Por: Alejandro Cañedo Priesca
Siempre el ser humano busca ser el más fuerte, el más alto y el más rápido y no sólo en su persona, sino también en los bienes que produce o desarrolla. Las grandes maravillas del mundo antiguo y moderno así lo confirman.
Muchos de estos edificios son iconos y provocan que los viajeros quieran recorrerlos, siendo parte importante de la oferta turística de las ciudades.
No todos son edificaciones antiguas, muchas son obras de arte realizadas por arquitectos que dieron su mayor esfuerzo y creatividad en desarrollar, como ejemplo de que lo moderno y lo estético sí combinan.
El edificio “Empire State” de Nueva York es el punto de referencia más significativo del paisaje de Manhattan.
Ubicado en el número 350 de la Quinta Avenida, entre las calles 33 y 34, ocupa la manzana completa en donde alguna vez se situó el hotel Waldorf-Astoria, que después se mudó a Park Avenue.
La construcción del “Empire State” fue de un poco más de un año, entre el 22 de enero de 1930 y el 01 de mayo de 1931, siendo desde ese día el rascacielos más alto del mundo con 381 metros de altura, hasta que en 1973 ese título pasó a manos de las Torres Gemelas.
Es un imponente edifico, icono y ejemplo de Nueva York para el mundo, con 102 pisos y un estilo arquitectónico art déco, que lo hace destacar entre los múltiples rascacielos de esa ciudad.
Muy cerca de ahí, un edificio que destaca entre los rascacielos es el que alberga el Museo Guggenheim de Nueva York. Su estética, belleza y ubicación lo hacen ser otro icono, siendo de pocos pisos y entre muchos edificios, un símbolo del arte y la cultura neoyorquina.
Construido por el gran arquitecto norteamericano Frank Lloyd Wright, el museo Guggenheim refleja el deseo del creador de dar a su obra la plasticidad de las formas orgánicas, siendo un diseño poco convencional para un museo, con el que se propuso edificar un lugar que no fuera lo que se esperaba por estar ubicado en Nueva York.
Wright diseñó una estructura que tiene el objetivo de no destacar por encima de las obras de arte del interior y que, al contrario, trata de que el edificio y las pinturas creen una sinfonía que llevará a sus visitantes a disfrutar el arte en su máxima expresión.
Viajemos juntos.