NOÉ MARTÍNEZ, ARTISTA VISUAL, TATÚA PLANTAS MEDICINALES EN LIENZOS CON LOS QUE APLICA UN REMEDIO HUASTECO A PIEZAS DE ARTE VIRREINAL
Mario Galeana
Fotos: Mario Galeana y Museo Amparo
Durante estos días, la cuidadosa selección de piezas artísticas novohispanas que la coleccionista Ángeles Espinosa Yglesias Rugarcía reunió a lo largo de su vida se encuentra cubierta con telas impregnadas de los aromas y colores del tabaco, la ruda, el cempasúchil y el muicle, plantas medicinales que se utilizan en rituales de curación en la comunidad huasteca.
El autor de esta intervención a la Colección de Arte Virreinal del Museo Amparo, el artista visual Noé Martínez, cubrió estas delicadas piezas de platería y porcelana, esculturas de marfil y óleos sobre lienzo, porque está convencido de que, a veces, ocultando las cosas, podemos ver lo que no es obvio.
Y lo que no es obvio, en este caso, es que la irrebatible belleza de estas piezas es, al mismo tiempo, un reflejo de la dolorosa esclavitud de la que fueron víctimas los pueblos originarios de México.
Egresado de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, Martínez ha trabajado durante los últimos seis años investigando la esclavitud y el comercio de personas indígenas durante la época virreinal, a través de las rutas de comercio de la época.
La capitulación de este trabajo es justamente “La historia de los caminos”, que aprovecha el ambiente hogareño de una suntuosa casa poblana del siglo XIX para crear un diálogo entre el pasado y el presente, entre lo colonizado y lo indígena.
“Estamos acostumbrados a pensar la esclavitud en México como personas africanas o chinas llegando al país, pero no pensamos en los pueblos originarios saliendo de Europa, del Caribe, yendo a Sudamérica o a la costa de África a través de estas rutas y puertos”, explica.
Con base en una investigación realizada en el Archivo General de Indias, documentos parroquiales de la época colonial, investigación bibliográfica y trabajo de campo, el artista pudo documentar que el puerto de Pánuco, en Veracruz, fue el sitio en el que miles de indígenas fueron comercializados e intercambiados por animales de carga.
“Al tocar el Archivo de Indias, por ejemplo, me di cuenta de que tenía en mis manos un papel que hablaba del destino de cien mil personas. Cuando ves una lista de cien mil personas salidas del Pánuco, una lista en la que vienen sus nombres, sus edades y cómo fueron vendidos, te enfrentas a una corporeidad del objeto que te está hablando más allá de lo histórico”, recuerda.
A partir de ese momento, sintió que los objetos le hablaban.
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Dejó de ver marfiles, lienzos, enseres de maderas finas, y comenzó a pensar en los brazos que los habían cargado y en las raíces de los árboles de los que habían sido arrancados, moldeados y pulidos.
Para aliviar el dolor de esos objetos, pero también para hacer evidente la carga histórica de la que están hechos, recordó los remedios que su abuela, originaria de la Huasteca potosina, solían aplicarle a él cuando estaba enfermo.
Lo enrollaban en una sábana ahumada con plantas medicinales, soplaban el calor de éstas a su cabeza, y una persona más entonaba oraciones en náhuatl mientras alguien, en la lejanía, hacía sonar percusiones.
Mediante el gesto de envolver las más de cien piezas que componen la Colección de Arte Virreinal del Museo Amparo, reunidas por la misma fundadora del museo, el artista Noé Martínez representa una forma de sanación transgeneracional de los dolorosos procesos históricos que les dieron lugar.
Como, por ejemplo, la explotación del trabajo humano, las creencias que se impusieron, el orden social que justificaron y las rutas de intercambio a través de las cuales cruzaron caminos con pueblos desarraigados y esclavizados.
Para acompañar esta nueva lectura de los objetos de arte, el también cineasta nacido en Morelia, Michoacán, realizó seis videos en los que artistas escénicos replican los movimientos y la corporeidad de los esclavos mexicanos.
Según Martínez, muchas veces viajaban amordazados en los barcos, por lo que, ante la ausencia de palabras, los esclavos desarrollaron sistemas de comunicación corporal a través del golpeteo en distintas partes del cuerpo.
También eran obligados a caminar en posiciones específicas, en aras de sostener las piezas y diversos objetos que los colonizadores pretendían transportar desde las costas hasta las ciudades del centro del país, como Puebla.
“Se trata de pensar en el cuerpo como un archivo, de interrogarlo a través de distintas técnicas escénicas. Es muy probable que todos los mexicanos tengamos un ancestro que vivió el trauma de los barcos, el dolor de la esclavitud”, subraya.
Curado por Tatiana Cuevas, directora del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), el proyecto podrá visitarse en las Salas de Arte Virreinal y Siglo XIX del Museo Amparo hasta el 2 de septiembre.
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SEMBLANZA
Noé Martínez (Morelia, México, 1986)
Es un artista visual y cineasta graduado en la Escuela Nacional “La Esmeralda” (Ciudad de México). Trabaja con el legado de los pueblos originarios y la historia virreinal para visibilizar problemas que aquejan al México contemporáneo.
El lenguaje, la identidad, la colonización en el siglo XVI, los procesos de lucha y reivindicación de las comunidades indígenas, así como las manifestaciones sociales y comunitarias son temas recurrentes en sus piezas, desde proyectos editoriales hasta dibujos, videos e instalaciones.
En el centro de su práctica artística, marcada por la interrogante sobre cómo se construyen la identidad y la historia, opera una visión que se mueve a contracorriente de los discursos oficiales y realza la fuerza y el potencial político de la memoria.
Ha sido beneficiario del programa BBVA Bancomer / Museo de Arte Carrillo Gil (2015), de la beca Adidas-Border (en colaboración con María Sosa y Jorge Scobell, 2014), así como de la beca de Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (2012). Su obra integra las colecciones de The Museum of Contemporary Art Chicago, Kadist (San Francisco), y Museo Amparo (Puebla).
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