Por: Dulce Liz Moreno
“Se vuelve un idioma adicional”
A Vancuver llegó para el torneo. Entró a la sala y ninguna de las 50 y tantas caras le era conocida; nadie lo miró. Bastó con colocarse el gafete y caminar hacia las consolas. ¡Cepo!, dijo un centroamericano, un japonés le tendió la mano y un estadounidense repitió su nickname en inglés: C-three-p-o.
Los tres sabían exactamente su mejor puntuación. Así, el mexicano jugador de Smash comprobó que no necesitaba hablar francés para llevarse a todo dar con sus anfitriones y la fluidez de su inglés chocaba un poco con el acento de “los japos”.
Adrián Camacho Escalante vive en Hermosillo, Sonora, y desde 2001 supo de Smash. “Creces con eso, le tomas cariño, te vuelves bueno en el juego; te invitan a torneos y una cosa lleva a la otra hasta que haces amistad con gente que tal vez nunca veas en vivo; y, cuando estás entre jugadores, parece que han estado toda la vida contigo”.
Lo mejor del juego es eso, dice “C3po” que a donde llegues tienes casa y comida sólo porque juegas. Confianza al instante. Para Adrián, entre todos los personajes de Smach, le tomó aprecio a Luigi. Por empatía.
Porque él también tiene un hermano mayor. Porque las aventuras necesitan protagonista pero también bisagra y genio y ayuda y condimento. Su torneo favorito: el de Puebla. Durante nueve años juntó un promedio de 300 gamers en cada reunión. Pero este 2020 el coronavirus lo ha suspendido.
“¿Juego? Todo un estilo de vida”
Si a Julio lo ven tomando un autobús en Sonora, puede que llegue a Chihuahua, Nuevo León… o se lance a Puebla, Oaxaca y quién sabe dónde, pero siempre habrá un gamer de Smach recibiéndolo como hermano, como primo querido.
Julio Camargo aclara que su juego es el Super Smash Bros Melee, que apareció en 2001 y ahora se conoce como “la versión viejita”, porque en 2018 llegó Super Smash Bros Ultimate.
Claro, tiene que ver con las consolas de Nintendo y el cambio de generación. Pero, lo que empieza como entretenimiento crece.
Hace ligas con otras personas, permite conocer ciudades distintas, dormir en sitios frescos, contrastantes con su verano a 44 grados de Hermosillo, o en lugares de playa, sitios donde las zonas verdes abundan o se habla distinto.
Y un torneo permite a un participante como él comenzar a las 10 de la mañana y dejar el sitio hacia las 10 de la noche. ¿Hambre?, ¿sed?, sólo de aprender de los mejores la toma de decisiones, base de todas las aventuras en video, controladas por botones.
La foto con dos de los mejores jugadores del mundo dice mucho de este que es un estilo de vida. Sobre todo porque el tipo más alto, el de la barba, vive al otro extremo de su misma ciudad, nunca lo había visto en su vida, pero se volvió casi pariente para Julio. Sí, Adrián y Julio se encontraron gracias a Smash; son fans-familiares