TEXTO Y FOTOS:JAIME CARRERA
Para sus compas, Israel Jiménez Andrade era el niño “loquito”, el de la imaginación desbordada en rayas, líneas y trazos intercalados entre los apuntes de los cuadernos, esos retazos de papel para los primeros dibujos de un arte que más tarde descubrió en la calle, en el barrio.
Las paredes de inmuebles de la colonia Gonzalo Bautista en la capital poblana se convirtieron desde el 2004 en sus lienzos, donde se introdujo en el mundo del graffiti ilegal, ese que — reconoce— comenzó a ser un problema visual después convertido en arte urbano.
Hasta la fecha mantiene su apodo de la infancia como pseudónimo artístico: Foster, proveniente de la caricatura La Mansión Foster, protagonizada por Mac, un pequeño de ocho años de edad que crea amigos imaginarios más tarde alojados allí para ser adoptados por otros niños.
Justamente a sus ocho años de edad es que Israel inició a adentrarse en el dibujo realizando copias de cómics, en 1997 las caricaturas predilectas de los niños como Dragon Ball Z, los Caballeros del Zodiaco, Pokémon y X-Men, fueron parte de la influencia de sus trazos.
A los 12 años conoce el movimiento del graffiti, pero unos años después se adentra en él: tags (marcas que identifican a un autor) y bombas (firma artística que llena espacios públicos), fueron de sus primeras huellas en la ciudad de Puebla, cuando el graffiti radical no lo era si era legal.
“Básicamente así empieza uno, ahí con la banda, es lo que normalmente se hacía: letras, un poco de bombas, de firmas, aunque lo mío era con un poco más de composición, como me gustaba el dibujo, empecé a llevar la técnica del aerosol un poco más desarrollada”.
Unos “monos” basados en personajes de caricaturas fueron también parte de su proceso de llevar más allá el graffiti, el cual interrumpió después de salir de la secundaria y ponerse a trabajar, pero que retomó a partir del 2006 de una manera más profesional y formal.
“Ahí en el barrio había un amigo que me decía te avientas unos dibujos chidos. Este bato conoce a alguien que se convierte en un amigo muy entrañable: Recek, y me lleva a su casa, él ya hacia graffiti legal como murales y es él quien me empuja al arte urbano formal”.
Recek, perteneció a un crew (grupo de escritores de graffitis unidos por un mismo nombre que les representa) y es uno de los graffiteros con mayor historia en Puebla, actualmente lleva 20 años inmerso en el arte callejero y urbano y acercó a Foster a la cultura del hip hop y el rap.
“Recek pertenecía a un crew que se llama One Seven Three, en esos tiempos (2006) que ya tenía renombre a nivel estado, ahora se llama Colectivo 173, lógicamente nosotros nos salimos de ese crew hace como 10 años, y ahora lo lleva otro compa”.
A sus 32 años, Israel aún tiene presente que el arte lo conoció en la calle y no en la academia, fue con la banda en el barrio y eso es todo un orgullo. Aún con el paso del tiempo, en su propia Mansión Foster, se mantiene un niño que convertido en hombre centra su obra en el valor de los animales.
“Es con perseverancia, constancia y las ganas de arriesgarse, no hay que tener miedo, creo que el graffiti lo hice como un tema de hobbie, de encontrar un mundo, pero cuando lo he vuelto más profesional he ido creciendo y es muy satisfactorio”.
EXPLOSIÓN DE COLORES
Una explosión de colores da la bienvenida a los visitantes de la Sala 2 de la planta baja de San Pedro Museo de Arte, en el Centro Histórico de Puebla. Es la exposición “Psicodelia Animal”, integrada por 13 obras del artista poblano Foster.
El recorrido por la exhibición abre la mirada de los asistentes a partir de psicodélicas obras de arte con animales nativos y plantas alucinógenas como protagonistas y ejes centrales de la mitología y religiones de diversas comunidades en el país.
“Está la onda del hikuri: el venado con peyote, la danza del venado azul y una liebre con el tema de la ayahuasca. Aunque la psicodelia la involucro mucho en la forma de la interacción de los colores, no tanto relacionado con un alucinógeno o droga”.
Animales despojados de sus colores naturales y sumergidos en una psicodelia de tonalidades es como se podría definir esta exposición, que intrigan a la gente, pero también provocan una concientización sobre la extinción de las especies.
“Yo era de los batos que lanzaba patadas a los perros o que no le gustaban los gatos, pero cambia tu percepción sobre los animales, seres que sienten y más los animales en peligro extinción porque no los vas a volver a ver si no los cuidas”.
Esta es la segunda exposición individual de Foster, de acceso gratuito en San Pedro Museo de Arte, la cual puede ser visitada hasta el 9 de enero de 2022, de martes a jueves de 10 a 17 horas y viernes a domingos de 10 a 18 horas.