos el cacao con el molinillo de madera para generar la característica bebida espumosa de chocolate en una olla de barro, Marisol dijo estar agradecida por el permiso de trabajar nuevamente en las fiestas.
“Después de estos años de pandemia, ahorita nos estamos tratando de reacomodar y pues ahí vamos; obviamente, con todas las medidas sanitarias para que el cliente esté a gusto”, apuntó.
Originaria de Puebla capital, comentó que la venta de chocolate viene de varias generaciones en su familia.
Beatriz Moreno, quien tiene un negocio familiar de varias generaciones, calculó que lleva 30 años vendiendo elotes, esquites y aguas frescas en fiestas patronales.
Dijo que además vende chalupas y elotes todos los días en el parque de Santa Inés, ubicado en 3 Sur y 9 Poniente.
Señaló que en las ferias la reactivación ha sido lenta, pues la gente no cuenta con suficiente dinero.
NO HAY MUCHA GANANCIA
Javier Pérez, originario de Tlaxcala, quien vende pan de fiesta en ferias desde hace 40 años, coincidió que ha sido complicado el regreso, debido a que la pandemia aún no termina y que la contingencia sanitaria ha impactado el bolsillo de las familias, por lo que las ventas siguen bajas.
“Estamos esperando que repunten este año las ventas y que mejoren un poquito más que el año pasado”, comentó.
En tanto, dijo que trata de cumplir con las medidas sanitarias, como el uso de gel antibacterial y la envoltura del pan en plástico para evitar contaminación.
Pese a la recuperación de los empleos perdidos por la pandemia y el incremento de 20% al salario mínimo para este 2023, este sector de la población tiene su forma de vida en el comercio informal desde hace décadas, lo que ha complicado su economía familiar al ver impedida su principal actividad de subsistencia.