Mario Galeana
A mediados de 2010, el artista mexicano Santiago Borja Charles visitó la casa en Londres de Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, para revestir su icónico diván.
En lugar de los tapices turcos con los que Freud recubría ese lugar dedicado a sus pacientes, el artista colocó textiles elaborados por el pueblo wixárika y repuso algunos cojines revestidos con otros signos huicholes de colores vibrantes, como flores y peyotes.
La intervención al consultorio fue una crítica en la que Santiago Borja llevaba años trabajando. Un contrargumento al atributo de la universalidad que Freud otorgó a su teoría del psicoanálisis; la idea de que su teoría podía ser aplicada, indistintamente del tiempo y la cultura, a cualquier persona sobre la faz de la tierra.
“En Europa, donde viví algún largo tiempo de mi vida, me empezó a interesar el porqué en las ideas que surgen a principios del siglo XX hay una idea de universalidad; y, como mexicano, que es resultado de todo ese colonialismo europeo, empiezo a cuestionar esa noción”, explica.
Su inconformidad frente a la posibilidad de que una sola idea podría aplicarse en todos lados había surgido años antes, durante su formación como arquitecto, cuando notó que incluso en ese ámbito la modernidad pretendía anular las condiciones particulares de cada sitio.
Lo explica la curadora Catalina Lozano, con quien Borja ha trabajado durante los últimos 15 años: “Como buen arquitecto desobediente, Santiago empieza a cuestionar los principios de la arquitectura, sobre todo de la arquitectura moderna, y eso ha desembocado en una investigación donde hace analogías e interroga ciertos principios de la arquitectura moderna a través de formas de pensamiento que podrían considerarse antagónicas al entendido de la universalidad”.
Las críticas de Borja hacia el concepto de la universalidad o el racionalismo, incluido el revestimiento del diván de Freud, así como sus ideas sobre el esoterismo, los Estados-nación y el patrimonio han sido incluidas en Réplica, una exposición de arte inaugurada este sábado 5 de noviembre en el Museo Amparo, donde permanecerá hasta el 20 de marzo de 2023.
RÉPLICA: REPETICIÓN Y RESPUESTA
A decir del director del Museo Amparo, Ramiro Martínez Estrada, el proyecto de Réplica fue trabajado durante cinco años, y sólo a causa de la pandemia, su instalación y apertura se pospuso hasta finales de este año.
Borja inaugura esta exposición en el marco de su participación en la Bienal de Venecia, uno de los encuentros artísticos más importantes del mundo, en el que formó parte de la representación de México junto a las artistas Mariana Castillo Deball, Naomi Rincón Gallardo y Fernando Palma Rodríguez, con el proyecto “Hasta que los cantos broten”.
Antes de exhibir su trabajo en la Bienal de Venecia, Borja tuvo un intenso debate con el resto de las artistas sobre qué significaba cargar con una representación nacional.
“Cada uno tiene una idea distinta de lo que es México, pero claramente persiste una idea, una idea del Estado-nación, de qué es el tipo de mexicanidad que quiere promover, como si fuera una cosa tangible y concreta. Pero el patrimonio es múltiple, y en cuanto uno comienza a pensar que es una cosa tangible y concreta, que es lo que hace el Estado, entonces el arte se vuelve simplista”, expuso en una conferencia de prensa realizada en el Museo Amparo recientemente.
Esa multiculturalidad al interior de México está presente en Réplica. Al idear una pieza sobre el concepto de escritura y comunalidad, Borja trabajó con mujeres tzotziles que elaboran textiles en Chiapas.
Allí percibió que, en San Juan Chamula, el trabajo textil no tiene motivos; no hay figuras, ni imágenes, y los tonos son sobrios y sosegados. Pero a menos de seis kilómetros de distancia, en la comunidad de Zinacantán, también en Chiapas, los textiles son floridos y llenos de colores vibrantes.
“Incluso a unos cuantos minutos de distancia hay una diferencia, hay arte tan distinta como lo puede ser le día y la noche. Y quizá eso es lo que me interesa en lo personal, romper con los monolitos de identidad”, abundó.
