Andrea Macías Tarno
¡Hola!, ¿cómo están?, esperaba el momento para escribir este artículo pues el movimiento más importante que tendremos esta semana le corresponde a Marte nuevamente, cuya energía llegó desde finales de junio al signo de Aires para quedarse un buen rato y el 9 de septiembre inicia su fase retrógrada. Este tránsito será tan peculiar como 2020, así que es importante que estemos al tanto para canalizar esta energía de la mejor forma en lo personal como en lo colectivo, sobre todo, estar muy pendientes de nuestras acciones, impulsos, enojo y agresividad.
El movimiento retrógrado de los planetas es algo muy común, principalmente con Mercurio, que retrograda tres veces al año. En el caso de Marte, lo hace cada dos años aproximadamente, la última vez fue en 2018 entre junio y agosto en los signos de Acuario y Capricornio, pasado una temporada más larga de lo habitual.
Ahora le toca su turno en el signo de Aries, la última vez que lo hizo fue en 1988, así que si la memoria lo permite, recuerden qué pasaba en su vida por aquella época.
Al ser un planeta personal, sentimos su efecto muy de cerca, ya lo pueden estar experimentado al sentir cierta intolerancia, irritabilidad, impaciencia, ganas de pelear, estar de mecha corta, sintiendo que el enojo y la agresividad los rondan muy de cerca, así como el personaje de “Furia” en la película Intensamente.
La fase retrógrada de Marte será del 9 de septiembre al 13 de noviembre, tendremos una larga temporada para reflexionar y revisar los temas o asuntos que hayan surgido del 25 de julio al 8 de septiembre, en donde buscaremos una solución o compostura a lo que pasó.
¿Qué sucede durante esta fase? Marte es el planeta de la guerra, de la acción, es el motor, la fuerza de voluntad para conquistar nuestras metas y deseos y al estar en Aries, signo al que rige, está en su casa y se encuentra muy fortalecido, bajo el efecto de esteroides, pero todo esto entrará en pausa y la velocidad e impaciencia de Marte se verán disminuidas, no es el momento para ir a la guerra ni para pelear sino para revisar nuestras acciones y estrategias.
Será una temporada para replantear y revisar el rumbo o la dirección en la que vamos, nuestros proyectos, el estado en que se encuentra nuestro motor, nuestra fuerza, seguridad y confianza, necesarias para emprender y arrancar.
Podremos sentir que nuestra energía disminuye, cierto letargo, que no nos podemos mover fácilmente, experimentando frustración, impotencia, irritabilidad y enojo.
Como estaremos de mecha corta, será importante no caer en provocaciones o dejarnos llevar por la impulsividad y los arranques, de lo contrario, asumiremos y lamentaremos las consecuencias.
Pudiera parecer que no es un tránsito positivo, sin embargo es un excelente momento para aprovechar esta pausa y asegurarnos de que nuestro deseo está alineado con nuestro ser superior y no con nuestro ego. Es una temporada para confiar en el tiempo divino y mostrar nuestra madurez y comprensión. Trabajar la paciencia, conectar con nuestra intuición, no forzar decisiones ni movimientos mayores.
Como comenté en artículos pasados, Marte no va solo en el camino y se encontrará de nuevo con Saturno y Plutón en Capricornio, con quienes estará dialogando lo que sucedió durante agosto en su primer encuentro. Así que los temas a tratar y revisar no serán novedad para nosotros.
Este tránsito, como lo que llevamos del 2020 será una prueba más, tanto en lo personal como en lo colectivo, esta pausa puede frustrarnos y desesperarnos, llevarnos a responder de manera agresiva y violenta, el reto estará en no hacerlo, en mantenernos en nuestro centro y en respirar, pues cuando nuestra respiración nos pertenece, nadie puede robarnos la paz. ¡Un abrazo, hasta la próxima!