Desde ayer, el inmueble del siglo XVI en ese municipio reabre puertas, tras dos años de trabajo de Secretaría de Cultura federal y el INAH, con 11.5 millones de pesos, para consolidar el templo que padeció daño severo tras los sismos del 7 y el 19 de septiembre de 2017.
La comunidad volverá a utilizar el inmueble para servicios religiosos.
Aún falta una segunda parte de rescate.