De este trabajo devino una de las piezas más interesantes de la exposición. Se trata de un textil con forma de hexágono, colocado de forma horizontal, del que se extienden hilos en cada una de las caras. A distancia, el textil produce ideas disímbolas: una turbina, un papalote, un enorme talismán.
“La práctica del tejido puede ser solitaria. Mientras las mujeres trabajan con sus telares, tienen otras actividades: cocinan, pastorean, crían a sus hijos. El tejido está entretejido con sus actividades cotidianas y las aísla. Mi idea fue hacer un tejido colectivo, que es acompañado por una grabación de una de ellas cantando”, explica Borja.
La obra del artista mexicano está fundada en entrecruzamientos como ése; en el trabajo en conjunto con investigadores y académicos, pero también con expertas en oficios y artes tradicionales diversas.
Como explicó la curadora Catalina Lozano: “Estos diálogos le dan forma a sus proyectos; Santiago absorbe esos quehaceres y así construye estas piezas o proyectos que son de muy largo aliento. Creo que una característica es que desarrolla su trabajo en lugares ajenos al contexto del arte contemporáneo”.
Además de la casa de Freud en Londres, Santiago Borja también ha realizado intervenciones en la casa del arquitecto Richard Neutra, en Los Ángeles, y en la Casa Sonneveld, en Holanda, que fue diseñada para funcionar tan eficiente como una máquina, resolviendo las necesidades domésticas de sus habitantes.
La mayoría de las piezas exhibidas en Réplica son, a su vez, la repetición de esas intervenciones que Borja ha realizado a lo largo de su trayectoria artística.
“La exposición ha sido un gran esfuerzo por traducir las cosas que sucedieron en otro lugar, sin intentar hacer una exposición documental con vitrinas o fotos. No, más bien buscando revalidar esos procesos de trabajo como parte importante de la obra. Porque en la obra de Santiago los procesos son tan importantes como el resultado final”, abundó Lozano.
Santiago Borja Charles
(Ciudad de México, 1970)
Arquitecto por la Universidad Iberoamericana en Ciudad de México, realizó una maestría en Teoría y Práctica del Arte Contemporáneo y Nuevos Medios en la Universidad de París 8, Vincennes-Saint Denis en Francia. Desde el 2016 es docente de la Escuela Nacional de Arte La Esmeralda. De igual modo, publica regularmente en catálogos y revistas textos críticos sobre arte y arquitectura.
En este momento, su trabajo se desarrolla a partir de la intersección entre arte, arquitectura y antropología. Entre sus proyectos más recientes están Premier Contact en la ciudad francesa de Beauvais, Totemic Sampler en Kortrijk, Bélgica y Everything Falls Into Place When it Collapses en el SMOCA de Arizona en colaboración con el Taliesin West y el ASU Museum of Art.
Ha realizado diversas intervenciones para sitio específico, tales como A Mental Image para la Sonneveld House en Rotterdam; Suprasensible para el Pabellón Mies van der Rohe en Barcelona; Sitio para la Villa Savoya de Le Corbusier en Poissy, Francia; Fort Da / Sampler en la Neutra-VDL House en Los Ángeles; In the Shadow of the Sun en el IMMA de Dublín; Diván en el Freud Museum London; Décalage en el Museo experimental El Eco en Ciudad de México; y Halo en el Pavillon Le Corbusier, CIUP París. Participó en la representación de México durante la Bienal de Viena en 2022.
Catalina Lozano
Catalina Lozano, curadora e investigadora. Es historiadora por la Universidad Nacional de Colombia, con maestría en Culturas visuales del Goldsmiths College, en Londres; y en Teorías y prácticas del arte de la École des hautes études en sciences sociales (EHESS), en París.
Se interesa en relatos que cuestionan formas hegemónicas de conocimiento. En 2011 cofundó de_sitio, una plataforma de proyectos en Ciudad de México, y en 2017 Lo Otro, un proyecto editorial independiente. Formó parte del equipo artístico de la 8ª Bienal de Berlín en 2014. Actualmente se desempeña como Curadora Asociada en el Museo Jumex.