Por: Alvaro Ramírez Velasco
La aritmética trae pésimas noticias a Puebla, cuando se hace el recuento de los connacionales muertos en Nueva York. Si como calcula el cónsul general de México en la Gran Manzana, Jorge Islas López, 60 por ciento de decesos de mexicanos por coronavirus en la zona triestatal (Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut) es de poblanos, la cifra debe ya superar los 360 paisanos fallecidos en esa región, que desde hace un mes está convertida en el epicentro de la pandemia.
El canciller Marcelo Ebrard Casaubón presentó el pasado martes, en la mañanera presidencial, la actualización de los mexicanos que han muerto en Estados Unidos y en el resto del mundo por COVID-19.
En toda la Unión Americana, se contabilizan 959 decesos de mexicanos. El número más alto, 614, es de Nueva York, que hace la cuenta zonal con los estados de Nueva Jersey y Connecticut, donde se asienta la idílica e imaginaria “Puebla York”.
“Les comento que de la comunidad mexicana en el valle triestatal (que se cuenta millón 200 mil paisanos), 80 por ciento son poblanos, y también les comento que de los fallecimientos que hemos tenido, registrado al día de hoy, casi 60 por ciento son poblanos”, dijo el cónsul en una de sus sesiones virtuales por Facebook Live, a finales de abril. Se trata de una lógica demográfica, que pega más por obviedad a los poblanos, que son la mayoría de los migrantes en la zona triestatal.
El cálculo conservador es que allá están un millón 200 mil mexicanos. El cónsul asegura que 80 por ciento llegaron de Puebla, entonces, hay unos 960 poblanos en los tres estados, que viven en simbiosis social y laboral, por su dinámica y cercanía.
La cifra oficial está lejos de obtenerse. Los registros llegan a cuentagotas. El mismo gobierno de Puebla hace su esfuerzo diario, conforme va teniendo la confirmación y la identificación del municipio de origen del paisano que ha fallecido.
También ahí la lógica local se impone: hay 65 municipios poblanos que concentran la migración hacia los Estados Unidos, y la mayoría es de la Mixteca de Puebla. Mientras no se tenga el dato preciso por nombre, no habrá una lista completa de este luto, en Nueva York y en todo Estados Unidos.
Una cosa, hasta ahora, es segura, no hay registros de que el cuerpo de algún paisano mexicano, no solamente poblano, haya ido a la fosa común. “No tenemos noticia ni registro alguno de que haya un solo resto de alguno de nuestros difuntos, que esté extraviado. No tenemos, hasta el día de hoy, registro alguno, de que tengamos alguno de los restos de nuestros difuntos que haya ido a la fosa común”, resaltó el cónsul.
“Todos están identificados, todos siguen estando en un lugar resguardado con la mayor dignidad y respeto”, dijo también Islas López, para tranquilidad de los familiares.
LOS MALES
La noche del martes, Estados Unidos rebasó los 92.2 mil muertos por COVID-19, el que de manera particular ha golpeado a la comunidad latina, que tristemente ha resentido un tercio de los fallecimientos.
Los mexicanos oficialmente reconocidos como fallecidos en la Unión Americana son, hasta el martes 959, pero el recuento es lento, por las condiciones obvias de la pandemia, y porque se deben esperar las confirmaciones de los familiares y las autoridades, así como los reportes de hospitales y funerarias.
Sin embargo, hay explicaciones naturales de por qué los mexicanos y los poblanos, en el caso de la zona triestatal, han sumado tantos decesos.
El hacinamiento en que viven, su condición ilegal, que se convierte en temor a buscar atención hospitalaria, la transportación en los trenes y una mala salud hacen una mezcla fatal, resumió el líder migrante, Adam Lázaro Fortozo.
El poblano de 62 años de edad, oriundo de Chinantla y conocido por haber sido un maratonista internacional y fundador de carreras, se lo explica desde la experiencia de más de 35 años luchando a favor de la comunidad mexicana: “Muchos viven en departamentos en donde habitan hasta seis u ocho personas. Se infecta uno y se infectaban los demás”.
“También, la mayoría son indocumentados y hay casos en los que murieron por no ir inmediatamente al hospital, porque temían que los rechazaran o que les pidieran sus documentos, que utilizaran sus datos para ser localizados por inmigración…”.
“Una más, por el medio de transporte, porque mucha gente se infectó en los trenes, además de la mala alimentación, porque muchos tienen enfermedades crónicas”, enumera preciso, en entrevista a Crónica Puebla, Adam Lázaro.
El también fundador del Club Atlético Mexicano de Nueva York y presidente de la Federación Deportiva Mexicana de Nueva York advierte que, aunque han comenzado a bajar los contagios y las muertes, aún hay un trecho largo de tiempos difíciles por delante.
Y es que la mayoría de los paisanos se han quedado sin trabajo y hoy carecen de alimento y peligra su vivienda, pues no tienen para pagar las rentas. Se ve, dice con pesar, aún lejana la luz de estos días oscuros en Nueva York.