Es Relativo
Lic. Guillermo Pacheco Pulido
Puebla de los Ángeles es, quizá, la única de las ciudades novohispanas del siglo XVI que se fundó de acuerdo a un cuidadoso plan de la segunda real audiencia de la Nueva España, considerada entonces como “un ensayo de república política”, así nos la explica el doctor Efraín Castro Morales.
Desde luego que abunda documentación importante e interesante sobre la fundación de Puebla, derivada de libros de Pedro ángel Palou Pérez, Eduardo Merlo, Julia Hirschberg, Roberto García Mall y otros más.
Varios nombres identifican a nuestra ciudad, como “Ciudad de Los Ángeles”, “Puebla”, “Puebla de los Ángeles”, “Puebla de Zaragoza”, “Heroica Puebla de Zaragoza cuatro veces heroica” o “Angelópolis”.
Es un tema que se sigue comentando. Algunos escritores señalan que fray Julián Garcés la denominó “Los Ángeles”.
Otros autores señalan que Puebla proviene del nombre de Juan de la Puebla, un franciscano español fundador de los menonitas, primer misionero de la Nueva España.
También a la ciudad de Puebla se le denominó “Muy noble y muy leal”, por cédula real de febrero de 1531.
Se señala también que recibió el nombre de Puebla de los Ángeles posiblemente como un reconocimiento a la intervención de los franciscanos, quienes propiamente señalaron a los primeros fundadores.
Hay cierta discusión sobre el sitio exacto en donde se dio inicio a la construcción de la ciudad, hay sin embargo testimonios muy respetables de fray de Zumárraga, el licenciado Juan de Salmerón, Hugo Leicht, de Echeverría y Veytia, que señalan el lugar en donde afirman inició o empezó la construcción de Puebla de los Ángeles y parece que concluyeron que ese lugar está en el margen oriental del río de San Francisco, al norte de la iglesia y monasterio del mismo nombre.
Señalan como fecha de inicio de la construcción el 16 de abril de 1531, la cual arrancó con un altar, teniendo en claro un sentido humanista.
En esa época ya contaba con una población de 50 vecinos españoles y cerca de mil indígenas, dedicados a la agricultura. En este caso se señala que fray Toribio de Benavente registró la fecha del 16 de abril de 1531, octavos de la Pascua de las Flores, día de San Toribio cuando se trazó la ciudad y se celebró la primera misa, considerándose así el día de la fundación.
Ya para lo anterior, los indígenas habían construido casas, indígenas que vivían o eran pobladores de Huejotzingo, Calpan, Tepeaca y Cholula, casas que también eran ocupadas por españoles (hubo pequeños conflictos entre los españoles y los indígenas), desde luego, como en toda obra de estas dimensiones hubo conflictos, dificultades que nos narran los historiadores, que engrandecen la labor de los frailes que formaron parte de estas labores.
Es de señalar que posteriormente hubo fuertes lluvias que destruyeron lo construido y hubo la necesidad de nuevas construcciones; obras que se inauguraron el 29 de septiembre de 1531, el día de San Miguel, y desde esa fecha San Miguel es el santo patrono y custodio de la ciudad de Puebla. Esta fecha también se considera como la de la fundación de Puebla.
Puebla tiene, desde su fundación, una gran historia, desde el sueño de su primer obispo de la Nueva España, fray Julián Garcés, y de la participación de su fundador don Juan de Salmerón, hasta ser cuatro veces heroica. Tiene el señorío de todo su valle rodeado de volcanes: el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl y la Malinche o Matlalcueye.
La Cédula Real, firmada por la reina Isabel de Portugal, hace florecer el mestizaje de amor en Puebla.
Los poetas, los historiadores, los cronistas, en cada palabra, aman a Puebla, la definen, la crean o la descubren para entregarla a los poblanos, a sus habitantes…
Alguien dijo: Puebla tiene más sabor de identidad, esencia y señorío de vida que la mordida de una “gran manzana”.