La película está hecha con la participación de vecinos que se han involucrado desde el inicio, con la traducción y adaptación del guion
Mario Galeana
Fotos: cortesía Catrinita
En octubre del año pasado, el fotógrafo Diego Huerta viajó a la comunidad zapoteca de San Pablo Güila para preparar la filmación de Catrinita, su primera película de ficción.
En el camino principal que conduce a este pueblo ubicado en los Valles de Oaxaca ya lo esperaba el particular grupo de actores que dan vida a los personajes del largometraje: maestras, madres, estudiantes, campesinos, todos integrantes de la comunidad.
“Son personas que no han tenido ningún acercamiento con alguna escuela de teatro, pero yo trataba de darles la dirección y ellos se iban adaptando. Como yo no hablo zapoteco, la traducción del guion la hicieron ellos; juntos hicimos talleres de lectura de guion”, detalló Huerta, de visita en la ciudad de Puebla.
El trabajo durante aquellos días emprendido por Huerta y su equipo resultó en la producción de un teaser para preparar la grabación de la película, lo cual se llevará a cabo durante el año en curso.
La intención del fotógrafo neoleonés es que, a lo largo de 17 días de producción, la película sea grabada completamente, para que su estreno se lleve a cabo en San Pablo Güila el próximo 2 de noviembre, Día de Muertos.
Catrinita será la primera película de ficción mexicana hablada en lengua zapoteca. El largometraje reinterpreta el origen de Catrina ideada por el ilustrador José Guadalupe Posada, a través de una niña.
La idea del guion surgió luego de que Huerta conociera el origen de La Catrina mexicana: “Tristemente viene de una burla hacia el pueblo indígena que en aquel entonces vendía garbanzos. En la época colonial la gente solía vestir de forma pomposa y la catrina es una burla directa a esa sociedad que rechazaba las raíces de sus orígenes. Pensé que no era justo y me propuse hacer otro mito de origen a La Catrina. Es mi primera historia escrita”, explicó el fotógrafo.
Aunque es oriundo del noreste de México, Diego Huerta reveló que hasta los treinta años descubrió la celebración del Día de Muertos en el norte y el sur del país. Con el propósito de fotografiar aquella tradición, viajó a Tzintzuntzan, en el estado de Michoacán, y los colores vibrantes de las flores y las velas, junto con la atmósfera del rito, terminaron cautivándolo de sobremanera.
“Para mí, el Día de Muertos era Halloween, sencillamente. Siento del noreste, parece que es más sencillo conocer las costumbres de Estados Unidos. Pero cuando conocí esta tradición para mí fue como descubrir un mundo. Me di cuenta de que yo no conocía ese México”, contó.
La producción de “Catrinita” es financiada de manera independiente. A través de una campaña de financiamiento, su director reunió 7 mil dólares para ejecutar el proyecto a lo largo de este año.
Su intención es que, tras su estreno, la película pueda ser exhibida a través de distintas plataformas de streaming.
Éste será la tercera producción audiovisual de Diego Huerta, pero es la única que cuenta una historia de ficción. En 2021,
Huerta recaudó 10 mil dólares para realizar su primer documental, “La Tehuana”, que registra la vida de la comunidad de Santo Domingo Tehuantepec, en el istmo oaxaqueño.
En 2022 llevó a cabo su segunda producción, “Charros y escaramuzas”, que lo llevó a recorrer los estados de Jalisco, Zacatecas, Hidalgo y Washington, con la intención de documentar esta práctica declarada patrimonio inmaterial de la humanidad.
En las últimas dos décadas, Diego Huerta se ha dedicado a viajar por México y Estados Unidos rescatando a través de su lente los usos y costumbres de los pueblos indígenas. Su trabajo ha sido publicado en medios tanto nacionales como internaciones como National Geographic.